lunes, 31 de marzo de 2025

 

CRISTO DE LA COLUMNA 

DE SANTIAGO

 

(Página web consejería Cultura Junta de Andalucía)

 

    Tal vez pueda resultar extraño que se inserte en este blog de biografías a una escultura, pero de la misma forma que hemos hecho con grupos sociales y empresas, es de justicia reseñar la importancia de esta talla de Jesús atado a la columna dentro del devenir de la ciudad: de un lado por su antigüedad y su valía artística; de otro, porque las actas capitulares dejan muy claro la gran devoción que despertó entre la ciudadanía en siglos pasados. No es menos cierto, también es verdad, que lo traemos a colación aprovechando el tiempo cuaresmal que justamente ha tenido uno de sus episodios más importantes en la celebración del tradicional Viacrucis de la Agrupación local de cofradías, teniendo este año como epicentro al Señor de la Columna de la extinta parroquia de Santiago, hoy venerado en Santa María La Mayor.

(Autor del cartel: Jorge Cecilia)
 

    La imagen pertenece a ese Renacimiento inicial que conformó en Jaén un nutrido grupo de artistas, provenientes de tierras castellanas, italianas e incluso del norte de Europa: una escuela que ha sido estudiada, entre otros, por José Domínguez Cubero, que dató la talla en su momento como del primer tercio del siglo XVI, acusando “las influencias de la escultura giennense plateresca”. A ese ramillete de escultores, entalladores, arquitectos, pintores, etc. pertenecieron figuras tan notables como Gutierre Gierero, Felipe de Borgoña “Bigarny”, Jerónimo Quijano, Jacobo Torni “el Florentino”, Juan de Reolid, Diego de Siloé, etc., que con sus estilos propios marcarán este esplendor del Renacimiento jienense a lo largo de la centuria. Domínguez Cubero nos dejó también esta interesante descripción de la escultura: “De anatomía cuidada, enjuto, con musculatura alargada cubierta de perizoma ajustado y asido con gruesa soga, varias veces anudada a una columna que le sobrepasa en altura, se vincula tanto a la corriente italiana que difundió por Jaén Jacobo Florentino y Jerónimo Quijano, como a la tradición gotizante que se nota en el candente expresionismo del rostro”. Y añade, doliéndose una vez más, como hacemos algunos, de cómo las circunstancias históricas han propiciado que esas joyas del pasado hayan sido pasto de las llamas, la piqueta o la venta a escondidas: “Interesante pieza de valor ecléctico en consideración del patrimonio plateresco local y provincial”. Difícil es aseverar con rotundidad su autoría mientras no haya testimonio documental. No obstante, parece la balanza inclinarse hacia Jerónimo Quijano, según el propio investigador arjonero, y también por parte de Tomás de Jesús Porras, que considera más probable esta autoría al no ser Quijano tan perfeccionista en sus formas como, por ejemplo, Jacobo Florentino. De hecho, se constata cierta similitud en el rostro de nuestro “Amarrado” con la efigie del crucificado de la Esperanza, en la ciudad de Murcia. No obstante, quedamos expectantes al trabajo que en breve verá a la luz por parte de Tomás de Jesús.

 

Estado de la talla antes de su restauración 

 

    La devoción que le profesó el pueblo de Andújar se patentiza en el hecho de que procesionaba en Cuaresma, en concreto en el Domingo de Pasión, contando con el apoyo del cabildo que en 1651 cede para el cortejo el palio y guión de la ciudad, según recoge Torres Laguna. A su vez, fue recurrente realizarle rogativas públicas por los más variados motivos. Tanto el citado Torres Laguna como Jesús Palomino recogen algunas de estas peticiones: en 1652 es trasladado a Santa María para implorar lluvia que riegue los sedientos campos. Allí estará varios días, finalizando los cultos con una procesión en la que debían participar todos los caballeros capitulares. En 1675 hay constancia de un octavario celebrado en su honor, también en Santa María. Dos años después, se pide su protección para evitar que la peste iniciada en Cartagena llegue a la ciudad. Nuevas peticiones públicas aparecen registradas en las actas capitulares en 1706, 1723, 1730 y en 1757 cuando es trasladado a la ermita de Dulce Jesús, para que frenase el avance de la langosta o en 1771, con motivo de un alumbramiento real.


    El 22 de abril 1674 se crea una cofradía cuaresmal, por parte del presbítero Bartolomé Berdejo y Cabrero, a la que perteneció lo más granado de la nobleza local y el clero. En esos momentos ocupaba una hornacina en un retablo, según recoge el pintor Antonio Palomino en sendos grabados. Curiosamente, al ser pensado para estar en dicho retablo la imagen no está culminada en su parte posterior. En 1733 pasó al lujoso camarín y capilla barrocos, cuyo testero poseía un bellísimo retablo, salido a buen seguro, del buen hacer de la familia Primo. 

(Del portfolio fotográfico de España)
 

    En la biblioteca general universitaria de Granada se conserva el sermón que pronunciara el jesuita Pedro de Monsalve el día de la fiesta mayor de esta hermandad, el 1 de mayo de 1726: Enigma sagrado, oculto en penas y descubierto en glorias de Jesucristo a la Columna, en el doloroso misterio de sus azotes que en la solemne fiesta, que anualmente le celebra su Ilustre Hermandad de Señores Sacerdotes y Cavalleros seculares, sita en la parroquia del Apóstol Santiago el Mayor de la Ciudad de Andújar dixo el M.R.P.M. Pedro de Monsalve. Queda claro que la imagen era custodiada por la más selecto de la edilicia local cuando descubrimos en la portada el nombre del hermano mayor de ese año: don Pedro Estanislao de Quero y Valenzuela, marqués de la Merced.

 

 

    De nuevo hemos de citar a Tomás de Jesús, el cual informa que en 1819 vuelve a ser procesionado, junto con la Virgen de la Concepción de San Francisco, para alejar la peste de la ciudad. Si avanzamos en el siglo XIX podemos concluir que ahí se produciría el declive de su cofradía y del culto a la talla: en parte por las agitaciones sociales que se van a producir, el creciente positivismo y la supresión de Santiago como parroquia en 1843. No obstante, las páginas del semanario El Guadalquivir recogen que en 1928 se celebró quinario en su honor, culminado con un solemne miserere. En la Guerra Civil la imagen se salva de la destrucción, al igual que otras obras de arte del templo, como el retablo, hoy en paradero desconocido. A principios de la década de los setenta del siglo pasado se cierra al culto definitivamente y tan solo es contemplado por los hermanos de Jesús de la Paciencia que guardaban allí el paso de su Cristo. Serán por cierto estos cofrades los que salven esta joya del patrimonio local al trasladarla desde Santiago a Santa María cuando perciben que los ladrones han entrado en el recinto, se han llevado algunos cuadros y tienen otros descolgados para llevárselos en otro momento. También salvarán del expolio el grupo escultórico de Santa Ana, la Virgen y el Niño, la Dolorosa, una pequeña imagen de la Virgen, etc. 

Fotografía de principios del siglo XX 
 

    Fue restaurada por José Luis Ojeda en 1996, bajo los auspicios de la Junta de Andalucía y repuesta para el culto después de pasar unos años en la sacristía de la parroquia. El empeño de algunos cofrades de la Esperanza y la Paciencia, sobre todo Óscar Menéndez-Quintana y Antonio Manuel Aceituno ha traído como consecuencia que presidiera el ejercicio del Santo Viacrucis en la iglesia de San Miguel, adonde fue portada en andas para regresar de nuevo a su templo el viernes 7 de marzo de este año, lo que supone un acontecimiento histórico y devocional, ya que, hasta que no se demuestre lo contrario, llevaba sin procesionar unos dos siglos. El acto ha tenido su repercusión local, provincial e incluso más allá de tierras jienenses se han hecho eco de esta noticia, lo que debería suponer, por otro lado, la recuperación de la iglesia de Santiago para la ciudadanía, tras estar cerrada y velados sus encantos arquitectónicos durante ya demasiadas décadas. El reciente acuerdo firmado entre el consistorio municipal y el Obispado de Jaén parece vislumbrar esa oportunidad de manera ilusionante.

 



FUENTES:

DOMÍNGUEZ CUBERO, José; “Aspectos del plateresco giennense. El entallador Gutierre Gyerero”, BIEG, 115 (1983) pp 65 – 99.

DOMÍNGUEZ CUBERO, José; “Andújar, un foco de estética renacentista en el Reino de Jaén”, BIEG, 182 (julio-diciembre 2002) pp. 9 – 42.

DOMÍNGUEZ CUBERO, José; “Imaginería pasionista en Andújar”. En Andújar, ciudad de Semana Santa. Andújar, Ayuntamiento-Diputación provincial, 2008; pp. 5-17.

FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, José Alberto; “Jerónimo Quijano y el crucificado renacentista en Murcia”. Tabularium, 11, vol. 1 (2024) pp. 111-141.

MORENO ALMENARA, Maudilio; “Cofradía del Cristo de la Columna de Santiago de Andújar”. Blog Andújar de Vera Cruz, miércoles 25 de febrero de 2015.

PALOMINO LEÓN, Jesús; Ermitas, Capillas y Oratorios de Andújar y su término. Jaén, IEG, 2003.

PORRAS, Tomás de Jesús; Facebook Historia de Andújar, 02.10.2021.

TORRES LAGUNA, Carlos de; Andújar a través de sus actas capitulares (1600-1850). Jaén IEG, 1981.














jueves, 27 de febrero de 2025

 

ANA DELSO

(ANA CAMELLO GARCÍA)

(1922-2022)

 


 

Militante anarcosindicalista, libertaria y feminista


    Leer la autobiografía de Ana Delso, nacida como Ana Camello García, es viajar a un tiempo que no por pasado se ha de olvidar ni mucho menos, pues las miserias e injusticias de ayer no pueden ni deben repetirse, sobre todo cuando los noticiarios nos devuelven de continuo a una realidad tozuda donde el hombre sigue siendo lobo para el hombre.

 


 

    Aunque fue inscrita en Madrid porque ahí trabajaba su padre como ferroviario, su nacimiento tuvo lugar en Andújar el 20 de octubre de 1922, justamente en casa de su abuelo, sita en la calle Larga. Cuando Ana contaba doce años, la familia se trasladó de Madrid a nuestra ciudad y ahí pasó parte de su adolescencia, mientras el cabeza de familia, que había dejado su trabajo en la capital, intentó ganarse la vida como ebanista. Ana, por su parte, entró a trabajar como aprendiz de modista. En esos inicios de su existencia se forjó de manera definitiva la mentalidad anarquista de nuestra biografiada. Existen un par de párrafos referidos a Andújar que son como el as y el envés de una moneda: en ellos evoca recuerdos poéticos de esos años pero también constata la dureza de la vida en la España de entonces:

    Andújar es el país de los jazmines que reptan perezosamente, como los lagartos, sobre los muros soleados de los jardines interiores blanqueados con cal y donde las mujeres hacen rosetas que se prenden en el pelo. Andújar también es el país de los higos chumbos, que se recogen con el rocío de la mañana y que se comen mientras están aún frescos. Es sobre todo la calle Larga, donde se encuentra la casa de mi abuelo, con su pozo junto al que crece un rosal gigante que recubre, guiado por un enrejado, casi todo el patio. Bajo el enrejado, cerca del pozo, pende una jarra de barro cocido llena de agua que rezuma gota a gota, dejando un reguero húmedo sobre las losas rojas. Es mi cosmos misterioso y sentimental, casi el único recuerdo bello que me queda de España.

    Andújar es uno de los sitios donde las injusticias sociales son más flagrantes; es la tierra de los latifundios, de los terratenientes despóticos; tierra de folklore, de vino y de castañuelas; tierra mísera, de hambre y revuelta, una de las cunas legendarias del anarquismo español.

    Cuando estalla la guerra ya se encuentra en Madrid, continuando con su labor de costurera. A sus quince años desea empuñar las armas como hizo su hermano Miguel, de veintiuno, trabajador ebanista de la CNT, quien fue herido varias veces y terminó en prisión al acabar el conflicto. Ante la situación de la capital, es evacuada junto con sus hermanas pequeñas Dolores y Antonia hacia Valencia. El grueso de niños y jóvenes tendrá un destino final en Cataluña; en su caso, a Vilanova i la Geltrú, ciudad que funcionaba casi totalmente de manera autogestionada, en esos experimentos anarquistas que vieron la luz en aquella época de dolor y muerte. En Vilanova entra en contacto con las Juventudes Libertarias y la organización feminista Mujeres Libres. Escribe su primer artículo de corte feminista en el Boletín Oficial de la ciudad y acude de continuo a la biblioteca, lo que le permite forjarse intelectualmente, ya que su paso por el colegio, como era entonces costumbre en las clases trabajadoras, fue bastante efímero. Allí conocerá a Dionisio Delso de Miguel, quien se convertirá en su pareja sentimental.


    Ante el avance de las tropas franquistas, en enero de 1939, atraviesa la frontera francesa y, como tantos españoles, es recluida en un campo de concentración. En 1940 es acogida en un tren de compatriotas exiliados que, formando parte de la 539 compañía militarizada de trabajadores extranjeros, malviven en penosos trabajos, con la eterna incertidumbre de lo que iba a pasar con ellos, sobre todo cuando Hitler invade territorio francés. Esa experiencia es la que da pie al título de la autobiografía antes citada: Trescientos hombres y yo, aludiendo a que era la única mujer oculta entre ese número redondo de represaliados, que la cuidaron hasta que, ante la imposibilidad de seguir manteniendo esa situación, pasa a trabajar en una granja. 

  

    Son años de numerosas peripecias, sin documentación reglamentada, siempre con el miedo de ser devuelta a España o ser apresada por el gobierno colaboracionista de Vichy, con continuos cambios de residencia, entre las que se incluye un abandonado castillo medieval. Además, se hace muy difícil una convivencia normal con su pareja, Dioni. De esa unión nacería su hija Vida, un 26 de septiembre de 1941. En junio de 1944 nos cuenta cómo comienza a colaborar con la Resistencia, cuando la familia vive en la localidad de La Salle-en-Beaumont.

     Al finalizar la II Guerra Mundial obtuvo por fin documentación para poder vivir sin el sobresalto de la ilegalidad. Es nombrada secretaria de la sección de Solidaridad Internacional Antifascista en Quet-en-Beaumont y se integró en la Alianza Democrática Española que publicó el periódico Cara a España. También formó parte de la Junta Española de Liberación que ansiaba la intervención de los aliados para erradicar la dictadura más abajo de los Pirineos, algo que nunca llegó a suceder, como todo el mundo sabe.

    En el año 1951 emigró con Dioni y su hija a Montreal, donde pasó el resto de su vida, hasta su fallecimiento el 28 de mayo de 2020. Allí trabajó veintiséis años en la industria de la confección, formando parte del Sindicato Unión Internacional de Obreros/as de la Confección para mujeres. Sus continuas denuncias de corrupción dentro del sindicato y de connivencia con el poder estatal, le supusieron la marginación por parte de sus patronos y compañeros sindicalistas. En Montreal también militó en la federación local de la CNT y en los movimientos anarquista, feminista y pacifista. En esos años entabló amistad con la pintora Marcelle Ferron, exmiembro del grupo artístico “Automatistas” y una de las fundadoras de la librería “Alternative” y del periódico La Nuit.

    Tras la muerte de Franco, en 1976, viajó a España y colaboró tanto con el diario barcelonés Solidaridad Obrera como con el boletín madrileño Bicel, de la fundación Anselmo Lorenzo.


FUENTES:

DELSO, Ana; Trescientos hombres y yo. Estampa de una revolución. Madrid, Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, 1998. Colección Testimonios, 6. Las fotografías publicadas pertenecen a este libro.

http://www.estelnegre.org

https://www.federacionanarquista.net




jueves, 30 de enero de 2025

 

PEDRO ALBARRACÍN Y QUERO

(1754 o 1755 - ?)



Militar


    Zambullirse (nunca mejor dicho) en las páginas de Trafalgar, la novela fundacional de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, es una experiencia única porque, más allá de la evocación histórica que realiza el escritor canario, contemplamos cómo viven, sufren y mueren todos aquellos oficiales y marinos, envueltos en una vorágine de pólvora y fuego que pasó a la posteridad como una de las grandes batallas navales.

    En ese hecho de armas, acaecido el 21 de octubre de 1805, estuvo presente un andujareño, según consta en un artículo publicado en la revista jamilenense Trastámara, cuya referencia bibliográfica figura más abajo. Nuestro paisano se llamaba Pedro de Albarracín y Quero, apellidos resonantes de la nobleza local en cuyos árboles genealógicos se alternan la espada, la sotana y, ante todo, el poderío económico y el prestigio social.

    Fue hijo de Alonso Albarracín Valenzuela e Inés Quero Valdivia, matrimonio del cual nacieron seis hijos, uno de los cuales, Luis, eclesiástico y escritor, ya fue mencionado en este blog. Tanto Pedro como otro de sus hermanos, Antonio, se inclinaron por la milicia, y ambos ingresaron en la Armada; en concreto, Pedro lo hace en el año 1775. De Antonio sabemos que llegó al grado de alférez de fragata y fue caballero de la Orden de Calatrava.

Arsenal de El Ferrol (Wikipedia)

 

    La carrera militar efectiva de Pedro Albarracín se inicia como alférez de navío en la fragata Santa Bárbara. En 1782 fue trasladado al navío Brillante y luego al de San Fernando donde fue ascendido a teniente de fragata. En 1788 lo encontramos como ayudante del comandante del arsenal de El Ferrol, se agregó al cuerpo de ingenieros y se hizo cargo de las obras del dique de esa ciudad gallega. En 1790 fue destinado a la fragata Santa Teresa; en 1793 se le dio el mando de una embarcación denominada urca (la Cargadora) y que era un modelo casi extinto en la época. Con ella viajó dos veces de Cádiz a La Habana escoltando a barcos mercantes en la siempre difícil ruta con las Américas ante los ataques de navíos piratas.

Batalla de Finisterre (Wikipedia)
 

 

    Al terminar esas misiones, volvió a El Ferrol, donde le fue concedido el mando de la fragata Esmeralda en 1802. De 1803 a 1805 ostentó el cargo de segundo comandante del arsenal por real orden. En 1805 fue embarcado en el Príncipe de Asturias y el 30 de agosto de ese mismo año, como segundo comandante, se le destina al Argonauta, navío de 90 cañones, botado en El Ferrol en 1798 y que había participado en las batallas de Brión y Finisterre. La tripulación, compuesta por 800 hombres, zarpó del puerto de Cádiz el 20 de octubre junto al resto de la armada conjunta hispano-francesa, enfrentándose al día siguiente con los navíos británicos frente al cabo de Trafalgar. De resultas del tremendo enfrentamiento entre las dos flotas fallecieron, al parecer, unos 100 tripulantes del Argonauta y resultaron heridos 203. La tripulación fue apresada, aunque se les liberó con posterioridad en Algeciras. El barco fue destruido el 30 de octubre por los ingleses para evitar su represa.

Disposición de los barcos en la batalla de Trafalgar (Wikipedia)

 

Por haber participado en la contienda, Pedro de Albarracín fue ascendido a capitán de navío el 15 de noviembre de 1805, en una promoción general que llevó a término la Real Armada. Hay noticia de que regresó a su ciudad natal en marzo de 1807, donde seguramente disfrutaría de un merecido retiro o eso queremos pensar nosotros.


FUENTES:

GARCÍA LÓPEZ, Fernando; “Andújar en la batalla de Trafalgar”, facebook Pasión por Andújar (17 de febrero de 2016).

GUTIÉRREZ PÉREZ, José Carlos y SEGADO UCEDA, Manuel Jesús; “El Capitán de Navío Pedro Albarracín, un andujareño en la Batalla de Trafalgar”, Trastámara, 15, (enero-junio 2015), pp. 95-104.

www.gw.geneanet.org

Wikipedia





martes, 31 de diciembre de 2024

 

ANTONIO MANUEL TRUJILLO MENA

(1966)

 

(Tomado de su Facebook)

 


Animador


    Del variopinto abanico de profesionales que han nacido en Andújar o recalado en ella, destaca Manuel Trujillo, dedicado al interesante mundo del cine de animación, territorio que siempre ha gozado de predicamento entre los niños pero que también ha encontrado acomodo entre el público más adulto.

    Sus estudios de Bachillerato los realizó en el instituto “Nuestra Señora de la Cabeza” de Andújar. Posteriormente se formó en Grabado Calcográfico en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid.


 

    Nuestro paisano, ligado al estudio Lápiz Azul Animación, fundado entre otros por Matías Marcos, trabajó en su momento en series de televisión como Rupert, Tintín o Batman. Ejerció de director-coordinador de “lay-out” (es decir, organización de diseño) del largometraje Dragon Hill, ganador del goya a la mejor película de animación en 2003, y que fue dirigido por Ángel Izquierdo. El éxito de esta producción dio pie a una segunda parte, El Cubo Mágico, en 2006, donde también participó Manuel Trujillo.


 

    De su estrecha colaboración con la productora Milímetros (creada por Antonio Zurera y Ángel Izquierdo), hemos de destacar series como Sonic, Renada, Pippi Longstocking, Tex Avery o Sabrina; amén de largometrajes como Don Quijote o Rh+ el vampiro de Sevilla.


 

    Colabora con el festival de cine de animación Animacor de Córdoba, cuyo alma máter es Antonio Zurera, dentro del grupo de profesionales que realiza la selección de películas que después se proyectarán. En el año 2010 impartió un taller bajo el título “Introducción al storyboard” en la Filmoteca de Andalucía.


    En un plano más local, su arte quedó plasmado en el cartel de la Cofradía de los Estudiantes de 2019, que nos presenta el rostro del Santísimo Cristo de la Expiración y que fue presentado en la antigua iglesia de Santa Marina el 23 de marzo de ese año. En esta obra y en otros dibujos, de los que aquí presentamos tan solo una pequeña parte de su ingente e interesante producción, se advierte la delicadeza y, a la vez, contundencia, de su trazo. Dichas obras se pueden contemplar y adquirir en Artenet (https://artenet.es/jreviews/my-listings?user=12887).


FUENTES:

https://www.diariocordoba.com/cultura/2010/11/01/animacor-2010-aborda-secretos-storyboard-37854245.html

https://www.20minutos.es/noticia/850236/0/

https://andujar.ideal.es/andujar/animador-cinematografico-manuel-20190326191855-nt.html

https://www.artstation.com/artwork/g2vX9K





sábado, 30 de noviembre de 2024

 

SOR LUCÍA YÁÑEZ

(1640 – 1710)

 

Edición en sepia del cuadro de Luis Aldehuela


Monja trinitaria

    Al tener a la vuelta del calendario la festividad de la Purísima, es bueno recordar en el blog la figura de esta religiosa de la Orden de la Santísima Trinidad, que ha pasado a la historia por una premonición relatada ya en tantas ocasiones que forma parte de la memoria colectiva de la ciudad: un 8 de diciembre de 1679, sor Lucía, en compañía de sus hermanas de religión, se hallaba contemplando, tras las celosías del convento, la procesión de la Cofradía de la Inmaculada Concepción del extinto convento de San Francisco. En un momento dado, nuestra monja advirtió que los integrantes del cortejo simulaban ser esqueletos que se arrastraban pesadamente sobre el empedrado de la calle. Sor Lucía tuvo claro que un gran mal se cernía sobre su pueblo y rogó al Cabildo que se aprestara a prepararse para lo peor: el azote terrible de una epidemia, como otras que habían azotado esta tierra en tiempos pasados. Al margen de las lógicas prevenciones que pudieran tomar los munícipes, nuestra monja hizo resaltar la importancia de agradar a Dios para que la enfermedad no hiciera excesiva mella en sus conciudadanos y así, se prohibieron las representaciones teatrales mundanas. Cabe pensar en el perjuicio que acarrearía esta decisión a la gente de la farándula pero el hecho es que desde ese momento la antigua casa de comedias dejaría de perder su función paulatinamente y se transformó después en casa consistorial hasta el día de hoy. 

 

Antigua fotografía de la calle 22 de julio,



 

     La visión de sor Lucía tuvo su ya conocido correlato en la peste que sufrió Andújar pocos meses después y que se saldó, según datos de las actas capitulares, con el fallecimiento de unas seis mil personas: el mayor impacto demográfico negativo sufrido por la ciudad a partir de una epidemia que tuvo, lógicamente, su repercusión en la economía andujareña, todo ello estudiado por Enrique Gómez Martínez. La tradición oral extendió en su momento que los apestados que se acercaban al convento de madres trinitarias y se rozaban contra sus muros lograban curarse. En sintonía con este hecho también conocemos que los enfermeros de esos mismos apestados vestían túnicas de la Cofradía del Nazareno de la Trinidad para preservarse del contagio.

 

    A raíz de esta peste, el Cabildo realizó un voto solemne para dedicarle todos los años un octavario a María Inmaculada y una solemne fiesta con asistencia de los caballeros veinticuatro. Con el correr de los siglos, la cofradía franciscana se extinguió, al igual que la Hermandad de la Concepción que tenía su sede canónica en San Bartolomé. Pero el testigo fue recogido por el cenobio trinitario y en la actualidad, la Cofradía de la Inmaculada Concepción sigue manteniendo viva esta tradición que se remonta a más de tres siglos de antigüedad, con renovación incluida del voto en el siglo XVIII con motivo del terremoto de Lisboa y en época más reciente, a raíz de la pandemia de Covid.

 

Inmaculada Concepción del siglo XVIII 
                                                     (www.odisur.es)

 

    No tenemos muchos datos de la vida de sor Lucía y estos se ciñen, sobre todo, a lo que dejó escrito su confesor y las cartas de la priora del convento al Definidor de la Orden. Ambos coinciden en que era “natural, cándida, sencilla y sin género de malicia, doblez o artificio. La candidez se junta a la gran cautela en las cosas de Dios; muy grande silencio y miedo de hablar a otros fuera del padre espiritual, tanto que por saber que algunas veces ha dicho algunas predicciones o secretos de los corazones que la oían: unas veces sin saber lo que decía, otras con la vehemencia de la pasión que le da en el corazón sin poderse reprimir, padeciendo ansias mortales, hasta decirlas”. Queda claro, pues, que no fue esta la única revelación que tuvo, sino que sor Lucía parecía tener cierta predisposición a las visiones, en consonancia con el ambiente ultrarreligioso de la época. Tuvo también un hermano trinitario de nombre Antonio, que profesó y vivió en Andújar. Ella, por su parte, tomó los hábitos un 8 de septiembre de 1659, siguiendo al erudito Ruiz Juncal. Y poco más se puede decir de nuestra religiosa, salvo que falleció en su ciudad natal el 21 de diciembre de 1710. Ojalá aparezca algún día la biografía que, al parecer, escribió el marqués de la Merced y que pudiera contener más datos, aunque quizás en clave hagiográfica.

Fachada del convento de MM. Trinitarias    
                                                         (Wikipedia)
 

    Tras el siglo de las luces y el positivismo del siglo posterior, donde el sentimiento religioso intenta afianzarse desde luego no en las supuestas visiones de una monja del Barroco, a finales del siglo XIX se inicia el proceso de beatificación de sor Lucía, en paralelo al del también paisano trinitario Marcos Criado, pero se abandonó en 1905 por la falta de pruebas documentales que afianzaran la santidad de nuestra monja.


 

    En 1980 la comunidad trinitaria de la ciudad y el Ayuntamiento conmemoraron los tres siglos del vaticinio con actos culturales y religiosos que tuvieron lugar en la iglesia conventual de la Limpia y Pura Concepción, vulgo de Trinitarias. Ello fue el germen de la actual Cofradía de la Inmaculada y motivó que el recordado Luis Aldehuela pintara un cuadro con la efigie de sor Lucía que se ha utilizado para encabezar esta entrada. Sor María Inmaculada Velasco Peña escribió el himno a la venerable madre Lucía, con música del también añorado Pablo Alcalde. En el año 2010 se representó la obra teatral Sor Lucía, una mujer consejera de su pueblo, escrita por Andrés Borrego Toledano y Juan Rubio Fernández. 


 

FUENTES

 

BAREA COLLADO, Manuel A.; Pasión y Gloria en Andújar. Andújar, Ayuntamiento, 2022.

CABEZAS AMURGO, Ángel; “Sor Lucía Yáñez, la monja visionaria de Andújar”, Facebook Pasión por Andújar.

CARRISCONDO ESQUIVEL, Francisco Manuel; “Nombres para una historia. Sor Lucía Pérez Yáñez”, El Guadalquivir, 7 (sept. 1994), p. 30. Nótese cómo aparece el apellido Pérez, ya que también se ha barajado esta posibilidad para nuestra biografiada.

 GÓMEZ MARTÍNEZ, Enrique; "Las trinitarias en Andújar. Cuatro siglos de historia". En Las trinitarias en Andújar. IV siglos de historia 1587-1987. Andújar, Comunidad de Monjas Trinitarias, 1989; pp. 81-114.

GÓMEZ MARTÍNEZ, Enrique; “La Cofradía de la Inmaculada” (pp. 75-98), en “La devoción a la Inmaculada Concepción de María en Andújar. XXV años de su Cofradía (1981-2006)”. En VARIOS, La Cofradía de la Inmaculada. XXV aniversario (1981-2006). Andújar, Cofradía de la Inmaculada, 2008; pp. 75-106.

RUIZ JUNCAL, Antonio; “Convento de Trinitarias de Andújar”, Mirando al santuario, 36 (1925), p. 178.

VARIOS, Vaticinio sobre un pueblo, Andújar. Conferencias con motivo de la clausura del III centenario del vaticinio del cólera de 1680. Andújar, 1982. Córdoba, Soc. Coop. Industrial Tipografía Católica, 1982.




miércoles, 30 de octubre de 2024

 

JOSÉ ILLANDA

(c. 1855-1860 – c. 1915-1918)


Cantaor


    Saliendo de la nebulosa del pasado se nos aparece este artista del que tanto se ha hablado, pero cual si fuera tan solo un espectro, una sombra, un esbozo. Y es que la figura de Illanda (o Yllanda o…) siempre ha estado rodeada de misterio y conjeturas varias. Hay que comenzar diciendo que fue gitano, que cantaba flamenco y que nació en Andújar. A partir de aquí, y tras consultar diversas fuentes, podemos seguir dos sendas: una nos lleva a un simple aficionado que dejó algunas letrillas reproducidas luego por afamados intérpretes del cante jondo; la otra, defendida especialmente por el entendido Antonio Escribano, nos habla de una figura que no hay que desdeñar y que fue uno de los puntales de la soleá, con un estilo personal junto al de Curro Frijoles o el Loco Mateo.

 


 

    Difícil es por ahora determinar su fecha de nacimiento. Siguiendo los testimonios orales, en especial de Rafael Romero, podemos situar el natalicio de Illanda sobre 1855-1860. Romero dejó dicho que fue su tío abuelo por línea materna y que, sin duda, Andújar fue su patria chica. Sus biógrafos también coinciden que marchó de la ciudad para, al parecer, no volver más por desobedecer a su padre, que quería casarlo con quien él no quería. Esto se deduce de una de sus más afamadas coplas: “Me quiero tirar a un pozo, / me están adjudicando / un casamiento forzoso”. Hay quien dice que, Guadalquivir abajo, vivió durante un tiempo en Utrera donde conoció a María de las Mercedes Fernández Vargas, “La Serneta”, una de las grandes intérpretes de la soleá, quien marcó profundamente su cante, iniciado en Andújar. No obstante, Escribano no da demasiada consideración a esto y defiende incluso que difícilmente pudieron coexistir Illanda y “La Serneta”, ni en Sevilla ni en Jerez, de donde era natural la afamada cantaora y donde terminaría recalando el andujareño.

 

"La Serneta" (www.historiamujeres.es)

 

    En Jerez se empaparía del ambiente caló y su longeva tradición flamenca sería asumida por él, de manera que se convertiría en uno de sus grandes intérpretes. Aquí de nuevo Antonio Escribano disiente y afirma que quizás fuera al contrario: el jienense influiría en el cante por soleares, dejando para la posteridad su estilo personal. Muchas veces se ha desdeñado Jaén como tierra flamenca porque lo fácil es defender a las grandes “metrópolis” del cante jondo como Sevilla o Jerez, sigue indicando el experto.

 

    No hay constancia en ninguna publicación de la época de su arte ni tampoco ha llegado hasta nosotros ni un solo cartel que recoja su actuación en alguna venta, mesón o, sobre todo, los múltiples cafés cantantes que hacían las delicias de los aficionados en las postrimerías del siglo XIX e inicios del XX. Pero rastreando las manifestaciones orales de otros cantaores y aficionados, parece que realizó actuaciones en Puertollano, Valdepeñas y La Carolina, en las postrimerías de su existencia, cuando podría haber residido hasta su fallecimiento en Linares, lugar que albergó muchos de esos cafés cantantes. Allí se pierde su rastro sobre 1918. El Niño de la Matrona dijo de él que lo recordaba “amanerado, elegante y retraído, y tan pulcro como su cante, que ejecutaba sin el menor esfuerzo”. 

 

Café cantante (www.turismolinares.es)

 

    Siguiendo a Pepe Marchena, de nuestro paisano serían también estas composiciones: “Reniego de los rosales, / no reniego de la rosa / que me regaló tu mare” y “Que lo lleven a la imprenta / pa que se entere la gente / lo que su querer me cuesta”. Rafael Romero, uno de los grandes continuadores del cante de su paisano, afirma que también son de Illanda otros dos estilos: “Como los muertos no hablan, / ni oyen, ni ven, ni entienden, / estoy viviendo en el mundo / sin que nadie me gobierne” (donde se puede entender una alusión a la libertad que le otorgó huir de las exigencias paternas y que según Romero, sería compuesta tras el fallecimiento del progenitor, algo que lo liberaba aún más aunque suene fuerte decirlo). La otra reza así: “Lorenzo le dijo al Pluma / arreglar lo que podáis, / que yo me voy a Porcuna” (quizás abundando en su fuga de Andújar).

 

                        Rafael Romero (aticoizquierdaflamenco.blogspot)
 


    La influencia de Illanda es palpable no solo en Rafael Romero, sino en, por ejemplo, Pastora Pavón “La Niña de los Peines”, que recuperó su cante para siempre al realizar una grabación en 1934.

 

"La Niña de los Peines" (Wikipedia)

 

Para terminar, los cantes de Illanda interpretados por Rafael Romero:


 

 

FUENTES:


BLAS VEGA, J. Y RÍOS RUIZ, M.; Diccionario enciclopédico ilustrado del flamenco. Tomo II. Madrid, Cinterco, 1990 (2ª edic.).

ESCRIBANO ORTIZ, Antonio; José Illanda y sus soleares en la laberíntica historia del cante. Jaén, Federación provincial de peñas flamencas de Jaén, 2002.

Www.horizonteflamenco.com

www. Cordobaflamenca.com





domingo, 29 de septiembre de 2024

 

JOSÉ CARLOS DE TORRES 

MARTÍNEZ

(01.05.1937)

 

(www.argamasilladealba.es)

 


Filólogo


Hijo del médico e historiador Carlos de Torres Laguna, nuestro paisano ha demostrado a lo largo de su dilatada trayectoria investigadora su inquebrantable unión con la tierra que lo vio nacer, allá por mayo de 1937. Fue pregonero de la romería en 1983 y entre sus múltiples publicaciones, siempre ha mostrado interés por el fenómeno lingüístico y literario relacionado con Andújar; así, tenemos: “Léxico de la caza de la perdiz con reclamo en Andújar” (1968), “Léxico relacionado con la montería en Andújar” (1973) o “El carro, el ubio y el arado en Andújar” (1977). En fechas más recientes, realizó una edición de la obra de Lope de Vega Tragedia del rey don Sebastián y bautismo del príncipe de Marruecos Muley Xeque, cuyo segundo acto se desarrolla en la Andújar del siglo XVI. Siempre que se le ha requerido ha acudido a su ciudad para participar en actos culturales como el ciclo de conferencias “La Virgen de la Cabeza en la cultura”. No es de extrañar que haya recibido recientemente el galardón de romero de oro, ya que el fenómeno mariano también le ha llamado la atención; lo que se patentiza en artículos como “Fe, cultura y entorno geográfico del santuario de Nuestra Señora de la Cabeza de Sierra Morena” (1989) o “La fiesta de Nuestra Señora de la Cabeza según Miguel de Cervantes” (2006).


 

Concesión del romero de oro en 2024 (web de Radio Andújar)


Una vez solventado el tema de la “patria chica”, hemos de decir que José Carlos de Torres marchó a Madrid en 1955 para iniciar estudios universitarios. Obtuvo el doctorado en Filología Románica por la Complutense en 1970. Desde 1972 ha colaborado con el Instituto “Miguel de Cervantes” del CSID, en la especialidad de Geografía Lingüística. Es socio fundador de la Sociedad Española de Lingüística (SEL), miembro de la Asociación Internacional de Hispanistas, así como del Patronato “Arcipreste de Hita”. En 2016 fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Historia y un año después académico de honor de la de Argamasilla, en reconocimiento a su contribución a los estudios cervantistas. Fue secretario durante doce años del Boletín de Filología Española, miembro de los comités organizadores de los congresos internacionales sobre la picaresca española (1976), Miguel de Cervantes (1978) y Calderón de la Barca (1981), todos ellos celebrados en Madrid. Igualmente pertenece al Instituto de Estudios Giennenses desde 1981. Desde 1967 a 1974 fue profesor encargado de lengua española en las facultades de Filosofía y Letras, y Ciencias de la Información de la Universidad Complutense.

 


 

Entre su muy nutrida bibliografía, caben destacar las ediciones críticas realizadas de La Celestina (1968), las Rimas de Bécquer (1976) o el auto El primer blasón de Austria, de Calderón (1981). Dentro de la línea de investigación de Geografía Lingüística, debemos citar las Encuestas léxicas del habla culta de Madrid (1981). Otro de los terrenos en donde ha destacado es el estudio de léxico taurino, a los que ha dedicado abundantes artículos en revistas especializadas; todo ello se condensa en su indispensable Diccionario del arte de los toros (1996). No hay que olvidar (y así enlazamos de nuevo al personaje con su inquebrantable andujanía) que él fue el editor de la obra póstuma de su padre: Andújar a través de sus actas capitulares (1600-1850), aparecida en 1981, quinto libro del gran proyecto de Carlos de Torres Laguna: Historia de Andújar y de su patrona la Virgen de la Cabeza, que poco a poco hemos ido escaneando y publicando en este blog.

 


 


FUENTES:

CÓRCOLES DE LA VEGA, Juan Vicente; “Presentación” en TORRES MARTÍNEZ, José Carlos; Las raíces populares en el culto a una Virgen serrana y romera. Andújar, Ateneo, 1986.

https://www.argamasilladealba.es/actualidad/noticias/detalle-noticia/noticia/el-cervantista-jose-carlos-de-torres-martinez-nuevo-academico-de-honor-de-la-argamasilla