RODOLFO
GIL TORRES
(1901 –
1975)
(benumeya.wordpress.com) |
Escritor. Periodista.
Interesante figura del
siglo pasado, que fue vínculo entre España (en especial, Andalucía)
y el mundo árabe, y cuya obra influyó en el pensamiento de Blas
Infante.
Su amor por lo árabe se
patentiza en que solía utilizar el segundo apellido materno
(Benumeya) añadiéndoselo a Gil Torres, y que en sus trabajos en
prensa usa un seudónimo de reminiscencias también arábigas como
“Amor y Benomar”.
Su padre fue el escritor,
periodista y senador cordobés Rodolfo Gil Fernández-Colón y su
madre, María Benumeya Torres Céspedes, granadina de origen morisco.
Aunque nuestro biografiado siempre se lamentaba por no haber nacido
en la ciudad de la Alhambra, último estertor de la cultura
arábigo-andaluza (“tenía que haber nacido en el carmen de San
Nicolás del Albaicín: ahí fui engendrado y mi madre se fue a
Andújar a los ocho meses [de gestación]”), vino a este mundo en
nuestra ciudad un cinco de junio de 1901. No obstante, ya que sus
raíces no son andujareñas, es curioso que alguien que amaba tanto
esta tierra y cuya forma de pensar entronca con el nacionalismo
andaluz, tuviera su cuna en la misma ciudad donde se constituyera en
1835 la Junta Suprema de las Andalucías.
El Albaicín (Wikipedia) |
Cuenta él mismo que a
los tres años ya estaba viviendo con su tía materna en Madrid, tras
la separación de sus padres, así que cabe pensar que tan solo este
breve espacio de tiempo lo pasaría en Andújar. En la capital de
España hizo sus estudios primarios y el Bachillerato y también allí
se licenció en Filosofía y Letras junto a los que serían puntales
de los estudios árabes en España, Julián Ribera y Miguel Assín
Palacios. Sus inquietudes pro-árabes lo llevaron enseguida a ampliar
estudios en el norte de África, en Argelia y Túnez más
concretamente. En 1925 Miguel Primo de Rivera lo envía a Marruecos
para dirigir una publicación española. Desde entonces su
vinculación con aquellas tierras fue total: profesor de arte
hispano-musulmán y de Historia de Marruecos en el Centro de Estudios
Marroquíes de Tetuán y después en el Instituto Libre de Tetuán,
vicesecretario de la Casa Universal de los Sefardíes y redactor en
Revista de tropas coloniales y Revista de la Raza.
Alfredo Cazabán se hace
eco en Don Lope de Sosa de la proyección cultural y política
de este hijo de Andújar y comenta con agrado la aparición de la
Cartilla patriótica Hércules (también
llamada Cartilla del español en Marruecos),
que pretendía ser un auxilio de los españoles del Protectorado para
desenvolverse en tierras marroquíes. Se anuncian otras parecidas
para los españoles residentes en el resto de países del Magreb,
pero esos proyectos parece que quedaron en nada.
Fotografía aparecida en D. Lope de Sosa |
En
1930 contrae matrimonio con Emilia Grimau (hermana del dirigente del
PCE, Julián Grimau, fusilado por el gobierno de Franco en 1963). De
esa relación nacerá su hijo Rodolfo (1931-2008), digno sucesor de
su padre en el estudio del mundo árabe.
En
1933-34 trabaja en la redacción de la revista Maghreb
de París, publicada por jóvenes intelectuales nacionalistas.
También ocupa el cargo de vicesecretario de la asociación
hispano-islámica.
Cuando
estalla la guerra civil, la familia Gil Grimau se halla en El Cairo,
en misión cultural, enviados allí por el general Beigbeder, (alto
comisionado español en Marruecos). En 1938, Rodolfo ejercerá como
profesor de estudios españoles en la residencia de estudiantes
marroquíes en la capital egipcia. De Egipto pasará a Argelia en
1940, donde trabajará como lector de español y árabe. Vuelve a
España en 1942, como miembro de la sección de política
internacional del Instituto de Estudios Políticos, colaborador de la
oficina de información diplomática del Ministerio de Asuntos
Exteriores y escribe en las revistas Arbor
y África, del CSIC.
Igualmente participa con Radio Nacional de España, en calidad de experto en temas árabes.
La familia en una fotografía del año 1940 (benumeya.wordpress.com) |
Durante
el franquismo defendió sus ideas, que se enmarcan dentro del
nacionalismo andaluz, de manera que no chocaran demasiado con el
régimen. No obstante, nunca disimuló su apoyo por la emancipación
de los pueblos árabes y así, en la década de los cincuenta, formó
parte de un grupo de intelectuales españoles que apoyaron las
reivindicaciones nacionalistas del norte de Marruecos. A partir del
fusilamiento de su cuñado, se alejó de sus contactos oficiales
españoles.
A
principios de los sesenta ocupó el despacho de prensa de la embajada
de la República Árabe Unida (la efímera unión entre Egipto y
Siria) en Madrid. Como recompensa por su labor en la embajada,
recibió en 1966 la Orden de la R.A.U. En 1970 fue nombrado
comendador de la Orden de África.
Falleció
en Madrid en 1975 de manera repentina.
(De www.todocoleccion.net) |
Su
defensa del legado andalusí y su lamento por la expulsión de los
moriscos influyeron en la ideología nacionalista de Blas Infante que
habla elogiosamente de Gil Torres. Como se ha visto, además, tuvo
que moverse entre su dependencia respecto de un régimen como el
franquista, tan poco amigo de los devaneos independentistas, la
colaboración con el Protectorado marroquí y su simpatía por los
nacionalismos del norte de África. Este difícil equilibrio se
plasma en su abundante bibliografía, donde siempre tiende puentes
entre una orilla y otra del estrecho de Gibraltar: Marruecos
andaluz, Estampas marroquíes, Hispanidad y arabidad, Andalucismo
africano, España y el mundo árabe, Claroscuro andaluz, etc. A
veces, ese apasionamiento pro-árabe lo condujo a defender
afirmaciones tan arriesgadas como la siguiente: “En Linares, como
en Andújar hablan con el acento arrastrado del egipcio familiar”
(sic.).
(De www.todocoleccion.net) |
De su
abundantísima colección de textos periodísticos, cabría destacar
una famosa entrevista con Lorca en La Gaceta Literaria donde
ambos abordan un tema tan querido para los dos como era el del cante
flamenco. Pero, ante todo, en sus muchos artículos y libros, hay una
idea que predomina por encima de todas: el necesario diálogo entre
Oriente y Occidente, algo que hoy sigue siendo poco menos que una quimera.
FUENTES:
CAZABÁN, Alfredo; “Literatos
jiennenses. Rodolfo Gil Torres (“Amor y Benomar”), Don Lope de
Sosa, XIV, (1926), pp. 37-39.
GIL BENUMEYA, Rodolfo; Marruecos andaluz. Madrid, Ediciones de la Vicesecretaría de Educación Popular, 1943.
LÓPEZ ENAMORADO, María
Dolores; “La mirada del otro: la visión del africanismo español
(el Gil Benumeya de los años veinte)”. In ZAMORA, Elías y MAYA,
Pedro (edits.), Relaciones interétnicas y multiculturalidad en el
Mediterráneo Occidental. Melilla, 29-31 octubre 1997. Sevilla,
Librería Andaluza, 1998.
PALOMARES, José; “La oscura raíz
del grito. Blas Infante, Federico García Lorca y Rodolfo Gil
Benumeya en torno al cante jondo”, La madrugá, 4, (2011),
1-19.
VARIOS, Jaén. Tomo IV, pág.
1344.
Wikipedia.
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