martes, 20 de diciembre de 2011

RAMÓN COBO SAMPEDRO
(Primera mitad del S. XIX – 1911)


Sacerdote, profesor, latinista.

Cerramos el año con la reseña biográfica de un paisano, nacido en fecha aún por determinar y fallecido en Córdoba, ciudad en la que residió gran parte de su vida, el 20 de agosto de 1911. De él sabemos que tuvo dos vocaciones: de un lado, el sacerdocio; de otro, la enseñanza. En 1866 se graduó de bachiller en Filosofía por la Universidad de Granada, y tres años después nos lo encontramos ya como titular de una cátedra de latín, concretamente en el instituto provincial de Badajoz. No obstante, como ya hemos apuntado antes, su labor académica la desarrollaría, ante todo, en la vecina Córdoba, adonde fue destinado en 1874. Y allí permanecería durante toda su vida profesional, en el edificio que hoy alberga el instituto de educación secundaria “Góngora”, en la céntrica plaza de las Tendillas, y cuya fachada podemos apreciar en la foto.


Tendillas de Córdoba, con el instituto al fondo
 (lopezneyra.blogspot.com)


Entre 1880 y 1882 fue director del citado centro, repitiendo en el cargo en 1903, ante el repentino fallecimiento de su antecesor. En esta su segunda etapa al frente del instituto cordobés, se finalizaron unas importantes obras, dentro de los continuos proyectos de ampliación que llevaron a cabo diferentes directores a lo largo de finales del XIX y principios del siglo XX.

El obispo de Córdoba, Fray Ceferino González y Díaz-Tuñón (1875-1883), hombre de grandes dotes intelectuales, se fijó en la persona de Cobo Sampedro y lo incorporó al claustro del Seminario Conciliar de San Pelagio. Allí tuvo destacadas actuaciones. También fue profesor de la Universidad Católica Asimilada de Córdoba; académico de la correspondiente de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes (1897); y de la Real Academia de la Historia. Igualmente en su currículum hay que citar que fue doctor en Derecho por la Universidad de Granada (1873).

Es autor de un Análisis y traducción de las oraciones gramaticales latinas, obra publicada en Córdoba en 1878. También realizó estudios biográficos, como el dedicado a Ambrosio de Morales (humanista, arqueólogo e historiador cordobés del siglo XVI) (1879) y a Pablo de Céspedes (otro hombre del Renacimiento español: poeta, escultor, arquitecto...) (1881). Su pasión por la historia lo llevó también a publicar un estudio acerca del Cronicón de Sebastián, en 1870. 


Portada obra de Ramón Cobo


El periodista y literato cordobés Ricardo de Montis (1871-1941) cita otras de sus publicaciones, como el “Balance literario cordobés de 1911” (publicado en el Diario de Córdoba el 21 de enero de 1912) y las traducciones de los cronicones de Sampiro y del obispo e historiador hispano-romano Idacio. Igualmente es suyo el programa oficial de Latín y Castellano, y la Memoria sobre el estado del Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Córdoba (1881).



FUENTES:

CABALLERO VENZALÁ, Manuel; Diccionario biobibliográfico del Santo Reino. Jaén, IEG, 1986. Tomo II.

ENCICLOPEDIA UNIVERSAL ILUSTRADA. Madrid, Espasa-Calpe. Tomo XIII.



domingo, 11 de diciembre de 2011

FRANCISCO DEL VILLAR Y BAGO
(? - 1639)



Escritor franciscano.

El personaje que traemos hoy aquí está envuelto por el misterio, y ello por dos motivos: el primero nace del desconocimiento que se tiene de este escritor, que debió ser persona muy apreciada en la época, a tenor de los datos que hemos manejado; y el segundo proviene del peculiar mosaico que forman los escasos, pero atrayentes, retazos de su biografía.

Sabemos que es hijo de Andújar porque así se afirma en una de sus obras: el Discurso apologético, en el cual se prueba que la población que antiguamente se llamaba Illiturgi o Forum Iulium, es hoy la ilustre ciudad de Andújar (manuscrito de 1639), aunque ignoremos su año de nacimiento. También conocemos algunos datos de su formación académica: hizo los estudios de Gramática con el presbítero licenciado Melchor Navarro; en 1582 seguía lecciones de Teología en el Colegio de San Antonio de Portaceli (Sigüenza), donde los estudiantes de la diócesis de Jaén disfrutaban de becas. Aunque Torres Laguna se refiere a él como religioso trinitario, perteneció a la Orden franciscana y debió residir en Andújar durante buena parte de su vida, ya que la mayoría de sus vicisitudes personales, así como su obra, tienen una relación directa con su ciudad natal. Llegó a ser Ciario Perpetuo y Comisario Apostólico de la Santa Cruzada en el Arciprestazgo de Andujar.

Pero Francisco del Villar no se limitó a ser un fraile más y a llevar una pacífica existencia en el convento de San Francisco, hoy desaparecido. Antes hemos citado una de sus obras, que no llegó a publicarse quizás por fallecer antes de poder darla a la luz. Sólo leyendo el título intuimos en el franciscano a un espíritu curioso y cultivado, ávido de conocimientos y de comunicarlos a los demás. Parece que Torres Laguna, en su obra Iliturgi, no llegó a consultar este manuscrito, pero cita al padre Villar porque este ya se había referido al origen de Andújar en una obra anterior. Nuestro biografiado defiende la teoría, ya abandonada, de que la antigua Iliturgi fue el germen de la actual Andújar y alaba la elección del lugar para la edificación de ambas ciudades. Todo esto lo podemos encontrar en la Relación de la fiesta que celebró el muy observante convento de San Francisco, de Andújar, al glorioso San Pedro Baptista y sus compañeros, primeros mártires del Iapón, editada en 1629, obra auspiciada por el propio autor y donde se recogen las distintas colaboraciones literarias que quisieron glosar este hecho del martirologio católico en un certamen poético, tan usual en la época, que se había celebrado dos años antes. En este caso fue galardonado con tres premios y demuestra su poder versificador con un soneto, décimas, glosa y romance.


Cuatro años después publica una obra de similares características: Relación del solemne recebimiento que en la Ciudad de Andújar se hizo a una Imagen de la Concepción de la Virgen Santíssima Nuestra Señora; aunque no se trate de reproducir en este caso ninguna contienda lírica. De 1635 tenemos la Fiesta a la conducción del agua y primeras fuentes de la Ciudad de Andújar. También en este último caso, el “alma mater” es el inquieto franciscano, que ya no participa como concursante pues formó parte del jurado de esta convocatoria acaecida en 1633.


Pero no sólo se dedicó nuestro fraile a glosar la actualidad de su ciudad: Caballero Venzalá se refiere a un manuscrito, conservado en la Biblioteca Nacional, donde defiende a Góngora, dentro de la polémica creada en la época acerca del estilo culterano: "Al padre maestro fray Joan Ortiz, ministro de la Santísima Trinidad en Murcia". El destacado tratadista Cascales respondió al padre Villar en una de sus Cartas filológicas (la número diez), alabando al primer Góngora pero criticando sus posteriores escritos, tan difíciles de entender.




El inquieto andujareño también mostró interés por la bóveda celeste, lo cual le acarreó algún que otro problema con la Inquisición. El profesor Coronas nos refiere cómo tuvo que demostrar ante el Santo Oficio que su interés por los astros era meramente científico y no adivinatorio.

Pero el hecho más misterioso de este fraile curioso y erudito, es su propia muerte. Volvemos a acudir a Torres Laguna que en su obra póstuma Andújar a través de sus actas capitulares (1600-1850), refiere un acuerdo del Cabildo, tomado el diez de junio de 1639: el Ayuntamiento de Andújar manda que se les dé captura a los asesinos de don Francisco del Villar, «clérigo, presbítero y vicario perpetuo de rentas de esta ciudad y arciprestazgo». El documento nos da los nombres de los matones (Juan de Arenas y Manuel de Mestanza), pero no explica sus motivos, añadiendo a la vida del padre Francisco nuevas incógnitas. Al primero de los asesinos -seguramente la mano ejecutora por tener el castigo más severo- se le condena a morir ahorcado y a que «después sea quitado de la dicha horca y hecho cuartos, que se pongan por los caminos que vienen de los cercados a la parte del arroyo Molinos y la cabeza y mano derecha se pongan en un palo alto y escarpia junto al barranco que está cerca del río Guadalquivir a la vista de la casa y cercado que dicen de las Colladas». A Manuel de Mestanza se le condenaba a seis años de galeras y al pago de las costas.

Restos del antiguo claustro de San Francisco

Ojalá que en un futuro próximo podamos saber más de este hombre del Barroco, figura desdibujada por el paso del tiempo, pero de una trayectoria vital tan interesante, que vivió con pasión, sobre todo lo relacionado con el cenobio franciscano, del cual tan pocos recuerdos nos han quedado, recuerdos como el de esta vieja fotografía donde aún se perciben las arcadas del claustro.



FUENTES:

ALBORG ESCARTI, Juan Luis; Historia de la literatura española. Tomo II. Madrid, Gredos, 1977.

CABALLERO VENZALÁ, Manuel; “Una fiesta a la Inmaculada Concepción en Andújar (S. XVII)”, Actas III asamblea de estudios marianos. Córdoba, El Almendro, 1987; pp. 132-136.

CANAVAGGIO, Jean; “Góngora et la comedia nueva. Un témoignage inédit de Francisco del Villar”, Melanges de la Casa de Velázquez. I, (1965), 245-254.

CASCALES, Cartas filológicas. Madrid, Espasa-Calpe, 1959. tomo I.

CORONAS TEJADA, Luis; La inquisición en Jaén. Jaén, Diputación provincial, 1991

TORRES LAGUNA, Carlos de; Andújar a través de sus actas capitulares (1600-1850) . Jaén, IEG, 1981.

VALLADARES REGUERO, Aurelio; “Dos justas poéticas celebradas en Andújar (1627 y 1633)”, BIEG, 164, (1997), 149-204.


miércoles, 23 de noviembre de 2011






MANUEL ALDEHUELA PALOMINO
(1892-1950)





Pintor escenógrafo y ceramista.

Abundando en la memoria de Luis Aldehuela, recuperamos ahora el artículo dedicado a su padre, que fue publicado en El Nuevo Guadalquivir (junio-julio 1996).

El apellido Aldehuela está unido, en Andújar, al arte. Es como si en los genes de esta familia se hubiera introducido, desde mucho tiempo atrás, la admiración por las formas bellas, la irresistible atracción hacia la plasmación de la realidad sobre un lienzo, hermanándose con la cerámica vidriada, modelando el duro bronce... Me cuenta Rafa Frías que ya hay constancia de unos Aldehuela artistas en el pasado de nuestra ciudad. Bien pudiera ser que fueran aquellos, antecesores en el buen hacer estético de los que hoy conocemos y cuya obra admiramos. Al frente de todos está el maestro Luis, cuya sabiduría y lucidez siguen parejos a su sensibilidad pictórica.

El maestro Aldehuela en su taller de escenografía
Pero hoy, nos vamos a detener en la figura de don Manuel, padre de éste, injustamente olvidado de la memoria artística de la ciudad, a pesar del homenaje tributado hace unos años por este mismo medio de comunicación aprovechando los festejos de septiembre. Don Manuel Aldehuela Palomino se dedicó la mayor parte de su vida a un oficio curioso y apasionante: la confección de decorados para los escenarios teatrales. Desde su estudio de la calle Las Monjas, y frente a un equipo competente de jóvenes artistas, don Manuel plasmó sobre enormes lienzos los más dispares ambientes para las obras que representaban las compañías del país. Desgraciadamente, estos productos artísticos eran de consumo rápido y periódico: cuando la obra se quitaba de cartel, los decorados eran arrumbados, hacinados en cualquier parte, esperando el momento de convertirse en "trastos inútiles". Don Manuel fue llamado también para decorar las embocaduras, paredes y techos de los teatros. Sin embargo, éstos, o han desaparecido (es el caso del Teatro Español de Andújar) o han sido remodelados, habiéndose eliminado sus pinturas.

Virgen de la Capilla (1945), en la fachada de la basílica menor
de S. Ildefonso, en Jaén (www.retabloceramico.net)


El arte pictórico de Aldehuela no se termina aquí. Manuel Montoro le pidió que decorase los techos de su casa de la calle Ollerías. Ello ocurriría sobre la década de los veinte, época de construcción de muchas casas señoriales, dentro de una remodelación estética de la ciudad. En este caso, tampoco podemos admirar la obra del artista, pues la casa se demolió hace ya unos años, siguiendo la pauta, tan amada por estas tierras, de la modernización a toda costa y el lucro rápido y fácil. Tampoco pueden nuestros ojos ver las pinturas que realizó en el camarín de la Virgen de la Cabeza, en su Real santuario de Sierra Morena, allá por 1917; ni la gruta de Santa María, pensada para albergar a la misma advocación mariana. Y lo mismo ocurre con otro cuadro de azulejos instalado en la fachada de Santa María sobre 1940 y que hoy está en paradero desconocido(http://andujarhistorica.blogspot.com.es/2010/04/cuadro-en-azulejos-de-manuel-aldehuela.html).

Y por si todo esto fuera poco, su proyecto de retablo en cerámica para el altar mayor del santuario del Cabezo quedó en eso: en proyecto. En este caso tenemos por lo menos el boceto, estudiado por Córcoles de la Vega, que puso de manifiesto el ingente trabajo de don Manuel, al conjugar todos los elementos arquitectónicos de la retablística local anterior a la Guerra Civil. Y es que don Manuel no era ajeno ni al rico patrimonio artístico que atesoraba su ciudad (y que la ira humana, los intereses económicos y la dejadez nos han arrebatado) ni a la milenaria tradición ceramista; de ahí que fuera nombrado director de la escuela de cerámica de Andújar.

Nos queda, eso sí, la bellísima azulejería de la capilla de la Virgen de la Cabeza en la madrileña iglesia de San Ginés, donde fue ayudado por su hijo Luis. También, como una joya de la cartelería local, el cuadro que sirvió de anuncio gráfico de las fiestas del VII centenario de la Aparición. Igualmente, las madres trinitarias guardan en su cenobio un cuadro de San Antonio de Padua que fue pintado por don Manuel y una Virgen de la Cabeza la parroquia de Santiago, en la Lagunilla.

Cartel Fiestas VII centenario
(andujarhistorica.blogspot.com)

Decoración cerámica en la capilla de la Virgen de la Cabeza en S. Ginés.

Cuadro en la parroquia de Santiago.



Si el tiempo y las circunstancias han borrado las huellas de su arte, que no ocurra lo mismo con su recuerdo.


Hasta aquí el artículo publicado en su momento. Tengo que decir que el propio Luis Aldehuela quiso completar estos leves datos biográficos con unos folios que me pasó y que hoy conservo como un pequeño tesoro. Allí me ampliaba el listado de obras de su padre: decoración del teatro “Gran Torcal” de Antequera, jarra vidriada entregada al general Miaja, frescos en una casa particular de Marmolejo, decoración del desaparecido “Teatro Español de invierno” en Andújar... 
 
No obstante, el curioso podrá encontrar una profunda semblanza de don Manuel en “Estudio de aproximación sobre la biografía de Manuel Aldehuela Palomino”, de Santiago de Córdoba Ortega, autor que prologa y estudia la obra Los últimos que fuimos a la guerra, de Luis Aldehuela (Andújar, Ediciones Plaza Vieja, 2007). En aquel momento pedía Santiago de Córdoba que se le diera el nombre de nuestro ceramista y escenográfo a una sala escénica en Andújar. Yo, al menos, pido que no se olvide el Ayuntamiento de añadirlo al nomenclátor de calles y altozanos de nuestra ciudad. Se lo debemos.


FUENTES:

CÓRCOLES DE LA VEGA, Juan Vicente; “Un proyecto de retablo para el santuario de la Virgen de la Cabeza en Andújar”, III Asamblea de estudios marianos. Actas. Córdoba, El Almendro, 1987; ,pp. 199-204.

REVISTA Don Lope de Sosa.

VARIOS, “Andújar”, Coleccionable Jaén. Pueblos y ciudades, 16, (1997), pág. 315.


miércoles, 9 de noviembre de 2011

FRAY AGUSTÍN DE QUIRÓS
(1568-1622)


Jesuita.

Presentamos, en esta ocasión, a otro preclaro hijo de Andújar, que fue bautizado el seis de septiembre de 1568 en la parroquia de Santa María La Mayor de Andújar y a quien sus padres (Valentín y Catalina) pusieron el nombre de Agustino Bernardo. Hallaría la muerte años después muy lejos de su patria chica: en Puebla, Méjico. Pero durante su existencia fue uno de los miembros más relevantes de la Compañía de Jesús, congregación en la que ingresó cuando contaba diecisiete años de edad.


Jesuitas (Baeza)
(De es.wikipedia.org)

Fray Agustín de Quirós se sintió inclinado desde sus primeros años como jesuita por la Gramática, explicando esta materia, junto a la de Humanidades y las Sagradas Escrituras, en los colegios de Córdoba y Granada. Además enseñó latín en el seminario. Compaginó su labor docente con la dirección de varios colegios, como los de Baeza y Granada. En esta última ciudad lo encontramos comenzando a dirigir el Colegio de San Pablo un 22 de octubre de 1606. De él dice el historiador jesuita Joaquín de Béthencourt:

“Varón por cierto digno de toda veneración por sus grandes letras así humanas como divinas, por su prudencia, por su religión y santidad, de quien hará honorífica mención el colegio de Baeza a quien gobernó con grande suavidad y amor, y edificó con sus virtudes e incitó con su ejemplo a la observancia de la disciplina religiosa. Y a este de Granada lo afervoró luego que lo tomó a su cargo”.

En Granada desarrolla una intensa actividad. De entrada, ese mismo año de 1606 tuvo que enfrentarse a la escasez provocada por la sequía; aunque, a pesar de ello, siempre había comida para los pobres, como las gentes que huyeron de la peste que asolaba la ciudad de Fez. Continuó también con las obras emprendidas en el colegio, que terminaron en 1608. Y tuvo que enfrentarse con la Universidad granadina al intentar que los jesuitas impartieran determinadas enseñanzas, extremo este que para la Universidad suponía una intromisión en los estudios reglados por ellos. En 1609 dejó la dirección del colegio, pero volvió a ella tras el fallecimiento del padre José Alderete. En esta segunda etapa leyó Sagradas Escrituras y siguió acrecentando la buena estima que todos tenían de él. De tal manera que en 1616 es nombrado provincial, cargo que ocuparía hasta 1621. 

Jesuitas (Granada)

Después es enviado a Sevilla para ser instructor de jesuitas. Allí publica en 1622 un Comentario acerca de algunos libros del Antiguo y Nuevo Testamento, fruto de una dilatada vida de investigación y reflexión acerca de las Sagradas Escrituras. De él también se conserva un opúsculo con el título Breve discurso contra el abuso de afectar vocablos antiguos y desusados que oscurecen la oración, donde se muestra contrario al uso gratuito de arcaísmos y latinismos. Y su firma también aparece aprobando diversas obras impresas tanto en Granada como en Sevilla: sermones, poemarios surgidos de justas poéticas, e incluso el Arte de predicadores de su paisano Terrones del Caño.
Fue nombrado visitador de Méjico, pero el viaje hizo mella en el ya anciano Agustín y murió poco después de llegar a tierras americanas, un 13 de diciembre de 1622.



FUENTES:

BÉTHENCOURT, Joaquín de; Historia del colegio de San Pablo. Granada, 1554-1765. Granada, Facultad de Teología, 1991.

ENCICLOPEDIA, Enciclopedia Universal Ilustrada. Madrid, Espasa-Calpe.

GALLARDO, Bartolomé José; Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos. Madrid, Imprenta de Manuel Tello, 1889. Tomo IV.

SIMÓN DÍAZ, José; Jesuitas de los siglos XVI y XVII: escritos localizados. Madrid, Universidad Pontificia de Salamanca – Fundación Universidad Española, 1975.


viernes, 4 de noviembre de 2011

HA FALLECIDO LUIS ALDEHUELA

Esta mañana, a las 9:30 horas nos dejó don Luis Aldehuela Gómez, el pintor, el escultor, el escritor, el del alma sensible, el amigo de sus amigos. 
Aquellos que compartimos alguna vez deliciosos minutos con él, los que nos hemos llenado de su arte desde niños, quienes nos sentimos orgullosos de ser andujareños sobre todo porque de esta tierra han salido genios como el que hoy se nos ha ido, no podemos por menos que sentirnos hoy más solos. 
Pero queda, al menos, su obra: ese San Antonio que yo contemplaba extasiado cuando, de niño, mis padres me llevaban a la misa vespertina de San Bartolomé; el recio ángel confortador ofreciendo el consuelo a Jesús en su Agonía del Huerto de Getsemaní; los cientos de telas donde ha estampado su amor a María Santísima de la Cabeza, a la sierra, a las gentes de su Andalucía. Y también nos queda el arte prendido en el alma de sus tres hijas.
Ha faltado, eso sí, un reconocimiento más oficial a su trayectoria artística, ha faltado también una exposición que recoja todo su buen hacer, y una publicación para difundir su legado. No le faltó nunca el amor y el cariño de su familia, de sus amigos, de sus admiradores.
 Se nos ha ido el artista de mirada inquieta, el niño grande que disfrutaba con las cosas sencillas. Luis. Eterno. Artista. Para siempre.


 

viernes, 21 de octubre de 2011

BEATO BERNARDINO DE ANDÚJAR
(PABLO MARTÍNEZ ROBLES)

(1879 – 1936)






Mártir franciscano capuchino.

Las masivas beatificaciones de religiosos y religiosas que murieron en la contienda civil española, llevadas a cabo por el papa Juan Pablo II y seguidas por el actual pontífice, han sacado a la luz historias tan sencillas como la de nuestro paisano, Pablo Martínez Robles, fraile franciscano que se destacó, sobre todo, por su abnegado servicio en cada una de las casas de la Orden en que estuvo.

Vino al mundo en la calle Ollerías a las once de la mañana de un 28 de enero de 1879, siendo bautizado en la parroquial de Santa María la Mayor tres días después con el nombre de Pablo Julián de la Santísima Trinidad. Sus padres, Bernardino Martínez (de profesión zapatero) y Mª. Dolores Robles (ama de casa), no pudieron ofrecerle la adecuada formación académica debido a los escasos recursos económicos con que contaba la familia, así que pronto hubo de dejar la escuela local y dedicarse a la talabartería y a labores agrícolas. Con posterioridad comienza a trabajar en un cortijo, y de ahí, se traslada a Córdoba. Allí traba amistad con el hermano administrador de los ermitanos de Sierra Morena, el cual lo invita a conocer de cerca su forma de vida.

Pero pronto vio el joven Pablo que aquella no era su vocación, y marcha hacia el Real Monasterio de Yuste, en Cáceres, regentado por los frailes terciarios capuchinos. Allí llegaría en octubre de 1906 para iniciar el postulantado, y el 15 de abril del siguiente año tomaría el hábito religioso a la vez que cambiaría su nombre por el de Fray Bernardino María de Andújar. Al finalizar los dos años de noviciado para hermano coadjutor, el 15 de abril de 1909 emite sus votos religiosos en Yuste.


Real Monasterio de Yuste (Cáceres)
(rutaextremadura.wordpress.com)
De 1911 a 1914 lo encontramos en el colegio Fundación Caldeiro de Madrid. El 15 de abril de 1915 profesa perpetuamente en la Congregación de Religiosos Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores (conocidos popularmente como "amigonianos"). A lo largo de los casi veinte años siguientes Fray Bernardino recorre distintas fraternidades: la Escuela de Reforma de Santa Rita (Madrid), la Colonia de San Hermenegildo (Dos Hermanas, Sevilla), y la Escuela de Reforma de Zaragoza, colaborando fielmente en los quehaceres de la cocina, el campo y la enfermería.

En junio de 1938 pasa al convento de Nuestra Señora de Monte Sión, de Torrent (Valencia), donde desempeña su actividad como sacristán de la iglesia del convento. Y, posiblemente en 1936, pasa a formar parte de la fraternidad de la casa noviciado de San José, de Godella (Valencia), donde le sorprende la Guerra Civil.

El 20 de julio los milicianos asaltan el convento y el padre Bernardino, junto con sus compañeros de religión, son hechos prisioneros. Dos días después es conducido a Torrent y el padre Valentín se hace cargo de él, pero el 13 de agosto es nuevamente detenido y llevado a la cárcel del pueblo. De ahí saldrá el día 15 de septiembre, en compañía de fray Laureano María de Burriana y de su hermano fray Benito María de Burriana, para ser asesinados en la noche del 15 al 16 en la masía de Calabarra, término municipal de Turis (Valencia). Su cuerpo fue llevado a la fosa común del cementerio de Montserrat hasta el 5 de noviembre de 1939 en que fueron inhumados sus restos en la cripta de los Mártires, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Torrent.


Masía de Calabarra, en Turis (Valencia)
(www.forocoches.com)

Sus biógrafos destacan entre sus rasgos que “era bajito, gordito, de carácter tranquilo, acogedor, colaborador de la gente más pobre. Era la fiel imagen del franciscano más orondo, siempre portador de paz y bien, que facilitaba la convivencia fraternal en el convento. Destacaba por su vida de oración intensa, manifestando una especial vocación a la Eucaristía, a la Virgen de los Dolores y al Patriarca San Francisco.”

Fue beatificado por Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001 y su fiesta se celebra el 22 de septiembre.


FUENTES:

Biografía del beato por Fr. Agripino G. en tarjeta devocional.

http://terciarioscapuchinos.wikispaces.com/beato+bernardino+maria+de+andujar

jueves, 13 de octubre de 2011


MARÍA DE RADA
(S. XVII)

Poetisa.

Aurelio Valladares Reguero publicó en 1989 una imprescindible Guía literaria de la provincia de Jaén. Se trataba entonces de recoger todas las figuras literarias que ha dado esta provincia, amén de las citas que aparecen en nuestra literatura nacional y aun extranjera. Es evidente que la tarea era ingente y que, tras la publicación de aquel libro, nuevos autores y nuevas citas cayeron en manos del investigador. Así pues, en 1993 aparecía en la revista Angélica, de Lucena, un artículo donde se hacía eco de una escritora del XVII, de nombre María de Rada, poetisa residente en Andújar y que no fue incluida en la Guía del 89. Había llegado a su conocimiento la existencia de esta escritora gracias a una nueva edición del Cancionero antequerano (1988). Es este poemario la herencia dejada a la posteridad por el llamado Grupo de Antequera: un círculo poético formado en la ciudad malagueña en el siglo XVII, que seguía todo el espíritu barroco emanado desde Granada, y cuyo principal representante fue Pedro de Espinosa. El Cancionero, titulado originalmente Bariedad de Sonetos Recogidos de diferentes autores por Ignacio de Toledo y Godoy, fue escrito en 1627 y el manuscrito no se publicó hasta 1950. El compilador no sólo se limitó a tener en cuenta a los poetas locales sino que abrió el abanico a otras plumas del panorama poético andaluz, e incluso nacional (Quevedo, los Argensola, Espinel, Barahona de Soto, etc.).

Recopilación del
Cancionero Antequerano

Son dos los poemas de María de Rada que allí se incluyen, de la que tan sólo se dice ser «vecina de Andújar». La primera composición trata «De la elección del general de San Francisco, fray Juan del Hierro», y tiene carácter satírico-burlesco. Cuenta Valladares que el suceso que da pie al soneto es histórico y tuvo lugar en 1612, debiéndose escribir entre este año y el siguiente. El segundo hace igualmente burla «de un fraile trinitario que predicó un sermón largo y enfadó a los oyentes». Alguien ha creído ver tras la figura de este plomizo predicador al trinitario Paravicino, maestro de la oratoria sagrada barroca que frecuentó tierras andaluzas. No obstante, cualquier otro sermoneador pudo ser objeto de la despiadada puya de Rada que ataca sin piedad al fraile. Dámaso Alonso usa este soneto en sus estudios de oratoria sagrada.

Otra poesía de María de Rada se encuentra en la obra de Juan de Acuña del Adarve Discursos de las efigies y verdaderos retratos..., publicada en Villanueva de Andújar (hoy de la Reina) en 1637, y que trata de la veracidad de la reliquia del Santo Rostro que se guarda en la Catedral de Jaén. Son unas décimas laudatorias que aparecen al principio del libro, anunciándose así: «De doña María de Rada, vecina de la ciudad de Andújar, mujer de esclarecido ingenio y gran virtud, al autor». Por tanto, en 1637 vivía aún en Andújar, y así lo recoge también Manuel Serrano y Sanz en sus Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas... (1905).

El mismo Valladares, con posterioridad, llega a reunir hasta nueve poemas de María de Rada. Además de los citados, el resto se encuentran en dos de las justas poéticas que se celebraron en Andújar a lo largo del XVII. El alma máter de ellas fue el religioso franciscano y escritor Francisco del Villar y Bago, una figura muy interesante del Barroco local, del que daremos noticia en otro momento. Una poesía aparece en la conmemoración que se hizo de la beatificación en 1627 de los mártires del Japón, en concreto una chanzoneta suya que se cantó en la misa conmemorativa de este hecho. Rada no participó en este certamen, pero colaboró con esta pieza. En la publicación de 1635, donde se elogia la conducción de aguas al convento franciscano, María de Rada participa con varias composiciones, aunque no sabemos si alcanzó galardón alguno pues Villar, el compilador, omite este dato. La relación entre Rada y el fraile parece prolongarse a lo largo del tiempo, ya que ambos se dedican mutuos elogios y este último habla de premios alcanzados por la poetisa en justas celebradas en otras localidades, poemas, que, por desgracia, no han llegado a nuestros días o aún no han sido descubierto por los especialistas. De hecho, en el prefacio a esta obra, escribe Villar: "Doña María de Rada, / ha tomado por su quenta, / créditos de las siuilas, / con las Musas compete[n]cias". 

Portada Fiestas conducción del agua
Nada más se puede decir por el momento de esta María de Rada, poetisa que vivió entre el siglo XVI y el XVII; que fue vecina de Andújar (aunque no sabemos por el momento si también natural de aquí) y que, si consideramos su inclusión en el Cancionero antequerano y el juicio de «mujer de esclarecido ingenio», debió de ser muy bien considerada en su momento, lo cual, siendo mujer y viviendo en la época en que vivió, no es poca cosa. Tal vez el futuro nos reserve nuevos descubrimientos sobre esta casi desconocida mujer del Barroco.

Restos del claustro del convento de S. Francisco

FUENTES:

OSUNA, Inmaculada;«Poesía de proyección ciudadana en tres autoras del siglo XVII: Cristobalina Fernández de Alarcón, María de Rada e Isabel de Tapia», Península, 2 (2005), pp. 237-249. 

SERRANO Y SANZ, Manuel; Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas. Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1905.

VALLADARES REGUERO, Aurelio; “Dos justas poéticas celebradas en Andújar (1627 y 1633)”, BIEG, 164, (1997), 149-204.

VALLADARES REGUERO, Aurelio; Guía literaria de la provincia de Jaén. Jaén, IEG, 1989.

VALLADARES REGUERO, Aurelio; «María de Rada, una poetisa de Andújar en los ambientes literarios andaluces de la primera mitad del siglo XVII», Angélica, 5, (1993), pp. 83-90.

VALLADARES REGUERO, Aurelio; «Nuevos datos sobre una poetisa andujareña del siglo XVII: María de Rada», Senda de los huertos, 41, (1996), pp. 85-95.

miércoles, 5 de octubre de 2011


JOSÉ LUIS MACÍAS SAMPEDRO
(1929)


Ilustrador, pintor e historietista.

Que Andújar es tierra propicia para el arte y que ha dado, y sigue dando grandes artistas, lejos de ser un elogio huero, es una certeza que la historia nos demuestra de continuo. Algunos de estos artistas, no obstante, han hallado la fama y el reconocimiento fuera de estos contornos, e incluso, son desconocidos en su tierra. Quiero romper con esta triste tradición andujareña de forma modesta, trayendo hoy a este blog al dibujante Macías Sampedro, afamado ilustrador y uno de los puntales de la Escuela Valenciana de cómics. Para un aficionado como yo al mundo del tebeo, encontrarme a un paisano en el listado de maestros de la historieta gráfica es motivo de especial satisfacción. Pero vayamos por partes.
Su biografía oficial se refiere a ese joven José Luis que abandona su pueblo natal, donde naciera en un mes de enero de 1929, para encaminarse a Valencia y estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Y allí se afincó definitivamente. Pero nada se habla del joven artista que se inicia en el arte del dibujo a orillas del Guadalquivir, que trabaja en el taller del maestro Manuel Jiménez, y al que vemos en una fotografía con Pedro Palenciano (los dos, entonces, prometedores adolescentes en el arte del dibujo), fotografía que podemos ver en la espléndida web www.retabloceramico.com. Tampoco se destaca su inclusión dentro del catálogo de cartelistas de nuestra Romería, habiendo obtenido el segundo premio en 1953 y reproduciéndose en sepia como viñeta conmemorativa.
Su, digamos, “etapa andujareña”, ha sido eclipsada por su proyección artística posterior. En 1950 lo encontramos trabajando para la editorial Jovi, con la colección Gary Cooper; pero enseguida es enrolado por la prestigiosa editorial Valenciana, uno de los puntales de las publicaciones infantiles y juveniles de España, junto a la antológica revista TBO y la editorial Bruguera. Allí estaría toda una década. En Valenciana, destacan sus trabajos en Mariló (1950) y en las portadas de novelas populares como Luchadores del espacio y Comandos. También fue el ilustrador de El Cachorro, de ediciones Realce (1949-1950).

Portada de José Luis para un número de Mariló

Portada de José Luis para la colección
Luchadores del espacio
  
 
Él afirma que siempre prefirió la ilustración de portadas al dibujo de cómics, pero tuvo que alternar ambas dedicaciones, incluso estuvo un tiempo dibujando los cuerpos de los famosos Roberto Alcázar y Pedrín, mientras que Vañó, el creador de estos personajes, hacía los rostros. Sin abandonar Valenciana, dibuja la serie Aventuras de Boro-kay para editorial Carsoto (1956).

Aventuras de Boro-Kay

En 1959 decide embarcarse en una aventura editorial. Abandona Valenciana y, junto a González Alacreu, Sanchís Cortés y Luis Coch, entre otros, funda editorial Creo, dedicada a la producción de cuadernillos apaisados de aventuras, de gran éxito entre la chiquillería del momento. En Creo publica las colecciones Davi-Roy (1959) y Ayax el griego (1960), con guión de Vicente Tortajada. Esta última está considerada como una preciosista muestra de dibujo hecho a conciencia y minuciosidad, algo que no era habitual en la época, pues el frenético ritmo de ventas no favorecía precisamente que el artista pudiera realizar su trabajo con tranquilidad, sino que siempre se le apremiaba con dibujar más y con mayor celeridad.

Viñeta para Ayax el griego
 
En 1962 concluye esta aventura editorial, y José Luis se dedica entonces a dibujar para Gran Bretaña, otra constante entre los historietistas españoles: el mercado extranjero. A partir de ese momento, se centra en la ilustración de libros, sobre todo para la zona franco-belga, sin abandonar su pasión por la pintura. Sus ilustraciones se encuentran en publicaciones infantiles de Bélgica, Francia, Inglaterra, Alemania, Austria, Italia, Portugal, Brasil y Japón. Uno de sus trabajos más afamados es el del Nuevo Testamento (Vida de Jesús), distribuido en más de veinte países. Ha recibido numerosos galardones, como el premio “Lazarillo” y el “Christian Andersen”, así como el de la Oficina Católica para la Infancia, dependiente de UNICEF.
Su importancia dentro del mundo de la ilustración quedó recogido tanto en el coleccionable que en la década de los noventa entregó el diario Levante, como en el libro de José Miguel Chuliá, Del libro al cómic a través de José Luis Macías Sampedro (Mislata, 2003).

Portada del libro dedicado a Macías
 
En el año 2012 dona a la ciudad de Andújar varias de sus obras pictóricas, que quedan expuestas en el Museo de Artes Plásticas "González Orea".

En 2019 se ha estrenado un documental sobre su vida y obra: José Luis Macías, una vida ilustrada. Está producido por Box O Bot Studio y realizado por Nando Huerta: https://www.youtube.com/watch?v=Ro9gdBF-lA0
FUENTES:

MESA RUEDA, Fernando; Carteles de las fiestas y romería de la Santísima Virgen de la Cabeza. Jaén, Caja Rural, 1989, pp. 34-35.

VARIOS, Historia del tebeo valenciano. Valencia, Generalitat valenciana-Diario Levante, 1992; pp. 117-120; p. 409.
 
VARIOS, La novela popular en España. Madrid, Robel, 2000; pág. 239.
 
VARIOS, La novela popular en España. Madrid, Robel, 2001, págs. 151 y 168.



jueves, 22 de septiembre de 2011


JOSÉ AGUSTÍN GARCÍA DEL VALLE Y GONZÁLEZ
(Andújar, S. XIX-XX)


Escultor.

Muy pocos son los datos que tenemos acerca de este escultor andujareño, que vivió entre los siglos XIX y XX, y cuyo nombre aparece tanto en la Enciclopedia Espasa como en la Gran Enciclopedia de Andalucía, aunque en ambos casos la reseña es mínima.

El dato más antiguo se remonta a 1887. En esa fecha participa en la Exposición Nacional con un busto del rey Alfonso XII. En 1892 lo tenemos en una nueva Exposición Nacional presentando una estatua sedente de Ezequiel, en lo que quizás fue el inicio de su dedicación a la imaginería religiosa. De sus años de formación, tan sólo sabemos que fue alumno del catalán Juan Samsó.

Gracias a la revista jienense Don Lope de Sosa descubrimos algunos retazos de la trayectoria vital y profesional del andujareño. Así, en 1917 la citada revista cultural recoge la propuesta de García del Valle de crear en Andújar una Academia de Bellas Artes. En 1920 es nombrado por el Ayuntamiento profesor de la Escuela de Cerámica de Andújar, de la que era director Manuel Aldehuela Palomino. Parece que en la misma tuvo como alumno al pintor ceramista Bartolomé Herrera. A mediados de esa misma década se nos descubre otra vertiente del escultor: la de crítico de arte. 
 
En 1918, y siguiendo a la citada revista, sabemos que restaura el pastorcillo que estaba situado a los pies de la imagen de la Virgen de la Cabeza en el Santuario de Sierra Morena. Ese mismo año se le encarga hacer una imagen de la Morenita para la capilla que se le dedica en la parroquial de Santa María. María Eugenia Cuervo nos cuenta en un artículo aparecido en 1987 cómo, tras la estancia de la Virgen en Santa María debida a la visita del monarca Alfonso XIII (1916), la ciudad reclamó tener en el templo un lugar donde recordar a la venerada imagen. El párroco, Montané, y el Conde de la Quintería recogieron la petición y, gracias a la diligencia del primero y la munificencia del segundo, se inauguraba en lo que hasta entonces se conocía como capilla de San Pedro, la nueva capilla de la Virgen de la Cabeza. Desgraciadamente, en la Guerra Civil se perdió la talla de García del Valle, así como el monaguillo en madera que se colocó allí también, para recoger las limosnas. La figura -según sigue relatando Cuervo- era una copia de un monaguillo real que había en la iglesia, apodado «el Marchenilla». La gruta dentro de la cual se situó a la imagen era obra de Manuel Aldehuela, mientras que el retablo neogótico salió de las manos de Rodríguez Mefre. Se unía, por tanto, en un mismo espacio, el buen hacer de varios artistas de Andújar. 

1918 fue un año de mucho trabajo para nuestro escultor. La antigua capilla barroca de la calle Ollerías, dedicada igualmente a la Virgen de la Cabeza, estaba ruinosa y se había decidido levantar un nuevo edificio: la nueva fábrica -de traza neogótica- se inaugura ese año, siendo obra de José Agustín el relieve que aún hoy día se conserva en el tímpano de la fachada, con el motivo de la aparición al pastor de Colomera. Según el historiador Tomás de Jesús Porras, también es obra suya el crucificado que aún hoy día se conserva en la ermita y que fue tallado entre 1917-1918.

Relieve en la portada de la capilla de la Virgen de la Cabeza

Al parecer, García del Valle falleció antes de la Guerra Civil, pero ni este extremo lo podemos asegurar, ni tampoco hemos descubierto otras obras de un autor que convendría ser estudiado por los expertos con más detenimiento.

Crucificado de García de Valle en 
la ermita de la Virgen de la Cabeza


 Volviendo a la figura del “Marchenilla”, hace poco tiempo que la iglesia de Santa María es depositaria de una imagen similar a aquella: la del típico monaguillo que recoge las limosnas de los devotos. La escultura ha sido donada por Francisco Fuentes Chamocho, después de haber estado durante bastante tiempo en la sede de la peña “El Madroño”. En la actualidad, se puede contemplar en la misma capilla que estuvo su antecesor.

¿El actual "Marchenilla"?


FUENTES:

CUERVO GUERRERO, Mª. Eugenia, “La capilla de la Virgen de la Cabeza en la iglesia de Santa María de Andújar”, Actas de la III asamblea de estudios marianos (Andújar, 10-12 de octubre de 1986), Córdoba, El Almendro, 1987; pp. 223-227.
 
 PORRAS GONZÁLEZ, Tomás de Jesús; facebook Historia de Andújar: entrada 11.10.2021

Enciclopedia Espasa.

Gran Enciclopedia de Andalucía. Sevilla, 1979
 
 Revista Don Lope de Sosa.

viernes, 2 de septiembre de 2011



ANTONIO GARCÍA-NEGRETE MARISCAL
(1.813 – 1.880)





Político, periodista y escritor.

 En el agitado panorama del siglo XIX español son varios los andujareños que lograron un puesto relevante en la vida política provincial y aun nacional. Nombres como Díaz Astillero o Montero Moya sintieron la llamada de la "cosa pública", en una centuria donde se forja el mundo actual con sus luces y sus sombras, y donde hemos de zambullirnos, por tanto, para encontrar las claves de aquella lejana centuria. Pero la pujante burguesía de este período histórico suele alternar muy bien su dedicación política con otras inclinaciones también típicamente burguesas: el periodismo, la abogacía, la literatura..., generalmente complementarias de aquella. Este es el caso de don Antonio García-Negrete Mariscal, venido al mundo en 1.813 en Andújar, y muerto en el mes de junio de 1.880 en la capital de la provincia.
Resulta curioso que su biografía se recoja en sitios tan dispares como la Enciclopedia de Andalucía (donde, por cierto, se apunta 1.823 como año de nacimiento) y la Guía literaria de la provincia de Jaén, de Valladares Reguero, pasando por otros libros, sin que en su ciudad natal nada recuerde su existencia. Y van...

Pero, a lo que íbamos. García-Negrete ha pasado a la historia como político y periodista liberal (aunque alternó esta dedicación con su profesión de médico). Así, en 1.850 impulsó El Iliturgitano y cinco años después, La Unión Progresista (en Jaén), diarios de carácter demócrata. En este sentido, hay que decir que fue un representante destacado del partido demócrata en la provincia hasta la muerte de Isabel II. En 1.867 fundó El Estudiante, que sufrió la política restrictiva de González Bravo. Pero no desmayó en su empeño de usar el periodismo como elemento básico de comunicación de ideas: tras la revolución de 1.868, funda El Centinela de la Revolución, que sería el primer diario republicano de la provincia de Jaén, al que seguirían otros, teniendo siempre en nuestro paisano un impulso y un apoyo constantes. Tras la caída de la I República, abandonaría el periodismo.

Alegoría de la República
(www.kalipedia.com)


Como político representó a Jaén en la firma del Pacto Federal de Córdoba (1.869), fue alcalde de Jaén (1873) y diputado durante la I República.

Fue también director del colegio de Humanidades de Martos y publicó la obra Tratado de analogía o lexicología, sintaxis, prosodia y ortografía castellanas (1870).

Pero don Antonio también tuvo tiempo para dedicarse a las musas: Cazabán recogía en su antología de principios de este siglo, Poetas y poesía, una "Oda elegíaca" suya, dedicada "a mi querido amigo don Pedro Ximénez Mazzuco, en la muerte de su joven y bella esposa, doña Ramona Acero y Moreno". Para don Alfredo, García Negrete "pasó su vida consagrado al trabajo, al estudio y a la enseñanza, cultivando como sabio humanista, el trato de los modelos más selectos y la amistad de las formas más clásicas y académicas". Varias de sus composiciones poéticas aparecen en periódicos y revistas de la época (Álbum poético de El Industrial, La Semana, Obsequios poéticos a la Virgen de la Capilla, El Crepúsculo, etc.). Entre ellas destacan las tituladas "¡Mis canas!", sobre el manido tema de la fugacidad de la vida; "La beata", como casi toda su poesía: grandilocuente; y el apólogo "El viento y la madeja". Siguiendo a Borrego Toledano, existe un artículo suyo con el título "Costumbres provinciales, el último domingo de abril" publicado en el periódico madrileño El Bardo, en 1850.





FUENTES:

BORREGO TOLEDANO, Andrés; "Obras divulgativas de la devoción a la Virgen de la Cabeza en la segunda mitad del siglo XVII", BIEG, 202 (2010) 11-24.

CAZABÁN LAGUNA, Alfredo; Poetas y poesía. Jaén, La Unión, 1911.

CHECA GODOY, Antonio; Historia de la prensa jienense 1808-1983. Jaén, Diputación provincial, 1986.

CONTRERAS BECERRA, Javier; “Ciudadanos, correligionarios y propagandistas: aproximación al republicanismo federal en el Jaén del Sexenio democrático (1868-1874)”, Comunicaciones del I encuentro de jóvenes investigadores en historia contemporánea de la AHC. In: http://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/27/15/5.javiercontreras.pdf

GRAN ENCICLOPEDIA DE ANDALUCIA. Sevilla, 1979.

SANCHO SÁEZ, Alfonso y SANCHO RODRÍGUEZ, Mª. Isabel; Poesía giennense del siglo XIX. Jaén, Diputación, 1991.

VALLADARES REGUERO, Aurelio; Guía literaria de la provincia de Jaén. Jaén, Diputación provincial, 1989.

lunes, 22 de agosto de 2011





MANUEL ESPINOSA DE LOS MONTEROS
(c. 1.730 - 1.810)



Músico.

El historiador musical Saldoni glosaba así la figura de Espinosa de los Monteros: "Muere en Madrid, a la edad avanzada de ochenta años y cinco meses de edad, primer oboe de la Real Capilla, músico de cámara de S.M. y director de sus Reales Academias [...]. El señor Espinosa había nacido en Andújar, y tuvo la satisfacción, no obstante de ser músico, si bien muy distinguido y celebrado, puesto que ocupó los más elevados destinos en la profesión, de que todos sus tres hijos tuvieran tratamiento. Este músico, emparentado con lo más notable de la sociedad madrileña, había servido en la Real Capilla desde el veinticinco de marzo de 1.760, y se le dio sepultura en el cementerio de San Sebastián, cuyo funeral fue muy suntuoso."

Nuestro paisano había venido al mundo alrededor del año 1.730, desconociéndose el momento en el que decidiría (como tantos otros) marchar hacia la capital del Reino para forjarse un porvenir. Como bien decía Saldoni en la cita anterior, Espinosa logró relacionarse con la flor y nata de la sociedad madrileña, perpetuando en sus hijos este encumbramiento social: Manuel Sixto, su primogénito, llegó a ser consejero del Estado; Josefa contrajo matrimonio con el ministro del Supremo Consejo de Indias; y la hija menor, María, se casó con el contador tesorero de las Arcas Reales de Guadalajara de Indias. 


Portada manuscrita de una de las obras
de Espinosa de los Monteros
(www.palaumusica.cat)

Pero por encima de estas "notas de sociedad" está el trabajo del músico. Francisco Cuenca le atribuye la obra, de muy singular título, Toques de guerra, que deberán observar uniformemente los pianos, clarinetes y tambores de la infantería de S.M., impresa en Madrid en 1769. No obstante, es “La marcha granadera” o “Marcha de granaderos” su contribución más afamada al mundo de la música, ya que, con el tiempo se convertiría en nuestro actual himno nacional. Hace unos años el nombre de nuestro músico aparecía en las páginas de varias publicaciones al haber cesado el pago de derechos de autor por la interpretación del himno nacional. Nuestro actual himno no es otra cosa que un arreglo efectuado por un músico valenciano, al cual encomendó el anterior Jefe del Estado una adecuación a los tiempos modernos de la tradicional marcha real. Dicho músico realizó la labor encomendada, pero no se olvidó de registrar su trabajo en la Dirección General de Autores, por lo que siempre que el himno nacional se interpretara fuera de instalaciones militares o en actos no religiosos, se deberían pagar los obligados derechos. Pues bien, frente a la extendida teoría de que la antigua marcha real fue un regalo de Federico de Prusia a Carlos III, las investigaciones históricas desvelaron hace tiempo que la autoría del mismo se debe a Espinosa de los Monteros, o que por lo menos fue el primero que recogió dicha pieza musical.

Sea como fuere, estamos ante otro andujareño cuyo nombre debe figurar con todos los honores en la historia nacional y su pueblo no debe olvidarlo. En este sentido, y gracias al empeño del escultor González Orea, se puede admirar un monumento que lo recuerda en la plaza de la Constitución de Andújar.

Monumento de Orea a Espinosa de los Monteros


Con ejemplos como el de don Manuel, o el ya traído a este blog, de Juan de Castro, no es de extrañar que en los genes andujareños (permítaseme la frivolidad biológica) habiten buenas y abundantes inclinaciones musicales.


FUENTES:

CUENCA, Francisco; Galería de músicos andaluces. La Habana, Cultura S.A., 1927
.
SALDONI, Baltasar; Diccionario Biográfico y Bibliográfico de Músicos Españoles. Madrid, 1868-1881.



lunes, 1 de agosto de 2011







LUIS ALDEHUELA GÓMEZ
(1920-2011)

Aldehuela dando los últimos retoques a Jesús de la Agonía

Pintor y escultor.

Intentar resumir en unas pocas líneas la trayectoria vital de este artista, auténtico orgullo de nuestra tierra, es labor muy difícil, sobre todo cuando la amistad que me une a él, y de la que me honro, me haría escribir largo y tendido. Luis Aldehuela nació un dos de marzo de 1920. Desde pequeño se vería rodeado del arte que emanaba la casa donde se crio; y su padre, el pintor escenógrafo y ceramista don Manuel Aldehuela Palomino, se convertiría en su primer profesor. Podemos imaginar al jovencísimo Aldehuela codeándose con Fernando Cruz (padre de los hermanos Cruz Solís) y con el entonces alumno Pedro Castillo. Como otros miembros de su generación, sufrió los avatares de la Guerra Civil. Tras volver del frente, comenzó sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla, donde cursó enseñanzas de ampliación (1939-40), gracias a una pensión otorgada por el Ayuntamiento de Andújar. Después pasó a la Escuela de Bellas Artes de Madrid, donde obtuvo el Premio Fin de Carrera. Durante su estancia madrileña, ayudó a su padre en la decoración de la capilla de la Virgen de la Cabeza de la iglesia de San Ginés.

En 1945 finalizó sus estudios, instalándose definitivamente en Andújar; y cinco años después inauguró su primera exposición, en Madrid. En 1955 contrajo matrimonio con Pilar Alonso, cuyo apellido paterno está unido al arte, en este caso, musical. De esta unión nacieron tres hijas: Alicia, Pilar y Marién, que han conseguido también la protección de las musas.

Un hermoso ejemplo del Aldehuela retratista.
En sus inicios alternó la pintura con la escultura, y trató diversos temas, hasta que decide, a finales de la década de los cuarenta, inclinarse por la cinegética. En su primera exposición, antes reseñada, el crítico de arte Faraldo dijo que era la primera vez que un pintor español se había decidido abiertamente por los temas venatorios. A partir de ese momento, Aldehuela va a recibir infinidad de encargos, y va a exponer en las más prestigiosas salas de España. Sus cuadros forman parte de colecciones particulares españolas, y también de Francia, Andorra, Estados Unidos, Méjico, Suecia y varios países africanos. Pero además, sus escenas de caza han servido para ilustrar los más importantes libros editados en España sobre el tema. Y lo mismo cabe decir de la tauromaquia.

Cuadro de temática cinegética

Un aspecto menos conocido del pintor Aldehuela es su condición de retratista, lo que contrasta con sus divulgadas representaciones de temas romeros. De hecho, sus pinceles dieron forma a los carteles anunciadores de nuestra Fiesta Mayor en los años 1950, 51, 68, 77, 80 y 2000. También son suyos los carteles conmemorativos de los centenarios de las Trinitarias y las Mínimas en Andújar, y el de la Fiesta de las Espigas de 1985. La temática religiosa no se ha centrado sólo en la Virgen de la Cabeza: pintó un San Ildefonso y una Santa Teresa para la capilla de las Capellanías, y el retrato de Sor Lucía Yáñez que se conserva en el convento de Trinitarias. Suyos también son los proyectos que desgraciadamente no llegaron a buen puerto, de camarín para el santuario de la Virgen de la Cabeza (junto a su padre) y de retablo para la capilla mayor de San Bartolomé. No obstante, en los últimos años ha dejado su arte en estos dos templos. Un ejemplo es el Jesús Resucitado para la capilla bautismal de San Bartolomé, su parroquia, que aquí reproducimos.

El Señor Resucitado, en el baptisterio de S. Bartolomé

En 1947 talló la imagen de San Antonio de Padua, también para San Bartolomé, sustituta de la que existió hasta la Guerra Civil en la desaparecida iglesia de San Francisco. Un año después daría forma a la escena evangélica de la Oración en el huerto de los olivos, realizando las imágenes de Jesús de la Agonía y del ángel confortador, prodigiosas esculturas que procesionan en la tarde-noche del Miércoles Santo y cuya hermandad dedicó no ha mucho un homenaje a su artífice.

San Antonio de Padua
El alma sensible de este andujareño universal también ha planeado sobre el arte literario. En 2007 se publicó un relato acerca de su experiencia en los difíciles años de nuestra contienda civil, manuscrito redactado por Luis hace mucho tiempo y que afortunadamente ediciones Plaza Vieja ha tenido a bien mostrar a todos aquellos que admiran la obra de Aldehuela. Se trata de Los últimos que fuimos a la Guerra, donde además podemos encontrar abundante material gráfico y un estudio de Santiago de Córdoba.

Portada memorias de Aldehuela sobre la Guerra Civil

Andújar lo recuerda con el nombre de una de sus calles; con el certamen de pintura (que igualmente se denomina “Luis Aldehuela”); con sus litografías y reproducciones de carteles romeros y monteros que campan por allí y por allá, siendo uno de los máximos exponentes de lo que Alfredo Ybarra llamó en denominar “andujanía”; y ojalá que nunca se olvide la enorme contribución que Luis ha hecho al arte en general y a Andújar en particular.

Falleció en Granada el 4 de noviembre de 2011.


FUENTES:

Datos biográficos aportados por el propio Luis Aldehuela.
ALDEHUELA GÓMEZ, Luis; Los últimos que fuimos a la Guerra. Andújar, Plaza Vieja, 2007.
MESA, Fernando; Carteles de las fiestas y romería de la Stma. Virgen de la Cabeza. Jaén, Caja Rural, 1989.