miércoles, 29 de enero de 2020

PEDRO DE VILLARREAL
(1543 – 1619)


Obispo

Entre los muchos andujareños que cruzaron la amplia mar océana para ir en busca de gloria y riquezas, o como es el caso de nuestro biografiado, para ocuparse de los asuntos espirituales, está Pedro de Villarreal, eclesiástico, que llegó a ser obispo y que protagonizó, como veremos más adelante, un curioso aunque peligroso enfrentamiento con cierto gobernador, en un episodio reiterado de tiras y aflojas entre el poder religioso y el civil.

Nació en Andújar sobre 1543 (aunque el Diccionario Biográfico Español sitúa su nacimiento en 1550). Estudió Teología gracias a la ayuda de su cuñado, el maestro de rejería Alonso de Morales, casado con María de Villarreal. Marchó a América con los hijos de su protector, sus sobrinos Pedro y Agustín. El primero llegó a ocupar importantes cargos civiles y el segundo se convertiría en fiel colaborador de su tío.

La antigua diócesis de Nicaragua
(Wikipedia)

La primera encomienda de don Pedro va a ser visitar las parroquias del arzobispado de Granada, dentro de la provincia administrativa de Nicaragua. El 22 de octubre de 1603 el papa Clemente VIII nombra a nuestro paisano obispo de León de Nicaragua, sede que llevaba tiempo vacante, siendo consagrado en Granada por el arzobispo Pedro de Castro el 31 de enero del año siguiente, antes de partir a su destino. En cuanto llegó, el cabildo de Guatemala, animado por Villarreal, solicitó que la diócesis fuera elevada a archidiócesis, añadiéndole las diócesis de Chiapas y de Comayagua, además de la propia de Nicaragua, que pasó de depender del arzobispo de Sevilla al de Lima aquel mismo año.

Vista aérea parcial de la ciudad de Cartago
(www.agoda.com)

Realizó la primera visita pastoral al territorio de Costa Rica entre enero de 1608 y enero de 1609 (primera de un obispo a la zona), con el objetivo prioritario de confirmar a unos mil creyentes. De ahí se trajo al joven Baltasar de Grado, el primero de aquella provincia que fue ordenado sacerdote. En el transcurso de esta visita se produjo el famoso enfrentamiento con el gobernador Juan de Ocón y Trillo, por el lugar que este debía ocupar en la iglesia mayor de la ciudad de Cartago, que vivió atónita esta pugna entre Villarreal y el gobernador. La verdad sea dicha, este gobernador gozaba de fama de déspota y corrupto, de tal manera que tiempo después la Corona lo castigaría por sus desmanes. Además, el patriciado cartaginés se hallaba dividido: unos lo criticaban por su gestión y otros lo apoyaban. En este estado de cosas aparece en escena el obispo, que también acarreaba fama de ser muy puntilloso en cuestiones de protocolo. El inicio del litigio se produjo en la primera misa que celebró don Pedro, cuando requirió al gobernador que se bajase del presbiterio, ya que no debía ocupar lugar alguno de preeminencia allí. A partir de este desaire tuvieron lugar durante todo el año que estuvo Villarreal de visita pastoral, varios desencuentros mutuos, amenazas veladas y no tan ocultas (con duelos, espada en mano, incluidos), denuncias por parte del gobernador ante la Audiencia, etc. Todo ello está profusamente detallado por el historiador Ricardo Fernández en su obra Crónicas coloniales de Costa Rica. Ahí podemos leer cómo el enconamiento del gobernador venía dado, sobre todo, por el carácter plebeyo del obispo. Tras leer aquellos acontecimientos, queda claro que el obispo supo mantenerse en su sitio, y en más de una ocasión, el gobernador, el cual no hacía caso de sus indicaciones, provocaba que el andujareño se volviese a la sacristía y se quedaba la feligresía sin oír misa. También es evidente que supo sacar de sus casillas a alguien acostumbrado a ser respetado por todos, de grado o por la fuerza: “A este obispito de Andújar (dijo en cierta ocasión) yo le haré quitar el obispado y lo tengo de embarcar en Suerre o en Talamanca, y yo propio lo tengo de llevar porque vaya más regalado y no se piense volver”.

Catedral de León, en Nicaragua
(Wikipedia. Fotografía de Brassmaster)



De vuelta a León le tocó vivir un momento trágico con el terremoto y la erupción de un volcán en 1610. Las autoridades decidieron abandonar el lugar, que a partir de entonces se conocería como León Viejo o León de Imabite, a un nuevo emplazamiento. El 11 de enero de 1611 Pedro de Villarreal autorizó el traslado a la nueva población, germen del actual León. Su decisión más trascendental fue levantar una nueva catedral, la tercera en una zona con importante actividad tectónica. No sería la definitiva, ya que esta llegaría, en un sexto proyecto, en el siglo XVIII,en lo que es la actual Real Basílica Catedral de la Asunción, uno de los templos más grandiosos de Hispanoamérica.

Habiendo sido promovido al obispado de Guatemala, antes de ocuparlo, falleció en Posta de Masaya. Sus restos fueron sepultados en Granada (Nicaragua).



FUENTES:

BLANCO SEGURA, Ricardo. “Pedro de Villarreal” In dbe.rah.es (Diccionario Biográfico español)

FERNÁNDEZ GUARDIA, Ricardo; Crónicas coloniales de Costa Rica. San José, Editorial Universidad Estatal a Distancia, 2006.

SANABRIA, Monseñor Víctor Manuel; Estudios historiográficos. San José, Editorial Universidad Estatal a Distancia, 2006.

TORIBIO GARCÍA, Manuel; “Los Villarreal, una familia de andujareños en la Nicaragua del siglo XVII”, Estudios de historia de Andújar. Andújar, Ayuntamiento, 1984; pp. 89-95.

VELÁZQUEZ BONILLA, Carmela; “La diócesis de Nicaragua y Costa Rica: su conformación y sus conflictos, 1531-1850”, Revista Historia, 49-50, enero-diciembre 2004, pp. 245-286.

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