lunes, 21 de diciembre de 2015

ANTONIO GONZÁLEZ OREA
(1925 – 2004)



Escultor, pintor.

Resulta muy difícil condensar en unos pocos párrafos la obra y la proyección humana de uno de nuestros grandes artistas. La frialdad de los datos poco tienen que ver con el espíritu cálido de la persona que intentan dibujar. Lo intentaremos.

Seguimos, ante todo, la biografía que publicara Enrique Gómez Martínez sobre nuestro paisano, fruto de unas charlas con el escultor en su casa-estudio de la Silera, abandonada hoy como tantas cosas que están relacionadas con la cultura en Andújar. Ahí se nos descubre a Antonio rememorando aquella formación inicial suya en la escuela nacional de José Alcalde o cursando el bachillerato en Puerta Madrid, amén de recibir clases particulares de Arias Abad. A los dieciocho consiguió un trabajo en el ayuntamiento, en el negociado de abastos. Tras la guerra civil, obtuvo su primer premio artístico: el de la obra sindical de artesanía de Jaén por una escultura de María Magdalena. Gracián Quijano, la afamada escritora andujareña, lo anima a que se dedique al mundo del arte. Consiguió una beca del ayuntamiento para poder matricularse en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) en el año 1946. En 1951 obtuvo el primer galardón de la Fundación Carmen del Río, de la Academia de Bellas Artes. Este es el momento en que empieza a codearse con el mundillo artístico de la capital de España y a conocer a gente de alcurnia que valora su obra, apoyado siempre tanto económica como anímicamente por Gracián Quijano, o lo que es lo mismo, Paca Tejada.

San Francisco de Asís, en el colegio
de franciscanas de Andújar
(tomado del libro de Enrique Gómez)
De regreso a Andújar, es contratado para enseñar dibujo y modelado en la SA.FA. Allí permanecerá veintidós años, y entre sus muros será el mentor de grandes artistas como Rodolfo Conesa, Miguel Fuentes del Olmo, Claviejo, Miguel Varela, etc. De su estudio en la fundación jesuítica saldrán obras tan emblemáticas en la producción de Orea como la Virgen del Silencio (o de la Paz) del santuario de la Virgen de la Cabeza, el monumento al capitán Cortés para Valdepeñas de Jaén, las esculturas para el noviciado de los jesuitas en la sierra de Córdoba (y, sobre todo, la que es una de sus obras más significativas: la Inmaculada “del silencio”), San Eufrasio y Máter de la Iglesia para la parroquia de San Miguel de Andújar, o la corona de la recoronación de la Virgen de la Cabeza en 1960.

Número extraordinario de la revista de la
Guardia Civil, dedicado a la inauguración
del monumento del santuario.
Él mismo reconoce, en palabras de Gómez Martínez, que su creatividad disminuyó cuando abandonó las escuelas profesionales y se instaló en el taller de la calle Silera, de donde saldrán, no obstante, notables obras de arte. Son los años setenta y un norteamericano lo tienta para viajar a Hollywood y diseñar decorados, oferta que rechaza. Al principio de esa década obtiene el primer premio nacional de bellas artes decorativas y la medalla en la exposición nacional de bellas artes. En 1980 se embarca en el proyecto de la Universidad Popular de Andújar y es coordinador de los talleres de esmalte, dibujo, talla y repujado de metales. Cinco años más tarde convalidó sus estudios por la licenciatura de Bellas Artes y entra a formar parte del claustro de la facultad granadina de Bellas Artes. En 1987 consiguió el doctorado por la Complutense, tras defender una tesis centrada en su propia obra. En 1989 es nombrado catedrático honorario de universidad, y en 1990 debe jubilarse forzosamente, muy a su pesar.

Monumento a la batalla de las Navas de Tolosa, en La Carolina
(tomado del libro de Gómez Martínez).

De nuevo, vuelta a Andújar; aunque en este caso, su espíritu se ha visto contrariado por tener que dejar su cátedra. En estos años, hay que destacar su nombramiento el 28 de febrero de 1993 como hijo predilecto de la ciudad. Es una oportunidad que aprovecha el ayuntamiento para organizarle un homenaje, que consiste en una mesa redonda sobre su trayectoria artística y una exposición colectiva, donde se pueden admirar tanto obras suyas como la de algunos de sus discípulos. Por estas fechas es nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Santa Isabel de Hungría, de Sevilla. En 1999 se crea el Museo de Artes Plásticas Antonio González Orea, en la capilla de lo que fuera convento de Capuchinas. A partir de 1994 se celebrará una bienal de escultura que llevará su nombre. En 2002 se rotula una calle de Andújar en una nueva muestra de homenaje, aunque quizás lo oculto de la vía urbana no se corresponde con la categoría del homenajeado. Una de sus últimas obras para Andújar fue el monumento a Espinosa de los Monteros, en plena plaza de la Constitución (2003). En Andújar, además, tenemos su Santiago Apóstol en la parroquia de La Lagunilla, San Eufrasio en las Viñas de Peñallana, las esculturas de Marcos Criado tanto para la ermita de la Virgen de la Cabeza como para el altozano que lleva el nombre del mártir trinitario, el diseño de la capilla del colegio de franciscanas, la capilla del sagrario para la Divina Pastora (y la escultura que preside el presbiterio de ese mismo templo), el crucificado del altar mayor de San Bartolomé, los relieves para el nuevo rosario monumental del santuario y la figura central del monumento de la Constitución (que, por cierto, necesitaría de cierto adecentamiento y mejor iluminación), Cristo central del mural de Cristo Rey, pastor Juan de Rivas en el santuario...

Cartel para la fiesta de espigas y bodas de
diamante de la Adoración Nocturna de
Andújar, en 1961.


Quizás la obra más famosa de Orea sea la que conmemora la victoria cristiana en las Navas de Tolosa y que podemos admirar en la vecina localidad de La Carolina. Junto a esta amplia nómina escultórica, cuya extensión sería imposible abarcar en el espacio de las entradas de este blog, hay que citar la vertiente pictórica de don Antonio, y muy especialmente los carteles que diseñó con motivo, por ejemplo, del Año Santo Mariano 1959-1960, la fiesta de las espigas de 1961, el IV centenario de la traída de la reliquia de San Eufrasio a Andújar (1996-97) y la Romería de 1995. En pintura mural tenemos dos importantes ejemplos: uno en el colegio Infanta María Teresa de Madrid, de huérfanos de la Guardia Civil, y otro en la capilla del poblado de San José de Escobar.

Interior del museo González Orea, en Andujar
(www.jaenparaisointerior.es)


Su obra se puede admirar, además, en multitud de templos (como en la capilla mayor de la SA.FA. De Úbeda), museos como el Reina Sofía y el de Arte contemporáneo de Madrid (en el extranjero: en Milán, Roma, Bruselas, etc.), y varias colecciones particulares.

"Retrato en Otoño", obra de Ramiro Megías López
que ganó con ella el primer premio de la bienal de
escultura de 2002. Representa a González Orea y
está situada en el altozano de la Marquesa, muy
cerca de la casa del artista.

Nacido en Andújar un 5 de agosto de 1925, vino la muerte a visitarlo el Jueves Santo del año 2004, día señalado para alguien que vertió en sus obras un caudal tan amplio de espiritualidad que hoy día sigue admirando y sobrecogiendo.


FUENTES:

GÓMEZ MARTÍNEZ, Enrique; Biografía de Antonio González Orea, escultor. Andújar, Ayuntamiento, 2003.

MESA RUEDA, Fernando; Carteles de la romería de la Virgen de la Cabeza. Jaén, Caja Rural, 1989.

VARIOS, Jaén. Sevilla, Gelver, 1986. Tomo I, pág. 330.


YBARRA LARA, Alfredo; “Galería de personajes. Antonio González Orea”, El Nuevo Guadalquivir, 2, (mayo 1992), 13.