lunes, 27 de junio de 2016

TOMÁS BEVIÁ ARANDA
(1907 – 1999)

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Poeta y profesor.
Existen determinadas circunstancias que ligan a las poblaciones de Andújar y Écija: unidas por el río Grande y por su apego a las altas temperaturas (aunque parece que la primera le ha arrebatado la vitola de “sartén de Andalucía” a la segunda en los últimos años), habría que señalar también lo de cierta cruz procesional de la que ya hablaremos en otro momento y, ante todo, la figura de Tomás Beviá Aranda, quien supo repartir sus querencias entre la ciudad que lo vio nacer y aquella que lo acogió hasta el final de sus días; y ambas lo premiaron con sendos galardones: hijo predilecto y adoptivo, respectivamente.
Ciertamente, Tomás Beviá nació en Andújar el 4 de julio de 1907, y se crió en el ambiente de la talabartería que regentaba su padre y el barro modelado por su abuelo. No son malos mimbres para forjar al futuro poeta de verso corto y jocoso, amante de la tierra andaluza, sus costumbres y mujeres. 
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Estudió en el seminario San Felipe Neri de Baeza, pero con el advenimiento de la República dejó los estudios eclesiásticos. No obstante, su obra está tachonada de lirismo religioso y encendidas composiciones eucarísticas. Se licenció en Filosofía por la Universidad de Comillas (Santander). A partir de ese momento comenzó el habitual periplo de todo profesor por varios centros educativos, como, por ejemplo, el Milá i Fontanals de Barcelona. Allí consiguió la licenciatura de Historia. Por fin recaló en Écija y dirigió durante algún tiempo el colegio “Rodríguez Marín”. Consiguió después plaza de profesor de francés en el instituto laboral “Luis Vélez de Guevara” donde desarrollaría una gran labor docente. Es entonces cuando comienza a dedicarse a la poesía con entusiasmo.

(www.todocoleccion.net)

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Algunos de los muchos títulos que publicó son: El octavo niño de Écija (1964); Jaramagos (1975); Cacharros, poemas de un alfarero (1978); Violetas (1980); Lo que canta un jilguero prisionero en su jaula (1981); Poesía: locura de cinco estrellas (1981); Ventana azul (1983); Beso azul (1985); Una flor en cada paso (1987); A man with a star in his art: a poet (1988); En un planeta que olvidó la rosa (1988); Más allá del último lucero (1988); Brasil, Brasil, tu solo nombre me hace soñar (1989); En un corazón amaneció una estrella (1990); Una luz ignorada (1991); Surcó las arrugas de mi frente una ilusión (1994); Flores en mi primavera (1997); Violetas del Santo Reino (1997); Estrellas errantes de juguete (1999). Poesías escritas en español, pero también en inglés y francés.

La poesía de Beviá se para a cantar la belleza de las cosas y las personas: abundan los poemas dedicados a alumnos y compañeros, la belleza de la mujer, composiciones religiosas de gran sencillez formal, y aquellas que dedica a su “madre” y su “novia” (traducimos: su ciudad natal y la de acogida). Como muestra de su cariño hacia la Virgen de la Cabeza, transcribimos estos versos:
Sagrada Virgen Morena,
Que presides, soberana,
Entre floridos jarales,
Azucenas,
Madroñales,
La sierra iliturgitana;
Mi Virgencita bonita,
Que ya en mi niñez primera
Fuiste mi gran ilusión...
Te hizo el Cielo chiquitina
Para que caber pudieras

Dentro de mi corazón.



Pero, además de su contribución a la poesía, Beviá dejó un ramillete de publicaciones, sobre todo ligadas a la tierra astigitana: Écija, guia turística (1962); Thomas Alva Edison (1963); Pregón de la Semana Santa de Écija (1971); Ecijanos de Oro (1982); Libro amigos (con otros autores); El rojo de la hostia blanca (novela autobiográfica). Hay que destacar también, dentro de su relación con Andújar, Perlas sobre el santuario, editado en 1958 en Sevilla.

Pregonando la Semana Santa ecijana
(www.infoecija.com)
Publicó en varias revistas poéticas como Gemma, Clarín o El Eria. Fue académico correspondiente de la Metropolitana de Letras de Petrópolis (Brasil), miembro honorario de la Sociedad de poetas y escritores regionalistas de Montargis (Francia), miembro de la Confederation of Chivabey (Australia), de la Asociación mundial de escritores de León... Y, por supuesto, su vinculación con Écija lo llevó a participar de forma activa en el grupo poético Hontanar y a ser miembro de la Academia de Bellas Artes y Buenas Letras “Luis Vélez de Guevara”. Además, la biblioteca de la bella población sevillana lleva su nombre.
 
Busto realizado por el escultor Rafael
Amadeo Rojas.
(www.jienensesilustres.com)

Cuentan sus biógrafos que también derramó sus dotes artísticas por la pintura y la música. Casó con Dolores Molina y tuvo con ella siete hijos.
Os dejo con este bello homenaje, elaborado por el que fuera mi antiguo compañero de fatigas estudiantes, el profesor Ceferino Aguilera: https://www.youtube.com/watch?v=mSOlF3I8-14.

FUENTES:
CABALLERO VENZALÁ, Manuel, Diccionario bio-bibliográfico del Santo Reino. Tomo I. Jaén, Diputación, 1979.
VARIOS, Historia de Andújar II. Arquitectura. Escultura. Pintura. Costumbres y tradiciones populares. Literatura. Poesía. Música. Andújar, Ayuntamiento, 2009
www.ecijateca.es. Poemario de Tomás Bevía. Vol. I.

Wikipedia.