viernes, 21 de octubre de 2011

BEATO BERNARDINO DE ANDÚJAR
(PABLO MARTÍNEZ ROBLES)

(1879 – 1936)






Mártir franciscano capuchino.

Las masivas beatificaciones de religiosos y religiosas que murieron en la contienda civil española, llevadas a cabo por el papa Juan Pablo II y seguidas por el actual pontífice, han sacado a la luz historias tan sencillas como la de nuestro paisano, Pablo Martínez Robles, fraile franciscano que se destacó, sobre todo, por su abnegado servicio en cada una de las casas de la Orden en que estuvo.

Vino al mundo en la calle Ollerías a las once de la mañana de un 28 de enero de 1879, siendo bautizado en la parroquial de Santa María la Mayor tres días después con el nombre de Pablo Julián de la Santísima Trinidad. Sus padres, Bernardino Martínez (de profesión zapatero) y Mª. Dolores Robles (ama de casa), no pudieron ofrecerle la adecuada formación académica debido a los escasos recursos económicos con que contaba la familia, así que pronto hubo de dejar la escuela local y dedicarse a la talabartería y a labores agrícolas. Con posterioridad comienza a trabajar en un cortijo, y de ahí, se traslada a Córdoba. Allí traba amistad con el hermano administrador de los ermitanos de Sierra Morena, el cual lo invita a conocer de cerca su forma de vida.

Pero pronto vio el joven Pablo que aquella no era su vocación, y marcha hacia el Real Monasterio de Yuste, en Cáceres, regentado por los frailes terciarios capuchinos. Allí llegaría en octubre de 1906 para iniciar el postulantado, y el 15 de abril del siguiente año tomaría el hábito religioso a la vez que cambiaría su nombre por el de Fray Bernardino María de Andújar. Al finalizar los dos años de noviciado para hermano coadjutor, el 15 de abril de 1909 emite sus votos religiosos en Yuste.


Real Monasterio de Yuste (Cáceres)
(rutaextremadura.wordpress.com)
De 1911 a 1914 lo encontramos en el colegio Fundación Caldeiro de Madrid. El 15 de abril de 1915 profesa perpetuamente en la Congregación de Religiosos Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores (conocidos popularmente como "amigonianos"). A lo largo de los casi veinte años siguientes Fray Bernardino recorre distintas fraternidades: la Escuela de Reforma de Santa Rita (Madrid), la Colonia de San Hermenegildo (Dos Hermanas, Sevilla), y la Escuela de Reforma de Zaragoza, colaborando fielmente en los quehaceres de la cocina, el campo y la enfermería.

En junio de 1938 pasa al convento de Nuestra Señora de Monte Sión, de Torrent (Valencia), donde desempeña su actividad como sacristán de la iglesia del convento. Y, posiblemente en 1936, pasa a formar parte de la fraternidad de la casa noviciado de San José, de Godella (Valencia), donde le sorprende la Guerra Civil.

El 20 de julio los milicianos asaltan el convento y el padre Bernardino, junto con sus compañeros de religión, son hechos prisioneros. Dos días después es conducido a Torrent y el padre Valentín se hace cargo de él, pero el 13 de agosto es nuevamente detenido y llevado a la cárcel del pueblo. De ahí saldrá el día 15 de septiembre, en compañía de fray Laureano María de Burriana y de su hermano fray Benito María de Burriana, para ser asesinados en la noche del 15 al 16 en la masía de Calabarra, término municipal de Turis (Valencia). Su cuerpo fue llevado a la fosa común del cementerio de Montserrat hasta el 5 de noviembre de 1939 en que fueron inhumados sus restos en la cripta de los Mártires, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Torrent.


Masía de Calabarra, en Turis (Valencia)
(www.forocoches.com)

Sus biógrafos destacan entre sus rasgos que “era bajito, gordito, de carácter tranquilo, acogedor, colaborador de la gente más pobre. Era la fiel imagen del franciscano más orondo, siempre portador de paz y bien, que facilitaba la convivencia fraternal en el convento. Destacaba por su vida de oración intensa, manifestando una especial vocación a la Eucaristía, a la Virgen de los Dolores y al Patriarca San Francisco.”

Fue beatificado por Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001 y su fiesta se celebra el 22 de septiembre.


FUENTES:

Biografía del beato por Fr. Agripino G. en tarjeta devocional.

http://terciarioscapuchinos.wikispaces.com/beato+bernardino+maria+de+andujar

jueves, 13 de octubre de 2011


MARÍA DE RADA
(S. XVII)

Poetisa.

Aurelio Valladares Reguero publicó en 1989 una imprescindible Guía literaria de la provincia de Jaén. Se trataba entonces de recoger todas las figuras literarias que ha dado esta provincia, amén de las citas que aparecen en nuestra literatura nacional y aun extranjera. Es evidente que la tarea era ingente y que, tras la publicación de aquel libro, nuevos autores y nuevas citas cayeron en manos del investigador. Así pues, en 1993 aparecía en la revista Angélica, de Lucena, un artículo donde se hacía eco de una escritora del XVII, de nombre María de Rada, poetisa residente en Andújar y que no fue incluida en la Guía del 89. Había llegado a su conocimiento la existencia de esta escritora gracias a una nueva edición del Cancionero antequerano (1988). Es este poemario la herencia dejada a la posteridad por el llamado Grupo de Antequera: un círculo poético formado en la ciudad malagueña en el siglo XVII, que seguía todo el espíritu barroco emanado desde Granada, y cuyo principal representante fue Pedro de Espinosa. El Cancionero, titulado originalmente Bariedad de Sonetos Recogidos de diferentes autores por Ignacio de Toledo y Godoy, fue escrito en 1627 y el manuscrito no se publicó hasta 1950. El compilador no sólo se limitó a tener en cuenta a los poetas locales sino que abrió el abanico a otras plumas del panorama poético andaluz, e incluso nacional (Quevedo, los Argensola, Espinel, Barahona de Soto, etc.).

Recopilación del
Cancionero Antequerano

Son dos los poemas de María de Rada que allí se incluyen, de la que tan sólo se dice ser «vecina de Andújar». La primera composición trata «De la elección del general de San Francisco, fray Juan del Hierro», y tiene carácter satírico-burlesco. Cuenta Valladares que el suceso que da pie al soneto es histórico y tuvo lugar en 1612, debiéndose escribir entre este año y el siguiente. El segundo hace igualmente burla «de un fraile trinitario que predicó un sermón largo y enfadó a los oyentes». Alguien ha creído ver tras la figura de este plomizo predicador al trinitario Paravicino, maestro de la oratoria sagrada barroca que frecuentó tierras andaluzas. No obstante, cualquier otro sermoneador pudo ser objeto de la despiadada puya de Rada que ataca sin piedad al fraile. Dámaso Alonso usa este soneto en sus estudios de oratoria sagrada.

Otra poesía de María de Rada se encuentra en la obra de Juan de Acuña del Adarve Discursos de las efigies y verdaderos retratos..., publicada en Villanueva de Andújar (hoy de la Reina) en 1637, y que trata de la veracidad de la reliquia del Santo Rostro que se guarda en la Catedral de Jaén. Son unas décimas laudatorias que aparecen al principio del libro, anunciándose así: «De doña María de Rada, vecina de la ciudad de Andújar, mujer de esclarecido ingenio y gran virtud, al autor». Por tanto, en 1637 vivía aún en Andújar, y así lo recoge también Manuel Serrano y Sanz en sus Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas... (1905).

El mismo Valladares, con posterioridad, llega a reunir hasta nueve poemas de María de Rada. Además de los citados, el resto se encuentran en dos de las justas poéticas que se celebraron en Andújar a lo largo del XVII. El alma máter de ellas fue el religioso franciscano y escritor Francisco del Villar y Bago, una figura muy interesante del Barroco local, del que daremos noticia en otro momento. Una poesía aparece en la conmemoración que se hizo de la beatificación en 1627 de los mártires del Japón, en concreto una chanzoneta suya que se cantó en la misa conmemorativa de este hecho. Rada no participó en este certamen, pero colaboró con esta pieza. En la publicación de 1635, donde se elogia la conducción de aguas al convento franciscano, María de Rada participa con varias composiciones, aunque no sabemos si alcanzó galardón alguno pues Villar, el compilador, omite este dato. La relación entre Rada y el fraile parece prolongarse a lo largo del tiempo, ya que ambos se dedican mutuos elogios y este último habla de premios alcanzados por la poetisa en justas celebradas en otras localidades, poemas, que, por desgracia, no han llegado a nuestros días o aún no han sido descubierto por los especialistas. De hecho, en el prefacio a esta obra, escribe Villar: "Doña María de Rada, / ha tomado por su quenta, / créditos de las siuilas, / con las Musas compete[n]cias". 

Portada Fiestas conducción del agua
Nada más se puede decir por el momento de esta María de Rada, poetisa que vivió entre el siglo XVI y el XVII; que fue vecina de Andújar (aunque no sabemos por el momento si también natural de aquí) y que, si consideramos su inclusión en el Cancionero antequerano y el juicio de «mujer de esclarecido ingenio», debió de ser muy bien considerada en su momento, lo cual, siendo mujer y viviendo en la época en que vivió, no es poca cosa. Tal vez el futuro nos reserve nuevos descubrimientos sobre esta casi desconocida mujer del Barroco.

Restos del claustro del convento de S. Francisco

FUENTES:

OSUNA, Inmaculada;«Poesía de proyección ciudadana en tres autoras del siglo XVII: Cristobalina Fernández de Alarcón, María de Rada e Isabel de Tapia», Península, 2 (2005), pp. 237-249. 

SERRANO Y SANZ, Manuel; Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas. Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1905.

VALLADARES REGUERO, Aurelio; “Dos justas poéticas celebradas en Andújar (1627 y 1633)”, BIEG, 164, (1997), 149-204.

VALLADARES REGUERO, Aurelio; Guía literaria de la provincia de Jaén. Jaén, IEG, 1989.

VALLADARES REGUERO, Aurelio; «María de Rada, una poetisa de Andújar en los ambientes literarios andaluces de la primera mitad del siglo XVII», Angélica, 5, (1993), pp. 83-90.

VALLADARES REGUERO, Aurelio; «Nuevos datos sobre una poetisa andujareña del siglo XVII: María de Rada», Senda de los huertos, 41, (1996), pp. 85-95.

miércoles, 5 de octubre de 2011


JOSÉ LUIS MACÍAS SAMPEDRO
(1929)


Ilustrador, pintor e historietista.

Que Andújar es tierra propicia para el arte y que ha dado, y sigue dando grandes artistas, lejos de ser un elogio huero, es una certeza que la historia nos demuestra de continuo. Algunos de estos artistas, no obstante, han hallado la fama y el reconocimiento fuera de estos contornos, e incluso, son desconocidos en su tierra. Quiero romper con esta triste tradición andujareña de forma modesta, trayendo hoy a este blog al dibujante Macías Sampedro, afamado ilustrador y uno de los puntales de la Escuela Valenciana de cómics. Para un aficionado como yo al mundo del tebeo, encontrarme a un paisano en el listado de maestros de la historieta gráfica es motivo de especial satisfacción. Pero vayamos por partes.
Su biografía oficial se refiere a ese joven José Luis que abandona su pueblo natal, donde naciera en un mes de enero de 1929, para encaminarse a Valencia y estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Y allí se afincó definitivamente. Pero nada se habla del joven artista que se inicia en el arte del dibujo a orillas del Guadalquivir, que trabaja en el taller del maestro Manuel Jiménez, y al que vemos en una fotografía con Pedro Palenciano (los dos, entonces, prometedores adolescentes en el arte del dibujo), fotografía que podemos ver en la espléndida web www.retabloceramico.com. Tampoco se destaca su inclusión dentro del catálogo de cartelistas de nuestra Romería, habiendo obtenido el segundo premio en 1953 y reproduciéndose en sepia como viñeta conmemorativa.
Su, digamos, “etapa andujareña”, ha sido eclipsada por su proyección artística posterior. En 1950 lo encontramos trabajando para la editorial Jovi, con la colección Gary Cooper; pero enseguida es enrolado por la prestigiosa editorial Valenciana, uno de los puntales de las publicaciones infantiles y juveniles de España, junto a la antológica revista TBO y la editorial Bruguera. Allí estaría toda una década. En Valenciana, destacan sus trabajos en Mariló (1950) y en las portadas de novelas populares como Luchadores del espacio y Comandos. También fue el ilustrador de El Cachorro, de ediciones Realce (1949-1950).

Portada de José Luis para un número de Mariló

Portada de José Luis para la colección
Luchadores del espacio
  
 
Él afirma que siempre prefirió la ilustración de portadas al dibujo de cómics, pero tuvo que alternar ambas dedicaciones, incluso estuvo un tiempo dibujando los cuerpos de los famosos Roberto Alcázar y Pedrín, mientras que Vañó, el creador de estos personajes, hacía los rostros. Sin abandonar Valenciana, dibuja la serie Aventuras de Boro-kay para editorial Carsoto (1956).

Aventuras de Boro-Kay

En 1959 decide embarcarse en una aventura editorial. Abandona Valenciana y, junto a González Alacreu, Sanchís Cortés y Luis Coch, entre otros, funda editorial Creo, dedicada a la producción de cuadernillos apaisados de aventuras, de gran éxito entre la chiquillería del momento. En Creo publica las colecciones Davi-Roy (1959) y Ayax el griego (1960), con guión de Vicente Tortajada. Esta última está considerada como una preciosista muestra de dibujo hecho a conciencia y minuciosidad, algo que no era habitual en la época, pues el frenético ritmo de ventas no favorecía precisamente que el artista pudiera realizar su trabajo con tranquilidad, sino que siempre se le apremiaba con dibujar más y con mayor celeridad.

Viñeta para Ayax el griego
 
En 1962 concluye esta aventura editorial, y José Luis se dedica entonces a dibujar para Gran Bretaña, otra constante entre los historietistas españoles: el mercado extranjero. A partir de ese momento, se centra en la ilustración de libros, sobre todo para la zona franco-belga, sin abandonar su pasión por la pintura. Sus ilustraciones se encuentran en publicaciones infantiles de Bélgica, Francia, Inglaterra, Alemania, Austria, Italia, Portugal, Brasil y Japón. Uno de sus trabajos más afamados es el del Nuevo Testamento (Vida de Jesús), distribuido en más de veinte países. Ha recibido numerosos galardones, como el premio “Lazarillo” y el “Christian Andersen”, así como el de la Oficina Católica para la Infancia, dependiente de UNICEF.
Su importancia dentro del mundo de la ilustración quedó recogido tanto en el coleccionable que en la década de los noventa entregó el diario Levante, como en el libro de José Miguel Chuliá, Del libro al cómic a través de José Luis Macías Sampedro (Mislata, 2003).

Portada del libro dedicado a Macías
 
En el año 2012 dona a la ciudad de Andújar varias de sus obras pictóricas, que quedan expuestas en el Museo de Artes Plásticas "González Orea".

En 2019 se ha estrenado un documental sobre su vida y obra: José Luis Macías, una vida ilustrada. Está producido por Box O Bot Studio y realizado por Nando Huerta: https://www.youtube.com/watch?v=Ro9gdBF-lA0
FUENTES:

MESA RUEDA, Fernando; Carteles de las fiestas y romería de la Santísima Virgen de la Cabeza. Jaén, Caja Rural, 1989, pp. 34-35.

VARIOS, Historia del tebeo valenciano. Valencia, Generalitat valenciana-Diario Levante, 1992; pp. 117-120; p. 409.
 
VARIOS, La novela popular en España. Madrid, Robel, 2000; pág. 239.
 
VARIOS, La novela popular en España. Madrid, Robel, 2001, págs. 151 y 168.