lunes, 26 de noviembre de 2012

ALONSO DE MORALES Y SALCEDO
(Mediados del siglo XVI – 
c. 1592)



 Rejero

La pérdida de palacetes y casas nobles ha imposibilitado que Andújar muestre con mayor rotundidad esas bellas obras de rejería que, sobre todo, a partir del siglo XVI engalanaron las fachadas de las ilustres familias de la ciudad. En otros casos, aunque permanezca el edificio, faltan de él elementos que, como sus rejas, conformaron su primigenia fisonomía (tal es el caso de la reja gemela del palacio del ecijano en la calle Colladas o la hermosa pieza de lo que hoy es palacio de justicia y que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid). No obstante, todavía puede enorgullecerse Andújar de mostrar al visitante bellas filigranas de hierro tanto en fachadas como en el interior de sus templos mayores. El profesor Domínguez Cubero ha dedicado buena parte de su vida a investigar la trayectoria de los principales rejeros que dejaron su impronta en Andújar. Y a él acudimos para buscar noticias acerca de este Alonso de Morales, que trabajó en la ciudad a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI.
Desconocemos su fecha de nacimiento, pero siguiendo las dataciones de sus obras, tendríamos que situarlo a mediados de siglo. Fue discípulo, al parecer de Domingo de Vergara, el referente de la rejería local a principios de la centuria. Como alumno aventajado, Alonso de Morales va a capitanear buena parte de la labor de los rejeros locales hasta su muerte, sobre el año 1592. Su vinculación con Vergara se hace patente cuando, tras la muerte de este, Morales se encarga de terminar sus obras y adquiere parte de sus herramientas. En 1575 ya ha conseguido ser maestro rejero. Dos años después se casa con María de Villarreal, hija de ilustre familia. De ese matrimonio nacerían cinco hijos. Dos de ellos serían Agustín y Pedro de Villarreal Salcedo (este último capitán del ejército), a los cuales encontramos en 1621 en Granada de Nicaragua junto a su tío, el doctor don Pedro de Villarreal, obispo.


Herrajes en Sta. María
  El haber emparentado con el patriciado local y su incansable labor al frente de su taller de rejería, hacen de Alonso un artista que logra una envidiable posición económica, conservándose aún numerosos documentos de compra de diferentes bienes. Además de rejero, fue también cerrajero y relojero de la ciudad y según parece pudo vivir en la calle Ballesteros. Como vecino de la parroquial de San Miguel es probable que fuera enterrado en San Miguel, al igual que hizo su esposa (según consta en el testamento de esta). 
 
Púlpito en Caravaca (Foto: J. V. Córcoles)
A pesar de que le acompañaron la fama y la fortuna, Domínguez Cubero también nos apunta que entre la documentación relacionada con él que ha sobrevivido al paso de los siglos, hay bastantes litigios para que nuestro maestro rejero pudiera cobrar ciertas obras. No fue el XVII tan pródigo en obras rejeras de primer orden, pero por ahí aparece, entre otros alumnos suyos, un tal Juan Muñoz, y hay que entender que el magisterio de Alonso permanecería durante bastante tiempo en la ciudad que le vio nacer. En este sentido, hay también otro rejero de la época, Manuel de Morales, que quizás podría ser hijo suyo.

Reja en S. Miguel (Foto: Univ. Sevilla)
El profesor Domínguez Cubero ha documentado las siguientes obras: la conclusión de la reja de doña Catalina de Lara, que comenzó Domingo de Vergara (1578); la reja del tabernáculo de la Virgen de la Cabeza en su santuario (1583), desaparecida tras la remodelación del presbiterio; los herrajes de las puertas de Santa María La Mayor; y obras diversas para la parroquia del Salvador de Caravaca, en Murcia: los púlpitos y fascistoles (de 1586), y una reja, fechada en 1590, que no pudo concluir el artista al sobrevenirle la muerte. En este sentido, cabe destacar que hubo una importante conexión artistica entre Murcia y Andalucía oriental, trabajando varios artistas en obras diversas del obispado murciano.

Coro de San Miguel (Foto: J. V. Córcoles)
Aunque no haya documento que lo testifique, parece que también se debe a Alonso de Morales la balaustrada del coro de la parroquia de San Miguel. E incluso, por afinidad, cabría relacionar con este taller la reja de la capilla del Santísimo también en San Miguel; un pescante de pozo de la desaparecida casa de los Albarracín-Valenzuela de la calle Valdivia número 2; la reja de la ventana de la casa que existió en el número 3 de la calle Colladas; y los herrajes de la puerta del palacio de “los Segundos de Cárdenas”.


FUENTES:

DOMÍNGUEZ CUBERO, José; La rejería arquitectónica de Andújar (Jaén) en el siglo XVI. Jaén, IEG-Diputación provincial, 1983.

DOMÍNGUEZ CUBERO, José; “Retablos mayores en el santuario de la Virgen de la Cabeza”, BIEG, 202 (jul.-dic. 2010), pp. 255-275.

PÉREZ SÁNCHEZ, Manuel; El arte del bordado y del tejido en Murcia: siglos XVI-XVII. Murcia, Universidad, 1999.




miércoles, 14 de noviembre de 2012

MANUEL DE CASTRO Y PADILLA
(1573 - ?)

(De lapatrienlinea.com)

Fundador de la ciudad de Oruro.

Entre los andujareños que se fueron a “hacer las Américas” hay que mencionar de manera muy especial el nombre de este paisano, nacido en el año 1573 y que fuera bautizado en la parroquial de Santa María La Mayor un veintiocho de diciembre. Como tantas veces ocurre, es un desconocido en su patria chica, pero todos los años los habitantes de Oruro recuerdan que su creación se debió a este Manuel de Castro, cuya estatua preside una céntrica plaza de la ciudad, que además lleva su nombre. En la actualidad, Oruro es una ciudad boliviana, capital del departamento del mismo nombre y que, con sus 335.700 habitantes fue durante siglos un centro minero de especial relevancia. Además, sus 3.706 metros sobre el nivel del mar la convierten en una de las poblaciones más altas de América del Sur. Los historiadores locales recuerdan cómo el primer día del mes de noviembre de 1606 el que entonces era un joven jurisconsulto, y a la sazón oidor de la Real Audiencia de Charcas desde 1603, fundó su ciudad bajo el nombre de “Real Villa de San Felipe de Austria”, en honor del monarca Felipe III. 
 
Monumento a Manuel de Castro (www.Tiwy.com)
Es extraño, ciertamente, que no fuera un militar el encargado de ratificar la fundación de esta antigua colonia minera; pero se le dio este privilegio ya que fue Manuel de Castro quien reunió los datos que posibilitaron la creación de la nueva villa. En aquella época ya había población en la zona donde trabajaban tanto españoles como aborígenes explotando las ricas minas de plata, en un asentamiento que recibía el nombre de San Miguel de Uru-Uru; pero ciertamente la corona española deseaba una explotación a mayor escala y, para ello, había que poner las bases para diseñar una urbe de mayores dimensiones. Incluso se le facultó para que estableciera los límites de la nueva villa. Dejó escrita una Relación del nuevo descubrimiento de las minas ricas del asiento de San Miguel de Oruro de la provincia de Paria, jurisdicción de la Real Audiencia de la Plata y villa de San Felipe de Austria, que en ella fundó el licenciado don Manuel de Castro y Padilla, que fue escrita sobre 1610 ó 1630.

Panorámica de la ciudad de Oruro (www.amlatina.org)
Nuestro personaje pertenecía a una noble familia: burgalesa por parte de padre (el licenciado don Alonso de Castro del Castillo, natural de Castrojeriz, y alcalde mayor de Andújar) y jerezana por parte de madre (doña Inés de Vera y Padilla). Tuvo cuatro hermanos, de los cuales, uno de ellos, don Luis Antonio, fue inquisidor de Lima. Se licenció en leyes en el Colegio Mayor de San Bartolomé de Salamanca y, como antes se ha dicho, muy joven alcanzó puestos de gran importancia en la judicatura del Nuevo Mundo.
Se casó en dos ocasiones: primero, con una hija del santiaguista don Pedro Messía; y después, con una dama limeña, doña Ana María Isázaga y Zárate, siendo apadrinados por el marqués de Monteselaros y virrey del Perú, don Juan de Mendoza y Luna. Por tanto, su noble linaje se vio fortalecido por estos dos matrimonios y la historia nos sigue contando de qué manera su descendencia siguió ocupando puestos de relevancia en las tierras americanas. De hecho, un nieto suyo, José de Castro Isázaga fue alcalde ordinario de Lima en 1676.
Desconocemos la fecha de fallecimiento de nuestro biografiado y son, obviamente, un error tanto la del natalicio (1490) como la de su defunción (1552) que figuran en la reseña que en su momento se hiciera con motivo de la emisión de un sello con su efigie en el año 1966. No obstante, y en referencia a esto, quizás se trate del único andujareño inmortalizado por la fábrica nacional de moneda y timbre en una estampilla de correos.
Sello de 1966 (www.todocoleccion.net)

Para los orureños es motivo de orgullo esta fundación y realizan actos de recordatorio, incluso escenificaciones del día de la creación de su villa. En 2006, por ejemplo, tuvo lugar una interpretada por escolares donde se intentó reproducir al detalle lo que las crónicas de la época relatan: cómo fue pregonado el veintinueve de octubre el decreto de fundación; cómo fue oficiada una misa solemne por el el vicario Martín Abbad Usúnsulo el día de Todos los Santos; y cómo, al finalizar la celebración religiosa, se le tomó juramento a don Manuel de Castro, quien con voz recia afirmó “Sí, juro y amén”, en alusión a crear una villa que acatara en todo al rey de España.
Además, para los habitantes de Oruro, este fue el inicio de una época floreciente, tanto en los años de dominación española como, más tarde, cuando se alcanzó la independencia. Siglos dichosos que contrastan con la actual decadencia, tras haberse agotado sus minas tiempo ha. No obstante, la ciudad parece salir de su letargo todos los años cuando celebra el carnaval, declarado en 2001 por la UNESCO “obra maestra del patrimonio cultural de la Humanidad”.
Una calle que recuerde en Andújar la importancia que al otro lado del océano tuvo este destacado paisano nuestro e incluso un hermanamiento con la ciudad de Oruro podrían hacer justicia a la historia.



FUENTES:

LOHMANN VILLENA, Guillermo; Los americanos en las órdenes nobiliarias. Tomo I. Madrid, CSIC, 1993. Biblioteca de Historia de América.