miércoles, 21 de diciembre de 2016

Joyas bibliográficas de Andújar VII: Villancicos del siglo XVIII dedicados a la Inmaculada Concepción.

En estos tiempos vertiginosos donde nada parece saciarnos y pretendemos prolongar lo extraordinario invadiendo el territorio de lo ordinario, la Navidad ha empezado este año a finales de noviembre con el estreno del alumbrado público en algunas ciudades. Uno que es tradicional en estos menesteres del calendario festivo, sigue considerando que el gori-gori de los niños de San Ildefonso marca el inicio de las Pascuas que se prolongan, eso sí, respetando el refranero, hasta San Antón.

No obstante, es cierto que la celebración de la Purísima, el 8 de diciembre, es ya una señal de que se avecinan estos tiempos donde hace su aparición el ansia consumista, las comidas de empresa y las reuniones familiares. Pero, siguiendo con mi talante de respeto a las tradiciones, para mí, ante todo, es época de montar el árbol y el Misterio, de recordar la infancia lejana y de cantar villancicos.

Toda esta introducción posiblemente sobraba, pero a fin de cuentas, un blog es lo que es: un desahogo de nuestros espíritus que buscan siempre alguien que nos lea (aunque, a veces, seamos nosotros mismos los que lo hagamos). De villancicos va, pues, la última entrada del año, de villancicos dedicados a la Inmaculada Concepción venerada en el convento de Madres Trinitarias de Andújar. Originariamente fueron compuestos según reza la portada para la fiesta de la Octava, que ha recuperado la Cofradía de la Veracruz en su sede canónica de San Bartolomé. Reza también que fueron puestos en música por Juan Bautista Deglamón y Francos, maestro de capilla de Santa María La Mayor.


La obra está dedicada a don Benito Ramos, alguacil mayor del Santo Oficio y se compone de una canción y ocho villancicos. El único ejemplar conocido se conserva en el archivo municipal de Córdoba, de donde pudo conseguir una copia hace años Rafael Frías Marín. A partir de una fotocopia que él me facilitó he podido ahora escanear estos folios que llevaban unos veinte años archivados entre otros retazos documentales de nuestra historia. A este ejemplar que custodia el archivo cordobés se refería también Manuel Toribio García en su blog personal: (http://gyrobagus.blogspot.com.es/2014_08_01_archive.html).
Lamento no poder ofrecer un escaneo del original, sino una traslación de una fotocopia que además tiene seccionado parte del texto de la primera página (algo que he intentado remediar situando a continuación de esta página otra con el texto completo), pero al menos se ofrece una curiosidad de nuestro patrimonio musical que pueda agradar a entendidos o no en la materia, que quizás dé pie a una investigación sobre esta y otras piezas similares relacionadas con Andújar, y que, ¡quién sabe! anime a la actual Cofradía de la Inmaculada a realizar una publicación con estudio introductorio de la misma.

Me ha parecido interesante acompañar también al librito el “Mandato del Sr. Correg[id]or p[ar] q[ue] enqualesq[uie]ra delas ymprentas desta Ciu[da]d se impriman vnos billancicos p[ar]a la Ciudad de Andujar”. Al final, la imprensión tendría lugar en el establecimiento cordobés de Juan Rodríguez

Antes de acabar, por supuesto: ¡Feliz Navidad!




jueves, 24 de noviembre de 2016

FERNANDO MESA RUEDA
1934 – 2008

(Del libro de carteles de romería.
Foto: Santos Cirilo).


Publicista


Aunque no fue Andújar su lugar de nacimiento, traemos a este espacio virtual a tan gran creador porque en nuestra ciudad residió desde niño y en ella volcó parte de su arte, su querencia y sus desvelos como después veremos. Además, de esta forma, confirmamos lo que más que un tópico facilón es bien patente realidad: Andújar nunca ha cerrado sus puertas a quien ha querido vivir guarecido tras sus muros, dando generosamente a los foráneos todo aquello que a veces es negado en otras latitudes a los que no ostentan apellidos del terruño en cuestión.

Pues no, no nació en Andújar, sino en Jaén, patria chica común de su tío, Pablo Martín del Castillo, profesor de Bellas Artes, director durante muchos años del Museo Provincial, y maestro primero que tuvo nuestro biografiado. Cursó Fernando el Bachillerato en Madrid y se licenció en Derecho por la Universidad de Granada, aunque su actividad profesional la desarrolla a partir de su titulación como técnico de publicidad. Muy pronto es conocido por su buen hacer en el mundillo de las agencias de publicidad, trabajando desde 1962 a 1987 como director de arte primero y director creativo después en VP Servicios Pleno Publicidad S.A., de Madrid. Posteriormente, sería contratado como director del Servicio de Publicidad y Publicaciones de Cruz Roja Española.

Pablo Martín del Castillo, quien
despertó en Fernando Mesa la
pasión por la pintura.
Su contribución al mundo del grafismo publicitario es meritoria, tanto como creador de logotipos (Banco Popular Español, 4B, Crefat, Grafinta, C.E.P.A., etc.) como en el diseño de etiquetas (Domecq, Rioja Alta de Haro, La Toja, Celsa, Cigarcanaria, Te Amo Geril de Nueva York...). Suyas con campañas tan exitosas como las de Renfe, Gas Madrid y el reloj Omega, de cuya publicidad fue responsable por diez años. También, por cierto, durante una década fue ilustrador de la revista Diez Minutos.


Diseños locales realizados por Fernando Mesa.

Entre los galardones que ganó a lo largo de su vida profesional se pueden destacar algunos tan prestigiosos como el AMPE en 1970 por la campaña creada para la empresa Omega y Tissot.

Sello sin valor facial, obra de Mesa,
del año 1958.


Destacó también Mesa como cartelista, y así obtuvo varios premios por sus diseños. A saber: Instituto Nacional de Consumo, Ministerio de Trabajo, Corrida de Beneficiencia, Confederación de Cajas de Ahorro, Caja Postal, Conferencia Europea de Transportes de Bélgica, Caja de Pensiones de Barcelona, ayuntamientos de varias ciudades españolas, etc.

Cartel Romería 1955


Su arte también pudo ser admirado en exposiciones colectivas de pintura, como las celebradas en Sevilla, Madrid o Lisboa.

Cartel para la feria de 1983


Andújar recibió parte de su herencia creativa. Para la ciudad que lo acogió en su infancia diseñó, por ejemplo, el logotipo de Galaccio y la cabecera del periódico mensual El Nuevo Guadalquir. En esa publicación aparece también una lámina firmada por él dentro del coleccionable “Rincones de Andújar”. Quizás sea más recordado por su labor como cartelista de la feria de septiembre (años 1969 o 1983, entre otros), y sobre todo porque es el autor que más carteles de romería ha diseñado: diez si las cuentas no nos fallan. Esa pasión por el cartel, y en especial por la cartelería romera de Andújar le llevó a una labor de investigación y recuperación de estos pregones visuales que se plasmaron en una obra ya imprescindible para esta ciudad: Carteles de las fiestas y romería de la Santísima Virgen de la Cabeza, publicado en 1989 en su primera edición, con una ampliación en una segunda de 2001. Invitamos a aquellos que no conozcan ninguna de estas dos publicaciones que se acerquen a ella y también apuntamos el deseo de que algún día este trabajo se vea completado con un libro que recoja otros carteles de nuestras fiestas locales.

Portada de la primera edición.


Gracias, Fernando, por tu aportación al arte romero te da esta ciudad, en la que se cerraron definitivamente tus ojos en el año 2008.


FUENTES:

MESA RUEDA, Fernando; Carteles de las fiestas y romería de la Santísima Virgen de la Cabeza. Jaén, Caja Rural, 1989

PÉREZ ORTEGA, Manuel Urbano; “El arte en Jaén en el siglo XX”, Jaén. Granada, Editora regional del Sur, 1989. Tomo I, pág. 317.

VARIOS, “Andújar”, coleccionable Jaén, pueblos y ciudades, número 16, (1997), página 315.

VIRIBAY, Miguel; “La escultura y la pintura en Andújar (siglo XX)”. In Historia de Andújar. Andújar, Ayuntamiento, 2009. Tomo II, pág. 225.

VIRIBAY, Miguel; “Fernando Mesa: un cartelista notable”, Ideal-Extraordinario de Romería, del 27 de abril de 1990, pág. IX.




viernes, 28 de octubre de 2016

IGNACIO JOSÉ MÁRMOL PLAZA
(1934 – 1994)

Pintor


Tal vez cabría preguntarse qué da esta tierra para que haya parido a tanto artista. Quizás sea simple coincidencia que de la vieja Andújar tengamos tan destacados seguidores de las más diversas artes. Sea como fuere, queremos recordar este mes a otro enamorado de la paleta y el pincel del que, por desgracia, no hemos podido recoger demasiados apuntes. Nos ha quedado, pues, su biografía a medio coser, un poco deshilachada; pero apelamos al auxilio de los que hasta aquí se acercan que pudieran tener más conocimiento que nosotros de Ignacio Mármol para terminar de configurar su retrato vital.

"Sin título", 1959.

Después de cierto baile de fechas en cuanto a su natalicio, que van de 1930 a 1935, parece que pudo tener lugar en 1934, concretamente el 19 de marzo. Hemos podido llegar a averiguar que se formó en Madrid, pero ignoramos más detalles de su aprendizaje pictórico. Parece que en 1962 se embarca hacia Australia, tras vivir en diversos lugares de Europa. Reside en la zona este del inmenso continente que constituye nuestras antípodas y de ahí vuelve a España sobre 1971. En esos primeros años de los setenta, recogemos algunas de sus exposiciones como la de galería Del Castillo, en Jaén. También expone en el Salón de fiestas del Palacio Municipal de Valencia en 1972 y en la Galería Skira de Madrid en 1974. El hecho de que una revista del corazón recoja una crónica de una de sus muestras nos da una idea de la repercusión que el artista tenía entre la alta sociedad madrileña de entonces. Un artículo de R. M. de Lahidalga publicado en La Estafeta Literaria hace igualmente patente que el pintor se hallaba viviendo un momento dulce de fama tras la vuelta a su patria.

"Woman with Ribbons", 1968.


Y poco más podemos añadir en cuanto a su biografía, al margen de su fallecimiento, acaecido el 5 de marzo de 1994 en Melbourne.

"El rapto de Europa", 1973.


El malogrado Manuel Urbano nos dejó en la enciclopedia Jaén estas palabras que intentan acercar al neófito a la obra de Mármol: “Tanto por sus dibujos como en su pintura ofrece un mundo surreal anclado en las supersticiones y creencias de los nativos de aquel lejano continente, aunque también es autor de figuras de animales y plantas decididamente realistas. Su trabajo, de limpieza cuasi artesanal, lo realiza sobre superficies de madera a las que horada y manipula, pintándolas con materiales metálicos de gran efecto”.

"Dream and Orpheus".



FUENTES:

PÉREZ ORTEGA, Manuel Urbano; “El arte en Jaén en el siglo XX”, Jaén. Granada, Editora regional del Sur, 1989. Tomo I, pág. 304.

VIRIBAY, Miguel; “La escultura y la pintura en Andújar (siglo XX)”. In Historia de Andújar. Andújar, Ayuntamiento, 2009. Tomo II, pág. 225.

www.invaluable.com

www.arcadja.com

www.aasd.com.au








martes, 27 de septiembre de 2016

FRANCISCO VERDEJO
(S. XVI)



Cantero y tallista.

Tras los nombres deslumbrantes de los grandes artistas, siempre (o casi siempre) quedan ocultos los de aquellos que en un segundo plano contribuyeron a que una obra de arte se llegara a completar: aprendices de afamados pintores y escultores que auxiliaban a sus maestros en el taller; albañiles y canteros que convertían en realidad el sueño plasmado en papel por el arquitecto; humildes costureras manejando con soltura la aguja bajo la mirada atenta del bordador; muchachillos divirtiéndose pisando el barro para extraer de ahí la pella a la que dará forma el alfarero...

Gracias a la labor de algunos investigadores podemos rescatar del olvido a personajes como el que hoy nos ocupa. Francisco Verdejo, al parecer natural de Andújar, vivió en la segunda mitad del siglo XVI sin que conozcamos de él más allá de cuatro o cinco datos biográficos, merced al incansable trabajo de José Domínguez Cubero. Su nombre puede ocupar un lugar en este mosaico andujeño que mes a mes vamos trazando con más buena intención que acierto pleno.

Puerta norte de Santa María La Mayor, en la
cual trabajó nuestro artista.

Fue cantero y tallista, o lo que es lo mismo, trató de emplear su talento tanto para cincelar la piedra como para trabajar la madera. Según opinión del ilustre investigador, no podemos considerarlo como artista de primera fila, pero sí como aplicado artesano. No obstante, alcanzó cierta notoriedad entre los de su oficio y pudo transmitir su saber a aprendices como a un tal Juan Polo, allá por el año 1579.

Antes de esa fecha, la primera noticia que tenemos de él, es el haber trabajado en el retablo de la capilla mayor del santuario, en 1554. Los libros de cuentas de la cofradía de la Virgen de la Cabeza de Andújar recogen cómo, en cabildo celebrado el 8 de mayo de 1553, los cofrades deciden sustituir el antiguo retablo gótico por otro de traza más ajustada a los tiempos que corrían. Al parecer, ese retablo pasó a la casa-hospital de Andújar, ambos edificios propiedad de la cofradía.

Detalle de la puerta norte de Santa María
(la foto pertenece al artículo de Domínguez
Cubero, publicado en el BIEG en 2002).

Según opinión de Domínguez Cubero, se trataba de un proyecto donde primaba lo pictórico, de tal manera que se encarga la confección de los lienzos al pintor jienense Antonio Sánchez, que todo hay que decirlo, es quien se va a llevar la parte más importante de la cantidad asignada por la cofradía a la hechura del retablo. Sobre el 19-20 de diciembre de 1554 se hallaba ya casi terminado. No obstante, fue efímera esta obra, ya que en 1611 la cofradía sustituye este por el de Sebastián de Solís, y tal como ocurrió con el gótico, el de Sánchez y Verdejo a buen seguro pasaría a la ermita de la calle Ollerías.

La otra noticia que tenemos de Francisco Verdejo nos lo coloca en la iglesia de Santa María, como tallista de la portada norte, en 1572, bajo la dirección de Antonio de Tomar; en concreto, ocupándose de capiteles y basas. Por cierto, esta es la única obra suya que ha resistido el paso del tiempo. A la vez, según recogen los libros de fábrica de la parroquia, se ocupaba de labrar el mobiliario de la sacristía.

Sacristía de Santa María, en la actualidad.

Por último, hay una referencia de 1580 por la cual se le encarga tasar el retablo mayor de Santiago, cuya imaginería fue encargada a Salvador de Cuéllar, lo que indica que había alcanzado cierto renombre al menos en su tierra.


FUENTES:

DOMÍNGUEZ CUBERO, José; “La iglesia de Santa María La Mayor de Andújar a través de sus libros de fábrica”, Actas de la III asamblea de estudios marianos (Andújar, 10-12 de octubre de 1986). Córdoba, El Almendro, 1987; págs. 117-125.

DOMÍNGUEZ CUBERO, José; “Andújar, un foco de estética renacentista en el Reino de Jaén”, BIEG, 182 (jul.-dic. 2002), 9-42.


DOMÍNGUEZ CUBERO, José; “Retablos mayores en el santuario de la Virgen de la Cabeza”, BIEG, 202 (jul.-dic. 2010), 255-275.

lunes, 29 de agosto de 2016


JOSÉ MARÍA ANDÚJAR Y CARDEÑA
(S. XIX – S. XX)


Periodista y escritor.


Ampliamos la nómina de espíritus inquietos andujareños con este autor, del que por desgracia no manejamos excesivos datos biográficos. Voluntad nuestra es ampliar en lo posible fechas, hitos y aconteceres de estos personajes que cada mes sacamos a la palestra, y si es gracias a la aportación de aquellos que se acercan al blog, el agradecimiento va por delante.

Por desconocer, incluso desconocemos su alfa y omega en este mundo. En la revista Don Lope de Sosa, en un número del año 1924, se habla de él en pasado, en una nota con cierto aire a necrológica: “era mediano estudiante que nunca acabó la carrera de abogado porque le gustaba más la de periodista”. Y el primer dato que de él tenemos es la fecha de su Historia de Andújar (1867), obra de la que no queda rastro alguno, y por tanto, hemos de pensar que se trataba de un manuscrito que nunca vio la luz.

Vista general de Andújar a principios del siglo XX
(Colección de postales de la imprenta y papelería de Agustín Bellido)
En 1877 es el promotor y editor de la revista literaria La Violeta, de Andújar, que mereció mención honorífica en la Exposición Provincial de 1878-79, organizada por la Real Sociedad Económica de Amigos del País. En 1881 funda El Eco de Andújar, y en 1883, Guadalquivir. De este último sabemos que era de tendencia republicana y tuvo circulación hasta 1885. En 1889 parece que vive en La Carolina pues allí funda El Defensor de La Carolina (o de la Colonia). Asimismo fue colaborador de El Eco Minero, de Linares (1882). Se dice de él que tuvo problemas para publicar porque era muy mordaz en sus afirmaciones.

Hay que imaginarse a nuestro paisano muy en contacto con el mundillo cultural de la época, pues existen dos referencias a él en la prestigiosa revista Cádiz, que fundara en la milenaria ciudad la poetisa Patrocinio de Biedma. En la sección de “Correspondencia” la ilustre autora jienense respondía a autores y publicaciones del reino de Jaén, con el que estaba muy en contacto. En el número 20, del año 1877, se agradece el ofrecimiento de su publicación (seguramente será La Violeta); y en el 26 se autoriza a José María Andújar para que el nombre de Patrocinio de Biedma figure como colaboradora de su revista (de nuevo, hemos de pensar en La Violeta) y se agradece la adhesión del andujareño a la idea de la Federación Literaria de Andalucía.

Portada de la revista Cádiz
(www.hemerotecadigital.bne.es)

En 1883 publica en Úbeda la obra Fiesta popular de Nuestra Señora de la Cabeza que se celebra en Andújar. Es parte de un proyecto de mayor envergadura: el Compendio de la historia de Salcedo de Olid (1886). Lo interesante del escrito, según opinión del investigador Borrego Toledano, es que viene a completar el apartado costumbrista que no aparece en el Compendio panegírico historial de la aparición de la imagen de María Santísima de la Cabeza, obra de Gimena y Reche, de 1857.

También aparece su firma en los Poemas en honor de la Virgen de la Cabeza con motivo de las milagrosas lluvias que cayeron sobre Andújar después de una pertinaz sequía sufrida en el año 1884. Ese año la Virgen fue traída a la ciudad para realizarle una novena e implorar su intercesión.

Imagen antigua de la Virgen de la Cabeza
(Del álbum fotográfico de S. Messía, 1890)

Hay constancia de una novela publicada por entregas: La hija del Mediterráneo, en 1877. En la reseña arriba apuntada que apareció en Don Lope de Sosa se habla de una novela morisca. Desconocemos si se trata de la misma o de otra publicación de este autor, aunque aquella parece apuntar al estilo costumbrista. En un número de la revista Mirando al santuario de 1924 aparecen dos poemas suyos. “Ovillejo” y “Dotes del alma”, que quizás correspondan a textos ya aparecidos con anterioridad.



FUENTES:

BORREGO TOLEDANO, Andrés; “Obras divulgativas de la devoción a la Virgen de la Cabeza en la segunda mitad del siglo XIX”, BIEG, 202, (2010), 11-24.

CABALLERO VENZALÁ, Manuel; Diccionario bio-bibliográfico del Santo Reino. Jaén, Diputación, 1979. Tomo I.

CHECA GODOY, Antonio; Historia de la prensa jienense 1808-1983. Jaén, Diputación provincial, 1986.

CONTRERAS GILA, Salvador; “Escritores giennenses en Cádiz”, BIEG, 150, (1993), 215-236.

PÉREZ GARCÍA, Luis Pedro; Andújar y el largo siglo XIX. Andújar, Consejería de Educación – IES “Nuestra Señora de la Cabeza”, 2000.

VARIOS, Historia de Andújar II. Arquitectura. Escultura. Pintura. Costumbres y tradiciones populares. Literatura. Poesía. Música. Andújar, Ayuntamiento, 2009.

domingo, 24 de julio de 2016

MANUEL CARNERO MUÑOZ
(1911 – 1989)

(Fotografía que aparece en la tarjeta de
integrante del 5º Regimiento. Tomada de
Tiempo de Historia)

Periodista.

Casi sin advertirlo, estamos en plena conmemoración de los ochenta años del inicio de nuestra cruenta Guerra Civil, un acontecimiento histórico que todavía da pie a acalorados debates, con argumentos que no siempre tienen en cuenta la verdad de lo sucedido y con afirmaciones que parten más del corazón que del análisis sosegado. Por eso, es un placer leer las palabras del andujareño Manuel Carnero Muñoz, periodista y militante comunista que fue uno de los creadores del famoso 5º Regimiento, aquel que surgió en Madrid en las primeras horas que sucedieron al golpe militar del 18 de julio, y que afirmaba en un artículo publicado en 1978: “La guerra no la había querido el pueblo español. Pero a ella fue obligado. [...] Somos conscientes de que no debe repetirse, de que nunca más debemos combatir los españoles entre nosotros”.

(Tomada de Tiempo de Historia).


Quien estoy decía había combatido con denuedo en defensa de los ideales republicanos, con las armas y con la pluma. Este paisano nuestro, bastante desconocido en nuestros lares, nació el 16 de diciembre de 1911. Diez años después tenemos constancia de que vivía en Madrid. Realizó en la capital de España estudios de Derecho y tuvo muy claro su ideología marxista desde joven. De hecho, aparece como redactor del semanario izquierdista Rebelión y tomó parte en la sublevación de Jaca, comandada por Fermín Galán, en 1930.

Fermín Galán (es.wikipedia.com)


En 1931 trabaja como periodista en La Voz y en El Sol, y en 1933 ingresa como secretario de redacción en el diario El Imparcial.

Cabecera del El Imparcial (www.sahagundigital.es)

Al estallar la Guerra Civil, no duda en empuñar las armas para defender a la República. Como hemos comentado más arriba, fue uno de los fundadores del Quinto Regimiento (Madrid contaba con cuatro en el organigrama del Ejército de la época), cuyo primer comandante fue Enrique Castro, y Carnero uno de sus hombres de confianza. Este regimiento se conformó con voluntarios que pretendían aportar sus brazos para impedir que la sublevación militar se consumase en todo el territorio nacional. Carnero participó en la toma del cuartel de la Montaña y entrenó a estos voluntarios en lo que había sido antes colegio de Salesianos de Madrid. Al terminar la contienda, tenía el grado de mayor-comandante y era jefe de información del 12º cuerpo del Ejército. Escapó entonces a Francia, donde fue internado en un campo de concentración.

Posible identificación de Carnero y de Castro en la toma del
cuartel de la Montaña.
(Tomado de: florentinoareneros.blogspot.com)

En 1940 llegó como exiliado a la República Dominicana y un año después logró pasar a Cuba. Al poco tiempo comenzó a trabajar como redactor del decenario antifranquista Nosotros y en 1947 fue designado su jefe de redacción, momento en el cual pasa a denominarse Nosotros. España Republicana. Era el órgano de la Casa de Cultura de La Habana. Durante los años en que fue publicada prestó una gran ayuda, al parecer, con la tarea de unificar la lucha contra el franquismo, dentro de la izquierda española, tradicionalmente dividida. En 1950 ya aparece solo con el título de España Republicana. Desaparece tras el golpe de estado de Batista, para reaparecer en 1959. Al principio fue su director Pedro Coria, pero en marzo de ese año ya asumió la dirección Carnero, quien sería además su primer redactor durante muchos años. En 1977, dirigió Hora de España hasta que desapareció. En septiembre de ese año, ante los cambios políticos ocurridos en España, retornó a su país y fue uno de los redactores del órgano comunista Mundo Obrero. En noviembre de 1983, ya enfermo, decide retornar a Cuba, para fallecer en La Habana el 29 de octubre de 1989.

Cabecera de Mundo Obrero
(Tomado de www.mundoobrero.es)


Colaboró en otros medios de comunicación como Voz Gráfica, El Dependiente y La Nueva Gaceta. Empleó los seudónimos de Enrique Manzanares y Nicanor Naves, entre otros.



Dentro de su abultada contribución, cabe destacar el artículo con el que abríamos este recordatorio: “Del cuartel de la montaña al 5º Regimiento”, publicado en 1978 en Tiempo de Historia, por ser un testimonio de primera mano de uno de los testigos de aquellos primeros momentos de nuestra incivil contienda. De hecho, hay quien afirma que el “alma mater” de este cuerpo de ejército popular fue el propio Carnero. Publicó también en Triunfo e Historia 16.



FUENTES:

AZNAR SOLER, Manuel (de.); Escritores, editoriales y revistas del exilio republicano de 1939. Sevilla, Renacimiento, 2006.

CARNERO MUÑOZ, Manuel; “Del cuartel de la Montaña al 5º Regimiento”, Tiempo de Historia, 45, (agosto 1978), 4-11.

CUADRIELLO, Jorge Domingo; El exilio republicano español en Cuba. Madrid, Siglo XXI de España editores, 2009.

CUADRIELLO, Jorge Domingo; Los españoles en las letras cubanas durante el siglo XX. Diccionario bio-bibliográfico. Sevilla, Renacimiento, 2002.


www.ecured.cu.

lunes, 27 de junio de 2016

TOMÁS BEVIÁ ARANDA
(1907 – 1999)

(www.jienensesilustres.com)

Poeta y profesor.
Existen determinadas circunstancias que ligan a las poblaciones de Andújar y Écija: unidas por el río Grande y por su apego a las altas temperaturas (aunque parece que la primera le ha arrebatado la vitola de “sartén de Andalucía” a la segunda en los últimos años), habría que señalar también lo de cierta cruz procesional de la que ya hablaremos en otro momento y, ante todo, la figura de Tomás Beviá Aranda, quien supo repartir sus querencias entre la ciudad que lo vio nacer y aquella que lo acogió hasta el final de sus días; y ambas lo premiaron con sendos galardones: hijo predilecto y adoptivo, respectivamente.
Ciertamente, Tomás Beviá nació en Andújar el 4 de julio de 1907, y se crió en el ambiente de la talabartería que regentaba su padre y el barro modelado por su abuelo. No son malos mimbres para forjar al futuro poeta de verso corto y jocoso, amante de la tierra andaluza, sus costumbres y mujeres. 
(www.ciberecija.es)

Estudió en el seminario San Felipe Neri de Baeza, pero con el advenimiento de la República dejó los estudios eclesiásticos. No obstante, su obra está tachonada de lirismo religioso y encendidas composiciones eucarísticas. Se licenció en Filosofía por la Universidad de Comillas (Santander). A partir de ese momento comenzó el habitual periplo de todo profesor por varios centros educativos, como, por ejemplo, el Milá i Fontanals de Barcelona. Allí consiguió la licenciatura de Historia. Por fin recaló en Écija y dirigió durante algún tiempo el colegio “Rodríguez Marín”. Consiguió después plaza de profesor de francés en el instituto laboral “Luis Vélez de Guevara” donde desarrollaría una gran labor docente. Es entonces cuando comienza a dedicarse a la poesía con entusiasmo.

(www.todocoleccion.net)

(www.todocoleccion.net)
Algunos de los muchos títulos que publicó son: El octavo niño de Écija (1964); Jaramagos (1975); Cacharros, poemas de un alfarero (1978); Violetas (1980); Lo que canta un jilguero prisionero en su jaula (1981); Poesía: locura de cinco estrellas (1981); Ventana azul (1983); Beso azul (1985); Una flor en cada paso (1987); A man with a star in his art: a poet (1988); En un planeta que olvidó la rosa (1988); Más allá del último lucero (1988); Brasil, Brasil, tu solo nombre me hace soñar (1989); En un corazón amaneció una estrella (1990); Una luz ignorada (1991); Surcó las arrugas de mi frente una ilusión (1994); Flores en mi primavera (1997); Violetas del Santo Reino (1997); Estrellas errantes de juguete (1999). Poesías escritas en español, pero también en inglés y francés.

La poesía de Beviá se para a cantar la belleza de las cosas y las personas: abundan los poemas dedicados a alumnos y compañeros, la belleza de la mujer, composiciones religiosas de gran sencillez formal, y aquellas que dedica a su “madre” y su “novia” (traducimos: su ciudad natal y la de acogida). Como muestra de su cariño hacia la Virgen de la Cabeza, transcribimos estos versos:
Sagrada Virgen Morena,
Que presides, soberana,
Entre floridos jarales,
Azucenas,
Madroñales,
La sierra iliturgitana;
Mi Virgencita bonita,
Que ya en mi niñez primera
Fuiste mi gran ilusión...
Te hizo el Cielo chiquitina
Para que caber pudieras

Dentro de mi corazón.



Pero, además de su contribución a la poesía, Beviá dejó un ramillete de publicaciones, sobre todo ligadas a la tierra astigitana: Écija, guia turística (1962); Thomas Alva Edison (1963); Pregón de la Semana Santa de Écija (1971); Ecijanos de Oro (1982); Libro amigos (con otros autores); El rojo de la hostia blanca (novela autobiográfica). Hay que destacar también, dentro de su relación con Andújar, Perlas sobre el santuario, editado en 1958 en Sevilla.

Pregonando la Semana Santa ecijana
(www.infoecija.com)
Publicó en varias revistas poéticas como Gemma, Clarín o El Eria. Fue académico correspondiente de la Metropolitana de Letras de Petrópolis (Brasil), miembro honorario de la Sociedad de poetas y escritores regionalistas de Montargis (Francia), miembro de la Confederation of Chivabey (Australia), de la Asociación mundial de escritores de León... Y, por supuesto, su vinculación con Écija lo llevó a participar de forma activa en el grupo poético Hontanar y a ser miembro de la Academia de Bellas Artes y Buenas Letras “Luis Vélez de Guevara”. Además, la biblioteca de la bella población sevillana lleva su nombre.
 
Busto realizado por el escultor Rafael
Amadeo Rojas.
(www.jienensesilustres.com)

Cuentan sus biógrafos que también derramó sus dotes artísticas por la pintura y la música. Casó con Dolores Molina y tuvo con ella siete hijos.
Os dejo con este bello homenaje, elaborado por el que fuera mi antiguo compañero de fatigas estudiantes, el profesor Ceferino Aguilera: https://www.youtube.com/watch?v=mSOlF3I8-14.

FUENTES:
CABALLERO VENZALÁ, Manuel, Diccionario bio-bibliográfico del Santo Reino. Tomo I. Jaén, Diputación, 1979.
VARIOS, Historia de Andújar II. Arquitectura. Escultura. Pintura. Costumbres y tradiciones populares. Literatura. Poesía. Música. Andújar, Ayuntamiento, 2009
www.ecijateca.es. Poemario de Tomás Bevía. Vol. I.

Wikipedia.


domingo, 22 de mayo de 2016

Joyas bibliográficas de Andújar VI: Iconografía de la Virgen de la Cabeza, de Santiago de Morales Talero


En un mes tan mariano como el florido mayo, viene bien recordar la publicación de este librito de 90 páginas allá por el año 1960, salido de la pluma de este autor, afincado en Arjona, que era conocido en el mundillo periodístico y erudito como “Eseme”.
El ensayo se presenta como un intento de mostrar una obra realizada con cierto rigor científico, alejada de los cronicones y supuestas verdades no contrastadas. No obstante, Morales insiste en que se va a centrar en estudiar la iconografía de la advocación de la Cabeza, especialmente la antigua imagen que fue venerada en su santuario hasta 1936: “Al no existir la imagen verdadera, y al ir desapareciendo, por la ley de vida, las personas que la conocieron, llegará un momento en que vaya borrándose su recuerdo y por ello estimo de utilidad el hacer este presente estudio, sin pretensiones, desde luego, eruditas, por mi poca valía y saber, para que quede, al menos, constancia de cómo era tan devota Imagen”. 
El autor relaciona la imagen de la Virgen de la Cabeza con otras de similar factura, y lo mismo hace con la leyenda de la aparición. Se detiene también en el nombre de la advocación y defiende que más que provenir de la denominación del cerro Cabezo, habría que atender a Salcedo Aguirre que en 1614 afirmaba: “En lo más alto de la Sierra Morena y en la cumbre del cerro, había una peña grande, que tenía forma de cabeza, y por ello lo llamaban Cerro de la Cabeza”. Repasa las diversas imágenes que bajo esa advocación se veneran en España, ofreciendo fotografías de algunas de ellas.
La obra es un loable intento de sistematizar lo publicado hasta el momento en materia iconográfica y aplicarlo a la Virgen de la Cabeza, aunque con el inconveniente de no poseer testimonio gráfico alguno de la talla antigua ni testimonio fiable de qué se ocultaba tras sus vestiduras. Por tanto, el mismo autor reconoce que: “Dicho cuanto antecede, ya poco se puede añadir, a no ser detalles del Santuario, Cofradía y fiestas que, aunque propiamente rebasan el tema de la iconografía, merecen consignarse muchos de ellos, por lo curiosos”. Es decir, que a partir de la página 63 se aparta del motivo central del libro para hacer un somero repaso de lo más importante del culto y fiestas de la Morenita. 
El trabajo se completa con dos addendas: la bula de Juan XXIII declarando a la Virgen de la Cabeza patrona de la diócesis de Jaén y una referencia a cómo se le rindieron los máximos honores militares a la imagen en la romería de 1950, concedidos por el jefe del estado, el cual, según parece, habría firmado un decreto del Ministerio del Ejército para que se rindieran esos honores. No obstante, el propio Santiago de Morales reconoce que “no hemos tenido la suerte de dar con el decreto referido, a pesar de haberlo buscado en el Diario Oficial del Estado, como en el del Ejército, y de la Guardia Civil”. Extraño y curioso que tan solo exista constancia de ese decreto por boca del entonces director general de la Guardia Civil, Camilo Alonso Vega, y que no haya, al parecer, testimonio escrito de este homenaje castrense. Materia de investigación para los historiadores de la Morenita, pienso yo.

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viernes, 22 de abril de 2016

CUARTO CENTENARIO DE LA MUERTE DE CERVANTES: 
VIAJERO Y ROMERO (?) POR TIERRAS DE JAÉN


En la antesala del encuentro romero que suscitó la sorpresa y admiración de Miguel de Cervantes, queremos recordar que hubo sobre la faz de la tierra un hombre de espíritu noble, que se sobrepuso a todas las bofetadas que la vida quiso darle (que no fueron pocas) y que nos dejó para nuestro disfrute retazos maravillosos de su saber y humanidad. Miguel de Cervantes es ese nombre que nos sorprende en el callejero de cualquier población, da igual grande o pequeña, y del que, si acaso, atinamos a saber que es el autor de esa gran parodia, a la vez que ejemplar disección del espíritu humano, cuales son las andanzas del loco manchego Alonso Quijano. Pero Cervantes, para todo hijo de Andújar, también debe ser el asombrado espectador que un buen día se dio un garbeo por el cerro de la Cabeza y admirado por “la infinita genteque allí vio, quiso plasmar con su siempre certera y sencilla pluma el hecho sublime de la conjunción de lo divino y lo humano, de lo religioso y lo profano, del cielo y de la tierra, de esa romería que en la época era considerada como uno de los grandes acontecimientos marianos de las Españas.
Portada de la edición madrileña de la novela

El profesor Luis Coronas defendió en su momento que la cita de Cervantes en su Persiles y Segismunda no fue elegida al azar: “la descripción de la romería nos lleva al convencimiento de que estuvo presente en ella y su presencia debió tener lugar el último domingo de abril de 1592” (1). Desde octubre del año anterior se hallaba encargado por el proveedor general de galeras para hacerse cargo de la incautación de grano dentro del obispado de Jaén. Dicho grano debía ser trasladado a tierras gaditanas para fabricar con él el suministro básico que alimentase a los hombres de la armada real. El ingente trabajo con el que se encontró Cervantes hizo que comisionase a otras cuatro personas para esta labor y, en concreto, se cita a un tal Antón Caballero para hacerse cargo de poblaciones como la de Andújar, lo cual no debe implicar que don Miguel no estuviera por aquí. Por cierto,de sobra sabemos que este oficio le acarreó muchos problemas: tanto la negativa de algunos a sufragar con su grano las guerras del segundo Felipe como, más adelante, incluso la cárcel en dos ocasiones al acusársele de apropiarse de parte de esas ganancias. Por el mes de abril parece que estuvo en Linares y es muy posible que un espíritu inquieto como el de Cervantes no quisiese pasar la ocasión de acercarse al santuario que entonces, por cierto, se hallaba dentro del proceso constructor iniciado y sufragado por la Cofradía de Andújar, aunque finalizado en lo esencial (2).

Fragmento de la lápida conmemorativa que encontramos
en la lonja del santuario de la Virgen de la Cabeza
de Andújar.


Los trabajos de Persiles y Sigismunda fue la obra póstuma de este alcalaíno (de Henares) que tantos años vivió en tierras andaluzas. El mismo autor confiaba en que esta novela constituyera lo mejor de su herencia literaria. De hecho, la expectación que despertó el libro fue tal que apareció a la vez en seis ciudades europeas distintas. La historia, en cambio, nos ha demostrado que la inmortalidad la alcanzó nuestro escritor gracias a El Quijote, tanto por éxito de los lectores como por el refrendo de la crítica. Persiles y Sigismunda es una novela de tipo bizantino, que tan de moda estaba en el Renacimiento, donde se cuenta una historia de dos amantes que han de vivir mil y una vicisitudes hasta conseguir que su amor fructifique. En este caso, los protagonistas habrán de recorrer todo el continente europeo hasta llegar a Roma y casarse allí. Todo el relato se constituye como una peregrinación que tiene como fin el doble galardón de visitar la ciudad eterna y conseguir la bendición papal para su unión amorosa. No pasan por Andújar, pero conocen a una peregrina, a seis leguas de Talavera (sic.), que les da cumplida información de la fiesta abrileña. El investigador andujareño José Carlos de Torres analiza todo el pasaje y, lo que es más importante, el momento previo del mismo, que siempre se obvia, y observa que la peregrina es presentada físicamente como un ser caricaturesco y “de mala condición” (palabras textuales del Persiles). Aquí parece despistarse Cervantes pues después la peregrina tan solo les informa de las dos maravillas que, a su juicio, guarda el reino de Jaén: la Santa Verónica y la romería de la Virgen de la Cabeza (3), todo ello narrado con gran sinceridad, sin que aparezca por ningún lado el más mínimo atisbo de la mala condición antes referida. Cervantes añade, como es sabido, que él había contemplado la escena romera en un cuadro del alcázar real de Madrid. Según De Torres este lienzo debió pintarse a raíz de la conversión del príncipe marroquí Muley Xequé tras asistir a la romería de 1593. Este hecho fue tan importante como para que los padrinos del bautismo fueran el propio Felipe II y la infanta Isabel Clara Eugenia, amén de inspirar a Lope el segundo acto de una de sus comedias. Pero colige nuestro paisano que de la observación del cuadro no pudo extraer Cervantes todos los detalles que impregnan la intervención de la peregrina, sino que son propios de alguien que vivió la fiesta serrana o que, al menos, se informó por boca de otros romeros. A pesar de la fascinación que estas palabras causan en los dos enamorados, se excusan diciendo que deben seguir su camino hacia Roma y que Andújar no les coge, que digamos, de camino.

Cuadro de Bernardo Asturiano (siglo XVII), que se conserva
en el museo del santuario.
(Tomado de: veracruzandujar.blogspot.com)

Miguel de Cervantes Saavedra moriría tal día como hoy hace cuatro siglos, siendo enterrado al día siguiente en la iglesia conventual de las trinitarias de Madrid. En el santuario, un monolito recuerda como fue el primer cronista de la fiesta romera y en Andújar una calle recuerda su nombre.
A pesar de ser archiconocida, reproducimos a continuación este fragmento, inserto en el capítulo sexto del tercer libro del Persiles:


Saludáronla en llegando [a la peregrina], y ella les volvió las saludes con la voz que podía prometer la chatedad de sus narices, que fue más gangosa que suave. Preguntáronla adónde iba, y qué peregrinación era la suya, y, diciendo y haciendo, convidados, como ella, del ameno sitio, se le sentaron a la redonda, dejaron pacer el bagaje que les servía de recámara, de despensa y botillería, y, satisfaciendo a la hambre, alegremente la convidaron, y ella, respondiendo a la pregunta que la habían hecho, dijo:
Mi peregrinación es la que usan algunos peregrinos: quiero decir que siempre es la que más cerca les viene a cuento para disculpar su ociosidad; y así, me parece que será bien deciros que por ahora voy a la gran ciudad de Toledo, a visitar a la devota imagen del Sagrario, y desde allí me iré al Niño de la Guardia, y, dando una punta, como halcón noruego, me entretendré con la santa Verónica de Jaén, hasta hacer tiempo de que llegue el último domingo de abril, en cuyo día se celebra en las entrañas de Sierra Morena, tres leguas de la ciudad de Andújar, la fiesta de Nuestra Señora de la Cabeza, que es una de las fiestas que en todo lo descubierto de la tierra se celebra; tal es, según he oído decir, que ni las pasadas fiestas de la gentilidad, a quien imita la de la Monda de Talavera, no le han hecho ni le pueden hacer ventaja. Bien quisiera yo, si fuera posible, sacarla de la imaginación, donde la tengo fija, y pintárosla con palabras y ponérosla delante de la vista, para que, comprehendiéndola, viérades la mucha razón que tengo de alabárosla; pero esta es carga para otro ingenio no tan estrecho como el mío. En el rico palacio de Madrid, morada de los reyes, en una galería, está retratada esta fiesta con la puntualidad posible: allí está el monte, o por mejor decir, peñasco, en cuya cima está el monasterio que deposita en sí una santa imagen, llamada de la Cabeza, que tomó el nombre de la peña donde habita, que antiguamente se llamó el Cabezo, por estar en la mitad de un llano libre y desembarazado, solo y señero de otros montes ni peñas que le rodeen, cuya altura será de hasta un cuarto de legua, y cuyo circuito debe de ser de poco más de media. En este espacioso y ameno sitio tiene su asiento, siempre verde y apacible, por el humor que le comunican las aguas del río Jándula, que de paso, como en reverencia, le besa las faldas. El lugar, la peña, la imagen, los milagros, la infinita gente que acude de cerca y lejos el solemne día que he dicho, le hacen famoso en el mundo y célebre en España sobre cuantos lugares las más estendidas memorias se acuerdan.
Suspensos quedaron los peregrinos de la relación de la nueva, aunque vieja, peregrina, y casi les comenzó a bullir en el alma la gana de irse con ella a ver tantas maravillas; pero la que llevaban de acabar su camino no dio lugar a que nuevos deseos lo impidiesen.


  1. CORONAS TEJADA,Luis; “Cervantes en Jaén, según documentos hasta ahora inéditos”, BIEG, 99 (1979), 27-28.
  2. LÁZARO DAMAS, María Soledad; “El santuario de la Virgen de la Cabeza en el siglo XVI. Historia de un proyecto artístico”, BIEG, 163, 3 (1996), 1437-1468.
  3. DE TORRES MARTÍNEZ, José Carlos; “La fiesta de Nuestra Señora de la Cabeza según Miguel de Cervantes (Persiles, III, VI)”, BIEG, 193 (2006), 157-170.