jueves, 31 de diciembre de 2020

 

PEDRO JOSÉ CASTILLO TORRES

(1902 - 1990)



Dibujo realizado por Santiago
Estévez en 1984
(Revista Fénix)


Alfarero y ceramista


En una fría mañana parecida a la que escribo estas líneas, traspasaba la puerta de la casa del maestro Castillo para hacerle una entrevista, con objeto de publicarla en la revista Fénix, del entonces I.B. Mixto número 2 (IES Jándula, con el tiempo). Corría el año 1983 y Pedro Castillo acababa de ser nombrado hijo predilecto de la ciudad de Andújar. Todavía perdura en mi recuerdo el olor a alfar, a picón y a barro húmedo. Una curiosa conjunción y una oportunidad única para mí, entonces estudiante de BUP, que me permitió conocer, aunque brevemente, a una de las personas que habían apuntalado contra viento y marea esta tradición tan nuestra. Me auxilio ahora de aquellas notas tomadas a vuelapluma, pero también de la entrañable biografía que publicara en el año 2002 Enrique Gómez Martínez.



 Portada de la biografía escrita por
Enrique Gómez en 2002


Nace nuestro biografiado en Andújar, el 30 de marzo de 1902, en la calle Juderías. A la temprana edad de diez-doce años ya trabajaba en la alfarería de Fernando Carrasco, en pleno altozano de San Pedro. Su función era la de pintor, pero siempre que podía, Pedro Castillo trataba de emular a su maestro modelando piezas de barro. Ante un pedido mayor de lo acostumbrado, se recurre al joven aprendiz para que eche una mano en el taller. Es la ocasión propicia para demostrar lo que sabe e iniciarse en el oficio de alfarero, fabricando jarras, botijos, candelabros, etc, sin olvidarnos de los famosos “pitos” tan usados en las romerías de antaño. Con posterioridad, entra a trabajar con Antonio Mezquita. Corre el año 1917.

En 1930 contrae matrimonio con Antonia Ruano Jurado. La pareja toma como residencia una casa en la calle Rosalejos, que también servirá de alfar a Pedro, independizado de Mezquita un año antes. Hoy en día, esta calle lleva el nombre de nuestro artista: “Alfarero Castillo”. De la unión nacerían tres hijas: María Dolores, Ana María y Antonia, que ayudarán a su padre pintando las piezas que, sin descanso, salgan de las manos talentosas de su padre. La mayor de ellas, con el tiempo, será quien permanezca en el negocio familiar, pintando los cacharros y atendiendo a la cada vez más numerosa clientela.



Actual calle Alfarero Castillo, antes Rosalejos
(Foto tomada del Facebook de Andújar Express)


Siempre recordará con satisfacción aquella época de los años veinte con una Andújar volcada en la actividad cerámica, escuela incluida que, por desgracia, vino a truncar la guerra. Por cierto que durante la contienda civil tuvo que dejar su oficio y fue contratado como intendente del hospital municipal. Tras estos aciagos años, retoma su actividad y a finales de los años cuarenta pasa de alfarero a ceramista. Una característica peculiar de este artesano es que siempre usó el tradicional horno árabe para la cocción, labor que requiere de gran pericia pues es necesario preparar el fuego con la dosis justa de material para la combustión. La fama del alfar andujareño llega muy lejos y de todas partes le reclaman más y más piezas, que comienza a firmar. En esta época dorada para Castillo, llegan a trabajar para él hasta veinticuatro mujeres, pintando, y tres muchachos. Uno de sus discípulos fue el también afamado ceramista José Ramírez, con calle dedicada en paralelo a la suya, por cierto.

Entre las muchas distinciones y reconocimientos que recibió a lo largo de su vida podemos destacar: la Carta de Artesano (1955), “Artesano distinguido” de la Obra Sindical de Artesanía (1969), diploma de expositor de honor en varias ediciones de la Feria Internacional del Campo en Madrid, diploma de “Trabajador ejemplar” por parte de la delegación local de la Juventud (1973), diploma otorgado por la Federación Iberoamericana de Artesanía (1983), reconocimiento a toda una vida dedicada a la alfarería en la I Bienal de Cerámica de Úbeda (1986), etc. Fue nombrado en 1975 director honorario de la Escuela de Cerámica y, como se ha dicho, hijo predilecto de Andújar en 1983 por el pleno de la corporación municipal. Una de las aulas de los talleres de la Casa de Cultura fue rotulada con su nombre y algunos de sus cacharros y utensilios se pueden admirar hoy en día en la Casa del Alfarero del palacio de los Niños de don Gome.



Nombramiento de hijo predilecto en 1983
(Foto extraída del libro de Enrique Gómez)


Pedro Castillo fallecería en Andújar el 10 de enero de 1990. Alfredo Ybarra escribiría, a título póstumo, estas palabras: “Vino para adorar el barro, para, amasándolo, metérselo dentro y llorándolo crear una plenitud de formas a cual más bella en la perfección de sus pequeñas manos. Él era sencillo y quería todo lo sencillo. Había aprendido la poética del alfarero, la que gustaba del trato del tú a tú con la tierra, que es como decir con Dios, o ser Dios un poco. Sin vanidades, porque es la arcilla la que enseña, y el tiempo, y el sol, y el agua, y el cielo, fue Pedro encontrando la unión perfecta con la estética del paisaje de Andújar, fue adueñándose del duende encendido de este lugar y le dio la forma exacta en jarras, botijos, vasijas y mil cacharros. Lo que aprendió, lo mejoró; lo que mejoró, lo enseñó y lo que enseñó quedó como el perfil cierto de la mejor cerámica de Andalucía”.


FUENTES:

BAREA COLLADO, Manuel Andrés; “Personaje iliturgitanos: Pedro Castillo”. In Fénix, 2 (enero 1984), págs. 4 y 5.

CÓRCOLES DE LA VEGA, Juan Vicente; “Pedro Castillo Torres, de Andújar, Un alfarero con un gran corazón”, diario Jaén, 7 de marzo de 2010.

GÓMEZ MARTÍNEZ, Enrique; Biografia de Pedro Castillo. Alfarero y ceramista. Andújar, Ayuntamiento, 2002

domingo, 29 de noviembre de 2020

 

JOSÉ MARÍA DE ACUÑA Y PÉREZ DE VARGAS

(1872 – 1929)

(Tomado de Leyendo Madrid)


Alto funcionario


Este mes traemos a este recordatorio de vidas andujareñas, a un paisano que, aunque entroncado con dos de las familias de más lustre de la comarca, ha encontrado un hueco en la historia no por sus resonantes apellidos, sino por su labor en pro de la difusión de la lectura entre las clases más desfavorecidas. Y eso, creo yo, siempre ha de contar con nuestro reconocimiento.

Nació José María en Andújar, un 21 de noviembre de 1872. Fue hijo de Pedro Manuel de Acuña Espinosa de los Monteros y de Elvira Pérez de Vargas González de Castejón. Recibió el bautismo en la parroquia de San Miguel Arcángel el 25 de ese mismo mes. Entre sus familiares ilustres, cabe destacar a su tía, la escritora Rosario de Acuña Villanueva.

Estudió Derecho y a los dieciséis años entró a trabajar al servicio del Estado. Vivió la mayor parte de su vida en Madrid, donde llegó a ser oficial mayor del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. El 23 de junio de 1906 se casó con Rosa Blanca Fuentes-Bustillo González, matrimonio del que, al parecer, no hubo descendencia.

Aspecto de una de las biblioteca populares
madrileñas de principios del siglo XX.
(Tomado del libro Leyendo Madrid)

Su gran contribución dentro del ministerio referido consistió en impulsar las bibliotecas populares, la de su propio ministerio, y crear políticas activas respecto de la difusión de la lectura. Todo ello se potencia a partir de que en 1922 fuese nombrado encargado de los asuntos de la nueva sección sexta (la llamada Oficina de Publicaciones, Estadística e Información de Enseñanza). Durante los años que se mantuvo en el cargo acrecienta los fondos de la Biblioteca del Museo Pedagógico e impulsa las publicaciones oficiales de temas didácticos, refuerza el intercambio nacional e internacional, crea nuevos métodos estadísticos, etc. Además, su capacidad de trabajo hace que se interese por el mantenimiento de los archivos diocesanos, las misiones pedagógicas, las escuelas al aire libre y mil y un proyectos más que salieron de su mente abierta y progresista.



Recordatorio del funeral de José de Acuña, obra del
afamado ilustrador José María Sánchez Toda.
(www.todocoleccion.net)

Falleció en Madrid el 12 de diciembre de 1929, a los cincuenta y siete años de edad, en su propio despacho del ministerio. Un año justo después, el diario ABC recogía la noticia de la inauguración de la biblioteca popular “José de Acuña”, en el número 7 de la madrileña calle de Eduardo Dato. Según recoge el periódico, se había montado según criterios modernos para consulta y préstamos de libros, con zona de lectura también de publicaciones periódicas y sección infantil. Al acto acudieron el ministro y varios directores generales que quisieron de esta forma rendir tributo a la labor realizada por el alto funcionario José María de Acuña. Al día siguiente, sábado, a las cuatro de la tarde, ya pudieron usar sus instalaciones los vecinos de la zona. Era la séptima de estas bibliotecas que se creaba siguiendo la política de nuestro paisano, basada en el modelo inglés. Dos años después, también en las páginas del ABC, aparece un reportaje gráfico de de uno de estos establecimientos y comprobamos que el recuerdo de su impulsor sigue vigente.



Fragmento del diario ABC de 31.01.1932 donde
se ponderan las bibliotecas creadas por José María
de Acuña (Hemeroteca digital del ABC).

En la actualidad, dentro de la red de bibliotecas de la Comunidad de Madrid, nos encontramos con la biblioteca pública “José de Acuña”, en la calle de Quintanar número 9, correspondiente al distrito de Moncloa-Aravaca. Lleva el nombre de aquel que hace un siglo tuvo muy claro que la difusión de la cultura y los conocimientos debe ser piedra angular de toda sociedad moderna.



Una de las salas de lectura de la biblioteca pública
José de Acuña, en Madrid
(Facebook Bibliotecas Comunidad de Madrid).



FUENTES:


Revista DON LOPE DE SOSA, Necrológica del año 1930, pág. 32.

Hemeroteca digital del diario ABC.

Facebook de las Bibliotecas de la Comunidad de Madrid.

VARIOS, Leyendo Madrid. 100 años de bibliotecas públicas. Madrid, Comunidad, 2015.

Www.gw.geneanet.org.



martes, 27 de octubre de 2020

 

JOSÉ MEMBRIVE MEMBRIVE

(1953)


(www.ojosdepapel.com)

Poeta y profesor

La diáspora andujareña nos deja hoy ecos poéticos en este autor, nacido un 18 de marzo de 1953 que ha desarrollado su labor docente y literaria en tierras catalanas. Pero, quién mejor que él mismo para contarnos su vida: “Nací en 1953 en un cortijo en las cercanías de Andújar, en donde viví hasta los 12 años en que pasé a estudiar como interno en los seminarios de Baeza y Jaén. Obtuve el título de licenciado en Literatura y Lengua Española por la Universidad de Granada. En 1979, una vez acabada la carrera, me trasladé a Cataluña, en donde he ejercido la enseñanza como profesor de formación profesional y bachillerato en Manresa (1979-1983), Sant Andreu de la Barca (1984) y Hospitalet de Llobregat (1985-2005). Desde entonces ejerzo de editor en Barcelona, sin abandonar mi pasión por la literatura.

Como alumno y profesor he vivido todo un proceso que va desde el autoritarismo de la escuela franquista, pasando por la disciplina y espiritualidad con que nos adoctrinaban en el seminario, por la etapa de politización universitaria del principio de los setenta, hasta el pasotismo y desencanto de los últimos años de carrera. Como enseñante he visto el paulatino desmoronamiento del prestigio de la enseñanza y la conversión progresiva de la escuela en una magna guardería. El trato humano entre profesores y alumnos está siendo aplastado por una burocracia que desconfía cada vez más de ambos grupos.

Como escritor he ido aprendiendo poco a poco en la tertulia literaria del jienense José Jurado Morales en Barcelona (1985-1990); y en Diálogos Literarios del Real Círculo Artístico, que he dirigido desde 1992 hasta 2004.


En la presentación de su último libro en tierras gallegas
(www.lavozdegalicia.es)


Como editor, tuve ocasión de fundar Ediciones Carena, con la poeta [sic.] Araceli Palma-Gris, en 1993, y desde entonces esta ha sido una ocupación importante que he combinado con mi afición por escribir. La editorial publica distintas colecciones de narrativa, flamenco, ensayo social, poesía, filología, cine, viajes y literaturas alternativas”.




Su obra consta de los poemarios Del amor y la noche (1985), Reductos de silencio (1991), Besos.com (2002) y El pozo (2006). En narrativa: El rockero del Mollet y otros relatos (1995). Como ensayista hay que destacar El homo trascendente (2014).



En su poesía muestra su interés por todo lo que le rodea, con un espíritu vital que le lleva a indagar diferentes formas expresivas. No obstante, se siente cómodo con estrofas tradicionales como el romance, la lira y el soneto. Su expresión es sencilla y directa, y esa sencillez le lleva a desligarse de lo metafísico y excesivamente racional. En sus inicios se decantó por la poesía social, pero después indagó otras temáticas, como la amorosa.

En la siguiente entrevista, Membrive responde a varias cuestiones relacionadas con su vida y su obra, y además tenemos la suerte de escucharlo recitar dos de sus poemas:

https://www.youtube.com/watch?v=MqetoDNnHfo


FUENTES:

MEMBRIVE MEMBRIVE, José; Del amor y la noche. Barcelona, Rondas, 1985.

UTRERA CARDEÑAS, Pablo; In Historia de Andújar II. Andújar, Ayuntamiento, 2009.

VALLADARES REGUERO, Aurelio; Guía literaria de la provincia de Jaén. Jaén, Diputación, 1989.

www.edicionescarena.com




lunes, 28 de septiembre de 2020

 

RAFAEL DE VALENZUELA Y URZÁIZ

(1881 – 1923)

Tomado de:
generaldavila.com


Militar

Retomamos este recorrido por la vida de hombres y mujeres nacidos o entroncados con Andújar (como es el caso que nos ocupa este mes) y lo hacemos también aprovechando el centenario de uno de los cuerpos de nuestro ejército: la Legión; o lo que viene a ser lo mismo: aprovechamos que el Pisuerga pasa por Valladolid para colar de rondón a este personaje que tuvo incluso su recuerdo en la nomenclatura del callejero de la ciudad.

Nuestro biografiado nació en Zaragoza el 23 de julio de 1881, hijo del escritor y abogado andujareño Rafael de Valenzuela Sánchez-Muñoz, trasladado a la capital aragonesa y casado allí con una zaragozana: Joaquina Urzaiz Cavero. Estudió en el colegio de la Compañía de Jesús, El Salvador. Se sintió atraído por las Humanidades y llegó a dominar el uso de varias lenguas.

Ingresó en la Academia del Arma de Infantería de Toledo en 1897, donde alcanzaría, tres años después, el grado de alférez. Después de una breve estancia en la península, fue destinado a Marruecos, donde transcurrió gran parte de su carrera militar. En 1909 ya es capitán y protagoniza varios hechos de armas donde pone de relieve su valor en el combate. Diez años después sería nombrado teniente coronel.


Monumento a Rafael de Valenzuela en
la plaza Salamero de Zaragoza
(Wikipedia. Trabajo de bibliofilotranstornado)


Según relatan las crónicas de aquella guerra colonial, el 28 de octubre de 1922, la Legión española había conquistado la posición de Tizzi Assa, en el puerto del mismo nombre. No obstante, defender esa posición se hacía difícil, sufriendo continuos acosos de las tribus. Por aquel entonces, Valenzuela había sido nombrado jefe de la Legión en sustición de Millán Astray. Aprovechando un permiso en Madrid, se entrevistó con el rey Alfonso XIII y en cuanto supo de la situación apurada de sus hombres en Marruecos, volvió a Marruecos, llegando el 4 de junio de 1923. Allí le indicaron que las tropas enemigas se hallaban desmoralizadas al no poder reconquistar el territorio perdido y que era una buena oportunidad para hacerse con Peña Tahuarda, un antiguo fortín que resultaba lugar inmejorable para dominar todo el territorio. Aunque Valenzuela no estaba muy convencido del éxito de la empresa, siguió su sentido del deber y se aprestó a reconquistar el fuerte. El ataque se lanzó el 5 de junio, terminando la empresa con éxito, aunque se perdieron muchas vidas, incluida la del propio teniente coronel Valenzuela que arengó a sus hombres, pistola en mano, al grito de “¡A mí los valientes! ¡Viva la Legión!” Las crónicas de entonces siguen relatando que cuando al día siguiente intentaron rescatar su cuerpo, se perdieron otras cuarenta vidas de legionarios.

Tumba del tte. crnel. Valenzuela
en el Pilar de Zaragoza
(tomado de generaldavila.com)

El cadáver de Valenzuela fue escoltado hasta Melilla, donde fue embarcado hacia Málaga. En Madrid recibió la familia las condolencias del propio rey, y en Zaragoza, el homenaje de su tierra natal, que acompañó el féretro desde la estación de ferrocarril hasta la basílica del Pilar, donde fue enterrado.

En su honor se creó en 1925 la VII bandera perteneciente al Tercio Don Juan de Austria, III tercio de la Legión, la cual ha estado ubicada en diferentes lugares, siendo su última residencia la de Viator, en Almería, y habiendo servido para la pacificación de territorios como Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Irak, Afganistán y el Congo. Fue caballero de la Orden de Santiago y de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza. Recibió también varias distinciones: la Cruz de María Cristina, la Medalla de la Campaña de Marruecos, la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo y la Medalla Militar individual.


Escudo de la Bandera de Infantería
Protegida "Valenzuela" VII/3
(tomado de ejercito.defensa.gob.es)


La ciudad natal de su padre también se hizo eco de su fallecimiento, rotulando, como se ha dicho al principio, la hoy denominada plaza de la Autonomía con su nombre, y recibiendo el elogio de Alcalá Venceslada en un encendido artículo publicado en la revista Don Lope de Sosa. En esa misma publicación se deja claro que no nació en Andújar, pero que siempre se sintió unido al solar paterno y que en nuestra ciudad pasó algunas temporadas de su infancia y juventud.


FUENTES:

ALCALÁ VENCESLADA, Antonio; “Los héroes de la raza. Rafael de Valenzuela y Urzaiz”, Don Lope de Sosa, 127, (julio 1923), 195-197.

WIKIPEDIA

DICCIONARIO HISTÓRICO ESPAÑOL








martes, 30 de junio de 2020


JOSÉ MANUEL ESTEPA LLAURENS
(1926 – 2019)

(Foto tomada de Wikipedia, propiedad de la
Conferencia Episcopal Española)


Prelado de la Iglesia Católica

Queremos ponerle un broche de oro a esta tanda de biografías, antes de que el blog descanse durante el verano, con un recuerdo a uno de nuestros paisanos más ilustres: el cardenal Estepa.

Gracias al delicioso libro que publicara Juan Rubio en 2011, descubrimos no solo al arzobispo castrense, al cardenal, al hacedor del Catecismo de la Iglesia Católica, sino a un hombre que vivió una época turbulenta de la historia de España, pero que encontró paz y equilibrio en su vocación sacerdotal. Esta publicación, cuya lectura recomendamos, nos guía en la vida de este andujareño universal, que nunca perdió el contacto con su tierra, llegando a ser incluso pregonero de su fiesta mayor en 1987, y dedicándole el municipio el nombre de un altozano en el corazón de la ciudad medieval, muy cerca de donde pasó los primeros años de su vida.

Portada del libro de Juan Rubio


Nació José Manuel el 1 de enero del año 1926, en la calle Navarros, aunque sus recuerdos de infancia están ligados al barrio de Santa María, donde su padre crearía una fábrica de jabones, en la zigzagueante calle Alferez Moreno. Esos años vienen determinados por el compromiso político de Bernardo Estepa Gómez, su padre, de recias convicciones izquierdistas y primer alcalde de la II República en Andújar. Esta circunstancia y el hecho de haberse ocupado del hospital municipal durante los años de la contienda, hacen que sea encarcelado, quedando la familia al amparo del hijo mayor, el afamado maestro Francisco Estepa, y el celo y cuidado de la madre, Salud Llaurens Aspart. No encontraría consuelo José Manuel hasta que su padre fuera liberado, en el año 1945. Es entonces cuando se decide a cumplir su sueño: dedicar su vida al servicio de Dios. Antes de eso, había cursado estudios de Bachillerato en León, prosiguiendo estudios religiosos en el Colegio Mayor de Santiago de Salamanca (1946-1947). Su primer viaje a Roma, en 1949, fue providencial, pues entró en contacto con otra visión del Cristianismo, lejos del nacionalcatolicismo impuesto en el régimen franquista.

Pregonando en la Fiesta de la Espiga, en
San Bartolomé de Andújar (1985)
Foto: Manuel Barea.


En Roma terminaria sus estudios de Teología, en la Universidad Gregoriana. En 1954 es ordenado presbítero, diciendo su primera misa meses después en Andújar, en su parroquia de Santa María.. Después, su paso por París lo encauzaría por el que sería una de sus grandes preocupaciones: la catequética. En 1956 vuelve a España y se encarga de la pastoral en Madrid. En 1961 es nombrado director de la Casa Diocesana del Catequista y surge en él un fuerte deseo de viajar a Hispanoamérica para conocer la realidad de la Iglesia en este continente. La década de los sesenta son años de profundizar en el conocimiento de cómo llega la Palabra de Dios en diferentes rincones del planeta: visita varios países del Cono Sur, forma a jóvenes sacerdotes hispanoamericanos... todo ello lo lleva a ser nombrado director del Secretariado de Catequesis de la Comisión de Pastoral de la Conferencia Episcopal.

Presidiendo un acto religioso de la Cofradía de Mena
(www.cofradiamena.es)


El 15 de octubre de 1972 es consagrado obispo por el cardenal Tarancón, desempeñando el cargo de obispo-auxiliar de Madrid-Alcalá, primero en la denominada “Zona Sur” y después en Alcalá de Henares. A nadie se le escapó que Tarancón con este nombramiento, y otros, se quería rodear de eclesiásticos sobradamente preparados y sin ataduras con el régimen franquista. Fueron años donde se mezclaba la ilusión de una España que intentaban abrirse camino en el mundo de las libertades públicas, junto a momentos de gran tensión, que Estepa recuerda sobre todo en los entierros de Carrero Blanco y Franco, por la posición aperturista de Tarancón.

Escudo de monseñor Estepa
(Tomado de Wikipedia)


El 30 de julio de 1983 fue nombrado arzobispo general castrense. Su tarea consistió en renovar la institución para desprenderla del lastre militar, haciendo que los sacerdotes castrenses fueran pastores de la Iglesia y no una pieza más del engranaje cuartelario. Fueron tiempos difíciles para Estepa, que tuvo que acompañar y consolar a muchos familiares de militares, asesinados por la banda terrorista ETA; pero también porque debió convencer a muchos obispos para que asumieran su función a la hora de estar cerca de viudas y huérfanos que eran feligreses suyos. En esos años se fraguó una intensa relación con la Corona, llegando a ser con el tiempo D. José Manuel quien formó a la actual reina Letizia para su matrimonio religioso, merced a su papel como capellán de la Casa Real.

Homenaje en Andújar, tras ser nombrado cardenal
(www.diocesisdejaen.es)


Su gran contribución a la Iglesia universal fue ser uno de los redactores del Catecismo, cuya publicación se dilató de 1986 a 1992, bajo el amparo del cardenal Ratzinger, posteriormente Benedicto XVI. Todo ese esfuerzo y dedicación le fue recompensado años después, cuando, siendo ya arzobispo general castrense emérito, consiguió también el cardenalato de manos del papa Benedicto, en 2010.

Prolijo sería enumerar las abundantes publicaciones de monseñor Estepa, así como sus distinciones, entre las que destacan la gran cruz al mérito militar con distintivo blanco.

Un momento del funeral, oficiado en Madrid el 23 de julio de 2019
(Tomado de: www.ordenconstantiniana.org)


Falleció en Madrid, el 21 de julio de 2019. A su entierro, en la catedral castrense donde reposan sus restos, acudieron varios obispos y el propio rey Felipe VI.


FUENTES:

CABALLERO VENZALÁ, Manuel; Diccionario bio-bibliográfico del Santo Reino de Jaén. Jaén, Diputación, 1989; tomo III; pp. 238-241.

RUBIO FERNÁNDEZ, Juan; Estepa, el cardenal de la catequesis. Madrid, el autor, 2011.

Wikipedia.





jueves, 28 de mayo de 2020


VENERABLE FRAY ALONSO RUIZ NAVARRO
Ss. XVI-XVII


Mártir franciscano

Como en más de una ocasión he confesado, se me hace complicado tratar de resumir la vida y obra de algunos de nuestros paisanos, ante el aluvión de datos que uno encuentra en libros, prensa, testimonios personales o Internet. En cambio, otras veces, sucede lo contrario: se aferra uno a breves pinceladas de una vida que, ante la escasez de esos mismos datos, se nos aparece como fugaz, cuando la historia nos oculta sucesos y avatares que, seguro, fueron muy interesantes.

Pero la realidad es la que es, y ante el biografiado de este mes sucede algo así: básicamente lo que encontramos en todas las fuentes consultadas y que se citan más abajo es la misma salmodia acerca de su ejemplar martirio, siendo complicado arañar otros fragmentos del mosaico de su vida, sin caer en la tentación de rellenar los huecos vacíos con alguna invención novelesca.

Antiguo convento de San Francisco, en Granada
(tomado de Wikipedia. Trabajo de Daderot).


Por desconocer, hasta desconocemos su fecha de nacimiento, aunque tomando como referencia la de su muerte, tuvo que suceder, por fuerza, en el siglo XVI. Sabemos, eso sí que sus padres eran Alonso Ruiz Navarro (o Manera, según otros) y su madre, María de Lara (Navarro, según el padre Vilches). También parece que profesó en el convento de San Francisco de Granada y de ahí partió a Filipinas con ánimo, como tantos otros servidores de Dios, de proclamar el Evangelio en aquellas lejanas tierras.

Mausoleo dedicado a los mártires cristianos de Japón
(Tomado de bbc.com/mundo/noticias. Getty Images)


Pronto pasó a Japón, meta para muchos religiosos entonces, a pesar de los riesgos que ello conllevaba; aunque bien es verdad que cuando fray Alonso arribó a Japón se había extendido el Cristianismo merced a su introducción, sobre todo por jesuitas portugueses. La conversión a la nueva fe por parte de los señores feudales se hacía con miras más económicas que religiosas, pues de esta forma se creaban vínculos más estrechos con el pujante comercio portugués en la zona de Nagasaki.

Fumie con la cara de Cristo desgastada
al ser pisoteada una y otra vez
(Tomado de bbc.com/mundo/noticias
Getty Images).


No obstante, la rápida proliferación de conversiones (unas 500.000 en la zona antes citada a finales del XVI), hizo que las autoridades intentaran frenar el avance del Cristianismo. Ya en esa época hay testimonios de persecuciones y el martirio de veintiséis misioneros en el mismo Nagasaki. En estos años, el padre Alonso tendría que enfrentarse con un ambiente de animadversión que iba in crescendo, y que alcanzó uno de sus puntos álgidos en 1614 con la prohibición del culto cristiano y la expulsión de los religiosos que, de diferentes nacionalidades y órdenes, habían llegado a Japón en las décadas precedentes. Además, frente a la prudencia de los jesuitas, los franciscanos no dudaban en proclamar el Evangelio sin ocultarse. Y así, el andujareño seguiría con su misión, incluso cuando se extendió la práctica del fumie que se instaura a partir de 1620. El fumie era una imagen de Cristo o de la Virgen que debía ser pisada públicamente para dejar patente que no se tenía relación alguna con el Cristianismo. Quien no lo hiciera, podía ser condenado a muerte, como ocurrió con unas dos mil personas. Una de ellas sería nuestro fraile franciscano, quien fue ajusticiado tras treinta y seis años de predicación, un 13 de febrero de 1633. Todos sus hagiógrafos coinciden en que, a pesar de ser decapitado, estuvo predicando veinticuatro horas más.

"Mártires franciscanos en Japón", cuadro
de Juan Carreño que se puede contemplar
en el Museo de Santa Cruz de Toledo
(Tomado de: www.meisterdrucke.es)


Fuera de este exiguo ramillete de datos quedan sus primeros años en Andújar, sus correrías adolescentes, la llamada de la vocación, las vicisitudes y triunfos, las penas y alegrías de una vida oculta entre los pliegues del pasado que hoy hemos querido rescatar aquí.



FUENTES:

ÁLVAREZ, P. José; Índice General del diario histórico, político-canónico y moral. Madrid, Thomas Rodríguez, 1734.

ESPINALT GARCÍA, Bernardo de; Atlante Español. Tomo XII. Parte 2 (Córdoba-Jaén). Madrid, Imprenta de González, 1787; págs. 237-238.

GUTIÉRREZ CARRERAS, Pilar; “Los primeros mártires de Japón. Nagasaki, 1597” (Conferencia pronunciada en la Hospedería de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, 16.02.2014). http://www.valledeloscaidos.es/files/martires-del-japon.pdf

SICARDO, José; Cristiandad del Japón y dilatada persecución que padeció... Madrid, Francisco Sanz, 1698.

TERRONES ROBLES, Antonio; Vida, martirio, traslación y milagros de San Eufrasio... Granada, 1657. Edición facsímil: Jaén, Diputación provincial, 1996.

TORRES LAGUNA, Carlos de; Andújar cristiana. Andújar, La Puritana, 1956.

VÍLCHES, Francisco de; Santos y santuarios del Obispado de Jaén y Baeza; Madrid, 1550. pp. 232-235.


jueves, 23 de abril de 2020


JOSÉ MARÍA GALLO MOYA
(1906 – 1977)

(Tomado de www.cofrades.sevilla.abc.es)



Escritor

En vísperas de la gran cita serrana, que este año solo podrá vivirse en la obligada lejanía a la que nos obliga el confinamiento por la alarma sanitaria, queremos rendir homenaje desde este blog a la figura de este tosiriano, autor de la ya inmortal letra “Morenita y pequeñita”, auténtico himno oficioso de la devoción hacia la Virgen de la Cabeza.

(Tomado de www.cofrades.sevilla.abc.es)

Su padre, el teniente coronel Juan Gallo Núñez, era malagueño, de ahí que viera la luz nuestro poeta en la capital de la costa del Sol, un 17 de agosto de 1906. Su vinculación con la provincia jienense le viene por su madre, Cecilia Moya Salazar, natural de Torredonjimeno. Realizó sus primeros estudios en Málaga y el Bachillerato en el instituto Aguilar y Eslava de Cabra (Córdoba). El temprano fallecimiento de la madre hace mella en el niño José María, que contaba entonces con siete años de edad. El padre es trasladado a Canarias y allí inicia Gallo Moya la carrera de Derecho, en La Laguna (Tenerife). Con diecisiete años participa en la guerra de África. A los veinte años de edad se asienta en Torredonjimeno, donde conoce a Asunción Moya, prima hermana de su madre, con la que contrae matrimonio en 1934, unión de la que nacerían seis hijos.

(Tomado de www.fnac.es)


Debido a sus ideas políticas y sus creencias religiosas, es encarcelado al estallar la guerra civil, primero en Torredonjimeno y después en Jaén. Allí se produce el hecho que trae a este autor a nuestro blog: alguien, al parecer natural de Andújar, le pide una composición poética dedicada a la Virgen de la Cabeza, aunque hay quien afirma que fue el joven músico alcaudetense Miguel Rivera de la Rosa. En cautiverio, y sin conocer ni la fiesta romera ni el santuario, y guiándose por las indicaciones que le dieron, dio a la luz el poema “Morenilla y pequeñita”, cuyo diminutivo inicial se asimiló al segundo poco después, quizás buscando un ritmo más idóneo o una facilidad en la memorización de la letra. La música fue compuesta por Rivera de la Rosa, desafortunadamente fallecido en aquellos aciagos días, con arreglos posteriores del maestro José Sapena Matarredona. La intercesión de cierta persona hizo que José María Gallo se librara de ser uno de los que sufrieran el fatal destino del llamado “tren de la muerte”.

(Tomado de www.virgendelacabezaencatalunya.com)


Al acabar la guerra civil, vuelve a Torredonjimeno y trabaja como funcionario en el ayuntamiento de su localidad, pues siempre la sintió como suya y en cuya vida cultural y religiosa se integró hasta el último momento de su vida. Ejemplo de ello lo tenemos en la labor desarrollada a la hora de recuperar imágenes y enseres de la Semana Santa tosiriana, vapuleada por el hecho bélico. Su amistad de juventud con el imaginero, también malagueño, Francisco Palma Burgos, hizo que consiguiera para Torredonjimento la talla de Jesús Preso, que el escultor tenía en su taller sin un destino claro. Colaboró en la reorganización de esa cofradía y ocupó cargos en su junta de gobierno. Su vinculación con la Semana Santa local se patentiza también en la composición de numerosos poemas religiosos pasionistas y saetas, y en el pregón que pronunció en el año 1959.

(Tomado de elblogdeCassia.blogspot.com)


Su afición a la escritura ha dejado para la posteridad numerosos artículos y poemas en diversas revistas, sobre todo de Torredonjimeno, pero también obras mayores, entre las que cabe destacar sus poemarios: La hospicianita (1933), Caballero prisionero (1940), En mi torre I, En mi torre II, Pequeña lira, Amado vagabundo, Maravilla, etc. También fue autor de una obra de teatro, Entre madrugada y alba, estrenada en 1948-1949 y reestrenada diez años después. Se destaca también Rapsodia de amor y luz: charla (1956), los himnos dedicados a las Vírgenes de Tiscar y de Consolación, numerosos villancicos y guiones radiofónicos para Radio Torredonjimeno que llevaban por título Café a las tres. Por desgracia, vivió la muerte de una de sus hijas, Cecilia, a la que dedicó un sentido libro de poemas: Ceci.

(Tomado de cofrades.sevilla.abc.es)


Falleció en Jaén el 26 de septiembre de 1977, curiosamente el día en que la Iglesia festeja a los santos Cosme y Damián, patronos de Torredonjimeno, para los que también compuso un himno. En 1995, la casa municipal de su ciudad de acogida le dedicó un emotivo homenaje, al igual que Andújar un año después. En 2005 el pleno del Ayuntamiento andujareño acordó dedicarle una calle de la ciudad, junto con Miguel Rivera.

He aquí la letra original que tanto emociona a los devotos de la Virgen de la Cabeza, tal y como fue publicada por vez primera en su poemario Caballero prisionero (1940):

Morenilla y Pequeñita”
(La Virgen de la Cabeza)

Morenilla y pequeñita
Lo mismo que una aceituna.
Una aceituna bendita.

Morena de luz de luna.
Meta del jienense anhelo.
Bronce de carne divina.
Escultura en barro santo.
Un chocolatín del cielo
Envuelto por la platina
Del orillo de su manto.

Es la ermita,
Reja que su marco aroma
Entre jaras de la sierra,
Una cita
Colgada entre cielo y tierra,
Morenilla y pequeñita
La Virgen su gracia asoma
Entre el joyal que la encierra.

Morena de luz de luna.
Desde el olivar del cielo
Que en ramón de astros se encierra,
Cayó una aceituna al suelo,
Rodó y se paró en la tierra.

Morenilla y pequeñita
¡Una aceituna bendita!



FUENTES:

CHICA, Fernando; “José María Gallo”, www.cofrades.sevilla.abc.es (31.01.2010).

LIÉBANA, José; “El autor de la letra de `Morenita y pequeñita´: José María Gallo Moya: el hombre y el poeta”, www.cofrades.sevilla.abc.es” (07.02.2010).





lunes, 30 de marzo de 2020

CERA BELLIDO

(Tomado del blog de la Hdad. de la
Veracruz de Andújar)


La primavera vuelve a hacerse presente en nuestras vidas, y cada año con más premura si cabe. Este año, sin embargo, nos hallaremos huérfanos del rumor de túnicas sobre las callejas de la Andújar eterna. Tampoco los trajes de faralaes alegrarán los recoletos altozanos. He de confesar que me he visto obligado a recomponer la presentación de mi entrada mensual. Había pensado, no obstante, que era un buen momento para rendir tributo a esta importante y señera empresa andujareña. Y teniendo en cuenta los duros tiempos que se nos avecinan, creo que está igualmente justificado hacerlo.

(Tomado del Facebook de Cera Bellido)

No puedo ni quiero negar que me emociona pensar que su actual sede se encuentra enclavada en la calle Jesús María, en pleno barrio de San Bartolomé, el barrio de mis ancestros, el de mi infancia y mi primera juventud. ¿Cómo no recordar el inconfundible olor a cera pura de abejas penetrando incluso en la cercana iglesia de Mínimas? ¿Acaso es posible sustraerse a ese momento en el que en compañía de mi padre y otros miembros de la Cofradía de la Paciencia acudíamos a sus oficinas para encargar los cirios de la estación penitencial? ¿Y cuando mis manos tocaban esas velas de tacto tan agradable a la vista que casi parecían invitarme a morderlas pues parecían hechas de caramelo masticable?

(De www.wikipedia.org)

La actual marca “Cera Bellido” aparece registrada por vez primera en 1889, fruto de una escisión de la antigua y prestigiosa casa Cerería Pontificia del Corazón de Jesús, empresa fundada en 1840 según reza el antiguo azulejo de la calle del Arroyo; pero que, al parecer, ya funcionaba una década antes. El blog de la Cofradía de la Veracruz (con quien mantuvieron los Bellido no solo relaciones lógicamente comerciales a raíz de la venta de cera a esta corporación, sino también porque algunos de sus miembros ocuparon cargos en dicha hermandad) nos informa de que Francisco Bellido parece ser el iniciador de esta estirpe de artesanos, dedicados con igual acierto a la producción de miel y jabón. De su matrimonio con Jerónima Rubio nacerían tres hijos que suponen tres importantes jalones en la historia local de principios del siglo XX: Agustín (impresor, fundador del periódico El Guadalquivir), José María (que continuaría con la marca “Cerería Pontificia” y se dedicaría también a la política) y Francisco (el creador del actual marchamo de “Cera Bellido” en 1889, como antes se ha dicho).

Antigua fábrica de la Cerería Pontificia en la calle del Arroyo.
Fotografía de Jesús Ángel Palomino León
(Blog andújarhistórica.com)

En 1892, se añade al logotipo de la empresa un dibujo de la Virgen de la Cabeza y su santuario que enseguida se haría muy popular y que se ha mantenido hasta nuestros días, con una idea muy clara de fusionar este producto, auténtico lujo de nuestra Sierra Morena, con la ciudad que a sus pies se postra. En poco tiempo, la industria familiar va a ir sumando reconocimientos, al igual que la Cerería Pontificia: en 1887 obtiene una mención honorífica en Jaén y un año después la medalla de bronce de la Exposición de Roma. D. Francisco Bellido Rubio debió fallecer sobre la década de los ochenta, según se nos sigue informando en el blog de la Veracruz, pero la empresa siguió su ritmo de producción, de la mano de su viuda, que falleció en 1908. Las manufacturas se realizan en la calle Juan Robledo y la tienda está sita en la de San Francisco.

(Tomado de www.cerabellido.es)


(Tomado de www.tesorosdelayer.es)


Una nueva generación de Bellidos va a seguir adelante con el negocio familiar, llevando, tras la Guerra Civil, sus afamadas velas a gran parte del territorio nacional. En especial, son las cofradías de Semana Santa las que adquieren tan excepcional artículo. Desde la década de los años cuarenta del siglo pasado, por ejemplo, la Hermandad de la Esperanza Macarena de Sevilla es un cliente incondicional; pero sería muy prolijo citar todas las corporaciones de Pasión y Gloria que tanto en la capital andaluza como en otras zonas de España se nutren de la cera de Bellido ya sea para sus altares de cultos cuaresmales como para sus estaciones penitenciales, procesiones y otros actos de culto.

(Tomado del Facebook de Cera Bellido)

Los actuales gerentes de esta casa han sabido diversificar sus productos y si consultamos su cuidada página web nos damos cuenta de que también ofrecen delicados productos para la ornamentación del hogar, los spas y sus velas han aparecido en películas como Alatriste, Volavérunt, Los fantasmas de Goya u Ocho apellidos catalanes. Según parece, la luz de esta incomparable cera es idónea para la filmación cinematográfica.

Imagen de la película Alatriste, donde podemos observar
las velas de Cera Bellido
(www.fotogramas.es)

Adentrarse en las instalaciones de Cera Bellido supone reconciliarse con la actividad artesanal de Andújar, muy dañada en los últimos tiempos por mor de otras formas de producción, pero también por la falta de emprendimiento local. El secreto de la cera andujareña reside, en palabras del gerente de la empresa, Manuel Bellido, por supuesto en la materia prima de nuestras abejas, pero también en el sistema de blanqueo natural, merced al poderoso sol de esta tierra y dejando de lado toda solución química. Como curiosidad habría que decir que algo queda de la antigua manufactura de miel: al espacio donde trabajan esos empleados se le sigue llamando “obrador”.

(Tomado de www.todocoleccion.net)


Esperamos y deseamos que el bache de este año no sea demasiado sangrante y la empresa pueda salir a flote y recuperar el número de contrataciones temporales, que alcanza los veintitantos empleados en la temporada alta de producción.

Las velas de Cera Bellido, a las puertas
de la Basílica de la Macarena, en
Sevilla (Sábado Santo 2018)


FUENTES:

MORENO ALMENARA, Maudilio; “La relación de la familia Bellido, cereros por antonomasia de Andújar, con la Cofadía de la Santa Veracruz”. In veracruzandujar.blogspot.com (17 de febrero de 1916).







domingo, 23 de febrero de 2020

Joyas bibliográficas de Andújar (XIII): 
Iliturgi, de Carlos de Torres Laguna.

Hacemos un alto en el campo de las biografías y nos acercamos a una de las obras que nos legó el médico e investigador Carlos de Torres Laguna (1904-1971), un arjonero afincado en nuestra ciudad que constituye uno de los pilares de la moderna historiografía local. Con esta obra, publicada en 1954, iniciaba un ambicioso proyecto bajo la denominación de Historia de la ciudad de Andújar y de su Patrona la Virgen de la Cabeza, que se vería complementado más adelante con: Andújar cristiana (1956), La Morenita y su santuario (1961), Leyendas y tradiciones iliturgitanas (1966) que ya fue publicada en nuestro blog y, de manera póstuma: Andújar a través de sus actas capitulares 1600-1850 (1981).



miércoles, 29 de enero de 2020

PEDRO DE VILLARREAL
(1543 – 1619)


Obispo

Entre los muchos andujareños que cruzaron la amplia mar océana para ir en busca de gloria y riquezas, o como es el caso de nuestro biografiado, para ocuparse de los asuntos espirituales, está Pedro de Villarreal, eclesiástico, que llegó a ser obispo y que protagonizó, como veremos más adelante, un curioso aunque peligroso enfrentamiento con cierto gobernador, en un episodio reiterado de tiras y aflojas entre el poder religioso y el civil.

Nació en Andújar sobre 1543 (aunque el Diccionario Biográfico Español sitúa su nacimiento en 1550). Estudió Teología gracias a la ayuda de su cuñado, el maestro de rejería Alonso de Morales, casado con María de Villarreal. Marchó a América con los hijos de su protector, sus sobrinos Pedro y Agustín. El primero llegó a ocupar importantes cargos civiles y el segundo se convertiría en fiel colaborador de su tío.

La antigua diócesis de Nicaragua
(Wikipedia)

La primera encomienda de don Pedro va a ser visitar las parroquias del arzobispado de Granada, dentro de la provincia administrativa de Nicaragua. El 22 de octubre de 1603 el papa Clemente VIII nombra a nuestro paisano obispo de León de Nicaragua, sede que llevaba tiempo vacante, siendo consagrado en Granada por el arzobispo Pedro de Castro el 31 de enero del año siguiente, antes de partir a su destino. En cuanto llegó, el cabildo de Guatemala, animado por Villarreal, solicitó que la diócesis fuera elevada a archidiócesis, añadiéndole las diócesis de Chiapas y de Comayagua, además de la propia de Nicaragua, que pasó de depender del arzobispo de Sevilla al de Lima aquel mismo año.

Vista aérea parcial de la ciudad de Cartago
(www.agoda.com)

Realizó la primera visita pastoral al territorio de Costa Rica entre enero de 1608 y enero de 1609 (primera de un obispo a la zona), con el objetivo prioritario de confirmar a unos mil creyentes. De ahí se trajo al joven Baltasar de Grado, el primero de aquella provincia que fue ordenado sacerdote. En el transcurso de esta visita se produjo el famoso enfrentamiento con el gobernador Juan de Ocón y Trillo, por el lugar que este debía ocupar en la iglesia mayor de la ciudad de Cartago, que vivió atónita esta pugna entre Villarreal y el gobernador. La verdad sea dicha, este gobernador gozaba de fama de déspota y corrupto, de tal manera que tiempo después la Corona lo castigaría por sus desmanes. Además, el patriciado cartaginés se hallaba dividido: unos lo criticaban por su gestión y otros lo apoyaban. En este estado de cosas aparece en escena el obispo, que también acarreaba fama de ser muy puntilloso en cuestiones de protocolo. El inicio del litigio se produjo en la primera misa que celebró don Pedro, cuando requirió al gobernador que se bajase del presbiterio, ya que no debía ocupar lugar alguno de preeminencia allí. A partir de este desaire tuvieron lugar durante todo el año que estuvo Villarreal de visita pastoral, varios desencuentros mutuos, amenazas veladas y no tan ocultas (con duelos, espada en mano, incluidos), denuncias por parte del gobernador ante la Audiencia, etc. Todo ello está profusamente detallado por el historiador Ricardo Fernández en su obra Crónicas coloniales de Costa Rica. Ahí podemos leer cómo el enconamiento del gobernador venía dado, sobre todo, por el carácter plebeyo del obispo. Tras leer aquellos acontecimientos, queda claro que el obispo supo mantenerse en su sitio, y en más de una ocasión, el gobernador, el cual no hacía caso de sus indicaciones, provocaba que el andujareño se volviese a la sacristía y se quedaba la feligresía sin oír misa. También es evidente que supo sacar de sus casillas a alguien acostumbrado a ser respetado por todos, de grado o por la fuerza: “A este obispito de Andújar (dijo en cierta ocasión) yo le haré quitar el obispado y lo tengo de embarcar en Suerre o en Talamanca, y yo propio lo tengo de llevar porque vaya más regalado y no se piense volver”.

Catedral de León, en Nicaragua
(Wikipedia. Fotografía de Brassmaster)



De vuelta a León le tocó vivir un momento trágico con el terremoto y la erupción de un volcán en 1610. Las autoridades decidieron abandonar el lugar, que a partir de entonces se conocería como León Viejo o León de Imabite, a un nuevo emplazamiento. El 11 de enero de 1611 Pedro de Villarreal autorizó el traslado a la nueva población, germen del actual León. Su decisión más trascendental fue levantar una nueva catedral, la tercera en una zona con importante actividad tectónica. No sería la definitiva, ya que esta llegaría, en un sexto proyecto, en el siglo XVIII,en lo que es la actual Real Basílica Catedral de la Asunción, uno de los templos más grandiosos de Hispanoamérica.

Habiendo sido promovido al obispado de Guatemala, antes de ocuparlo, falleció en Posta de Masaya. Sus restos fueron sepultados en Granada (Nicaragua).



FUENTES:

BLANCO SEGURA, Ricardo. “Pedro de Villarreal” In dbe.rah.es (Diccionario Biográfico español)

FERNÁNDEZ GUARDIA, Ricardo; Crónicas coloniales de Costa Rica. San José, Editorial Universidad Estatal a Distancia, 2006.

SANABRIA, Monseñor Víctor Manuel; Estudios historiográficos. San José, Editorial Universidad Estatal a Distancia, 2006.

TORIBIO GARCÍA, Manuel; “Los Villarreal, una familia de andujareños en la Nicaragua del siglo XVII”, Estudios de historia de Andújar. Andújar, Ayuntamiento, 1984; pp. 89-95.

VELÁZQUEZ BONILLA, Carmela; “La diócesis de Nicaragua y Costa Rica: su conformación y sus conflictos, 1531-1850”, Revista Historia, 49-50, enero-diciembre 2004, pp. 245-286.

www.es.wikipedia.org