martes, 11 de noviembre de 2014

RODOLFO GIL TORRES
(1901 – 1975)

(benumeya.wordpress.com)


Escritor. Periodista.

Interesante figura del siglo pasado, que fue vínculo entre España (en especial, Andalucía) y el mundo árabe, y cuya obra influyó en el pensamiento de Blas Infante.
Su amor por lo árabe se patentiza en que solía utilizar el segundo apellido materno (Benumeya) añadiéndoselo a Gil Torres, y que en sus trabajos en prensa usa un seudónimo de reminiscencias también arábigas como “Amor y Benomar”.
Su padre fue el escritor, periodista y senador cordobés Rodolfo Gil Fernández-Colón y su madre, María Benumeya Torres Céspedes, granadina de origen morisco. Aunque nuestro biografiado siempre se lamentaba por no haber nacido en la ciudad de la Alhambra, último estertor de la cultura arábigo-andaluza (“tenía que haber nacido en el carmen de San Nicolás del Albaicín: ahí fui engendrado y mi madre se fue a Andújar a los ocho meses [de gestación]”), vino a este mundo en nuestra ciudad un cinco de junio de 1901. No obstante, ya que sus raíces no son andujareñas, es curioso que alguien que amaba tanto esta tierra y cuya forma de pensar entronca con el nacionalismo andaluz, tuviera su cuna en la misma ciudad donde se constituyera en 1835 la Junta Suprema de las Andalucías.

El Albaicín (Wikipedia)

Cuenta él mismo que a los tres años ya estaba viviendo con su tía materna en Madrid, tras la separación de sus padres, así que cabe pensar que tan solo este breve espacio de tiempo lo pasaría en Andújar. En la capital de España hizo sus estudios primarios y el Bachillerato y también allí se licenció en Filosofía y Letras junto a los que serían puntales de los estudios árabes en España, Julián Ribera y Miguel Assín Palacios. Sus inquietudes pro-árabes lo llevaron enseguida a ampliar estudios en el norte de África, en Argelia y Túnez más concretamente. En 1925 Miguel Primo de Rivera lo envía a Marruecos para dirigir una publicación española. Desde entonces su vinculación con aquellas tierras fue total: profesor de arte hispano-musulmán y de Historia de Marruecos en el Centro de Estudios Marroquíes de Tetuán y después en el Instituto Libre de Tetuán, vicesecretario de la Casa Universal de los Sefardíes y redactor en Revista de tropas coloniales y Revista de la Raza.
Alfredo Cazabán se hace eco en Don Lope de Sosa de la proyección cultural y política de este hijo de Andújar y comenta con agrado la aparición de la Cartilla patriótica Hércules (también llamada Cartilla del español en Marruecos), que pretendía ser un auxilio de los españoles del Protectorado para desenvolverse en tierras marroquíes. Se anuncian otras parecidas para los españoles residentes en el resto de países del Magreb, pero esos proyectos parece que quedaron en nada. 

Fotografía aparecida en D. Lope de Sosa
 
En 1930 contrae matrimonio con Emilia Grimau (hermana del dirigente del PCE, Julián Grimau, fusilado por el gobierno de Franco en 1963). De esa relación nacerá su hijo Rodolfo (1931-2008), digno sucesor de su padre en el estudio del mundo árabe.
En 1933-34 trabaja en la redacción de la revista Maghreb de París, publicada por jóvenes intelectuales nacionalistas. También ocupa el cargo de vicesecretario de la asociación hispano-islámica.
Cuando estalla la guerra civil, la familia Gil Grimau se halla en El Cairo, en misión cultural, enviados allí por el general Beigbeder, (alto comisionado español en Marruecos). En 1938, Rodolfo ejercerá como profesor de estudios españoles en la residencia de estudiantes marroquíes en la capital egipcia. De Egipto pasará a Argelia en 1940, donde trabajará como lector de español y árabe. Vuelve a España en 1942, como miembro de la sección de política internacional del Instituto de Estudios Políticos, colaborador de la oficina de información diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores y escribe en las revistas Arbor y África, del CSIC. Igualmente participa con Radio Nacional de España, en calidad de experto en temas árabes. 

La familia en una fotografía del año 1940
(benumeya.wordpress.com)

 Durante el franquismo defendió sus ideas, que se enmarcan dentro del nacionalismo andaluz, de manera que no chocaran demasiado con el régimen. No obstante, nunca disimuló su apoyo por la emancipación de los pueblos árabes y así, en la década de los cincuenta, formó parte de un grupo de intelectuales españoles que apoyaron las reivindicaciones nacionalistas del norte de Marruecos. A partir del fusilamiento de su cuñado, se alejó de sus contactos oficiales españoles. 


A principios de los sesenta ocupó el despacho de prensa de la embajada de la República Árabe Unida (la efímera unión entre Egipto y Siria) en Madrid. Como recompensa por su labor en la embajada, recibió en 1966 la Orden de la R.A.U. En 1970 fue nombrado comendador de la Orden de África.
Falleció en Madrid en 1975 de manera repentina.

(De www.todocoleccion.net)

Su defensa del legado andalusí y su lamento por la expulsión de los moriscos influyeron en la ideología nacionalista de Blas Infante que habla elogiosamente de Gil Torres. Como se ha visto, además, tuvo que moverse entre su dependencia respecto de un régimen como el franquista, tan poco amigo de los devaneos independentistas, la colaboración con el Protectorado marroquí y su simpatía por los nacionalismos del norte de África. Este difícil equilibrio se plasma en su abundante bibliografía, donde siempre tiende puentes entre una orilla y otra del estrecho de Gibraltar: Marruecos andaluz, Estampas marroquíes, Hispanidad y arabidad, Andalucismo africano, España y el mundo árabe, Claroscuro andaluz, etc. A veces, ese apasionamiento pro-árabe lo condujo a defender afirmaciones tan arriesgadas como la siguiente: “En Linares, como en Andújar hablan con el acento arrastrado del egipcio familiar” (sic.).

(De www.todocoleccion.net)

De su abundantísima colección de textos periodísticos, cabría destacar una famosa entrevista con Lorca en La Gaceta Literaria donde ambos abordan un tema tan querido para los dos como era el del cante flamenco. Pero, ante todo, en sus muchos artículos y libros, hay una idea que predomina por encima de todas: el necesario diálogo entre Oriente y Occidente, algo que hoy sigue siendo poco menos que una quimera.


FUENTES:

CAZABÁN, Alfredo; “Literatos jiennenses. Rodolfo Gil Torres (“Amor y Benomar”), Don Lope de Sosa, XIV, (1926), pp. 37-39.

GIL BENUMEYA, Rodolfo; Marruecos andaluz.  Madrid, Ediciones de la Vicesecretaría de Educación Popular, 1943.

LÓPEZ ENAMORADO, María Dolores; “La mirada del otro: la visión del africanismo español (el Gil Benumeya de los años veinte)”. In ZAMORA, Elías y MAYA, Pedro (edits.), Relaciones interétnicas y multiculturalidad en el Mediterráneo Occidental. Melilla, 29-31 octubre 1997. Sevilla, Librería Andaluza, 1998.

PALOMARES, José; “La oscura raíz del grito. Blas Infante, Federico García Lorca y Rodolfo Gil Benumeya en torno al cante jondo”, La madrugá, 4, (2011), 1-19.

VARIOS, Jaén. Tomo IV, pág. 1344.


Wikipedia.