jueves, 30 de noviembre de 2017

FRAY DIEGO VERDEJO
(? - 1584)


Mártir mínimo

A veces los nombres de los que nos antecedieron tan solo dejan tras de sí una leve estela, con ecos que se repiten de tanto en tanto y que tampoco sabemos si responden a la verdad histórica o no. Es el caso de este fraile de la orden de San Francisco de Paula, que murió en 1584 martirizado. El padre Lucas de Montoya se refiere a él en su crónica de la Orden Mínima, publicada en 1619. Afirma que es español, pero no aporta más datos acerca de su patria chica, aunque, eso sí, apunta a que es de origen andaluz. Le da título de beato aunque no hay que tomarlo en sentido estricto. De hecho, su nombre no figura en la relación de miembros de la congregación franciscana mínima que han recibido ese reconocimiento. No obstante, da el dato interesante de que se le rinde culto “desde antiguo” en el convento de la Estela, en Nápoles, donde existe su efigie pintada.

Fachada de la iglesia della Stella, en Nápoles
(www.estudiosminimos.eu).


Sin mover una coma, tal cual lo plasma Francisco de Vilches en su compendio de santos jienenses (1653), aunque asegura que, sin duda alguna, era natural de Andújar. Ni que decir tiene que nuestro Terrones, aprovecha esta asignación del presunto mártir y beato para aumentar el censo de varones ilustres por su celo religioso en su imprescindible obra sobre San Eufrasio y Andújar, que verá la luz cuatro años después del libro del Vilches.

Nada más tenemos que aportar. No hay datos que corroboren lo que dicen estos tres autores. Figura la entrada de este posible paisano andujareño en la web de la Orden Mínima, aunque nadie hasta ahora ha tratado de completar con elementos fiables la biografía de este fraile. Como otras veces hemos hecho, podemos fantasear (que nos perdonen los historiadores) con un joven Diego, embebido por la leyenda de San Francisco, cruzando sobre su manto el estrecho de Mesina, deseando seguir la estela de quien sembró en Andújar tan fértil semilla, al crearse a finales del siglo XV dos cenobios dedicados a la vida contemplativa, siendo el de mujeres el primero creado en el mundo. También podemos hacer volar la imaginación y ver al joven Diego entrando por vez primera en el convento que la Orden tenía en ese emblemático camino hacia el santuario de la Cabeza. Oraría su preces oyendo el discurrir del Tamujoso, remansándose antes de llegar a la llanura del fértil valle. Escucharía en la soledad de su celda el discurrir de los romeros camino del encuentro con la Virgen que era venerada muchas leguas arriba. Tendría, por último, el deseo de llevar la palabra de Dios a tierras lejanas, donde hallaría el martirio.

Uno de los pocos vestigios del convento de Mínimos en Andújar,
que aporta Jesús Palomino en su libro sobre las ermitas, capillas y
oratorios que existieron en la ciudad (op. cit., pág. 227)


¿Y en qué cruenta lucha entre la cruz y otras dialécticas tendría fin su vida? Quién sabe si en las cercanas Alpujarras, aunque la rebelión de los moriscos, que tanta sangre derramó, se produce sobre 1568. O tal vez en el más lejano Japón, aunque el inicio de las hostilidades entre los señores feudales y los cristianos acaecen a partir de 1587. En un caso y en otro, fechas que no coinciden con las de su fallecimiento, si es que hay que dar crédito a ese año como el de de su muerte.

En cuanto al cenobio citado por el padre Montoya, poco queda ya de su antigua fundación, ocurrida en 1571, ya que sufrió los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y hoy la iglesia y convento de Santa María de la Estrella, están muy transformados.

Como dato curioso, nos informa Jesús Palomino que en el nuevo convento de Mínimos de Andújar, en la actual calle Jesús María, y adonde se trasladaron en la segunda mitad del siglo XVII, existía una capilla de los Santos Mártires, con restos que trajo el padre Francisco Navarro de Roma, en 1667. ¿Estaría entre esas reliquias las de nuestro casi desconocido Diego Verdejo? A veces, cuando la historia no basta (nueva disculpa de mis amigos historiadores), es bueno fantasear aunque solo sea un poquito.


FUENTES:

MONTOYA, Padre Lucas de; Crónica general de la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula (1619).

PALOMINO LEÓN, Jesús Ángel; Ermitas, capillas y oratorios de Andújar y su término. Jáen, Diputación provincial, 2003.

TERRONES ROBLES, Antonio; Vida, martirio, translación y milagros de San Eufrasio Obispo y Patrón de Andújar. Edición facsímil: Jaén, diputación provincial, 1996.

VILCHES, Padre Francisco de; Santos y santuarios del Obispado de Jaén y Baeza (1653).



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