domingo, 19 de marzo de 2017

JUAN BAUTISTA DE PAREJA
S. XVIII


Maestro ebanista

Ahora que las túnicas salen de su letargo para desprenderse del aroma acre del alcanfor y las calles se pueblan de costales noctámbulos, azahar en vísperas y capirotes de estreno (de primavera, en suma), es buen momento para recordar a un artista cuya única obra conocida se pasea todos los Lunes Santo por las calles de Sevilla y es pieza señera del patrimonio cofrade: la cruz de carey y plata de Nuestro Padre Jesús de las Penas.

Imagen de Nuestro Padre Jesús de las Penas (Sevilla)
(erturuta.blogspot.com.es)


Hay que agradecer al investigador Gerardo García León que publicara un trabajo muy completo en 1993 sobre esta joya que, a juicio de su autor “no tiene parangón con ningún otro ejemplo similar conocido ya que la plata está embutida y no sobrepuesta, que es lo normal”. Pero vayamos por partes: la actual hermandad ecijana de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén y Nuestra Señora de las Misericordias, con residencia canónica en la iglesia de San Juan Bautista, es fundada en el siglo XVI y desde el principio se nutre con lo más selecto de la nobleza local, la cual aporta suntuosas donaciones a la cofradía. Uno de esos aristócratas será Manuel de Villavicencio Castrillo y Moscoso, marqués de Alcántara del Cuervo, el cual, como hermano mayor, encarga una cruz para el Nazareno. Afortunadamente ha llegado hasta nuestros días la escritura de obligación (fechada el 30 de mayo de 1734) donde aparece consignado el nombre de nuestro paisano, Juan Bautista de Pareja, del cual se dice explícitamente que es “vecino de Andújar”.

Cuadro de azulejos con la  imagen del Nazareno
de San Juan, en Écija, portando la cruz de carey.
(ecijahistoria.blogspot.com.es)


De la lectura del contrato, García León colige que debió ser este Pareja persona de gran renombre entre los artistas de su gremio, a juzgar por las condiciones que allí aparecen: la hermandad se comprometía a facilitar una dependencia para que realizara su trabajo; se pondría a disposición del artesano toda la plata y el carey que necesitara para hacer la cruz; el salario sería de 14 reales de vellón diarios; y, si era necesario, se podría contratar a un oficial ayudante con un sueldo de 7,17 reales de vellón al día. Por su parte, Juan Bautista se obligaba a presentar a la hermandad varios bocetos para que esta eligiera el más conveniente y tenía un año para acabarla. Al parecer, el sueldo es muy elevado para lo que solían cobrar los ebanistas y carpinteros ecijanos en esa época: 9 reales diarios como mucho. No se sabe si la cruz estuvo acabada en el tiempo acordado (junio de 1735), lo que sí es cierto es que aparece citada en un inventario realizado en 1783, donde se especifica que se usaba tanto para que el Cristo la luciera en su camarín como en la procesión. La cruz se montaba en una estructura de hierro oculta bajo la túnica del Nazareno y fijada a la oreja izquierda mediante un perno metálico.

Antigua instantánea con el Nazareno de Écija
portando la cruz de carey y plata
(tomado del artículo de García León)


En 1958 la junta de gobierno de la hermandad decide agrandar la canastilla procesional y se modifica la posición de la imagen, para que pierda algo de su hieratismo original. Estos dos cambios hacen que la cruz ya no se adapte bien ni a la imagen ni al nuevo paso. En 1959, tal y como se puede ver en la foto adjunta, el Señor sale con la cruz colocada a la manera en que la lleva el Nazareno del Silencio de la capital sevillana; pero en 1960 ya es sustituida por una arbórea, de mayores dimensiones y llevada sobre el hombro, como la antigua.

Procesión del Nazareno de Écija en 1959
(cuestiondecofradias.blogspot.com.es)


En 1965 se inician las conversaciones con la Hermandad de las Penas de Sevilla y, al final, se consigue la venta dos años después, lo que generó algún malestar en el mundo cofrade ecijano al perder la ciudad un objeto de tan gran valía. En 1968 fue restaurada bajo la dirección de Juan Carrero Rodríguez y la participación de varios artesanos. Fue ampliada con la adición de unos casquetes que imitaban el diseño original y que hacen que la cruz tenga actualmente unas dimensiones de 2,86 por 1,92 metros.

La cruz, en la actualidad
(imagen procedente de la web de la
Hermandad de las Penas de Sevilla)

Tal vez el futuro nos depare nuevos descubrimientos acerca de más piezas salidas del ingenio y la pericia de este andujareño que merece figurar en la nómina de otros grandes artistas que han ofrecido lo mejor de sí mismos para acrecentar el caudal artístico de nuestras hermandades.

Detalle de la cruz
(cuestiondecofradias.blogspot.com.es)



FUENTES:

GARCÍA LEÓN, Gerardo; “La cruz de las Penas de San Vicente”, Laboratorio de Arte, 6, (1993), pp. 327-341.