ANTONIO ALCALÁ VENCESLADA
(1883-1955)
Escritor, folclorista, filólogo, enamorado de Andalucía.
Vino al mundo en las postrimerías del siglo XIX, dos años después de la constitución en Sevilla de la sociedad El Folk-Lore Andaluz, alma mater de los estudios sobre tradiciones y costumbres populares andaluzas. Justamente, el secretario de dicha sociedad (que impulsó y presidió don Antonio Machado y Álvarez, Demófilo), alentó años después en el espíritu de Alcalá el gusto por lo popular: don Francisco Rodríguez Marín, unido a nuestro biografiado por amistad y trabajo, ya que fueron numerosas y continuadas las colaboraciones entre los dos andaluces.
La formación académica de Alcalá Venceslada se inició en el colegio de jesuitas de Zaragoza, pasando después a El Palo (Málaga) para concluir sus estudios de bachiller en el Santo Tomás de Jaén. En 1902 ingresó en el Real Colegio de San Bartolomé y Santiago de Granada (como hicieran siglos antes otros andujareños ilustres, entre ellos el obispo Terrones del Caño) para cursar las carreras de Derecho y Filosofía y Letras. En 1915 obtuvo por oposición unan plaza en el cuerpo de archiveros, bibliotecarios y arqueólogos, siendo destinado a una biblioteca de la Universidad de Santiago de Compostela. Allí colaboró en El Diario de Galicia, bajo los seudónimos de Tucho Castelo y Maese Gil. Consiguió el traslado al archivo de la delegación de Hacienda de Cádiz en 1917, intensificando entonces sus colaboraciones periodísticas. Dos años más tarde pasó a Huelva, y en 1920 a Jaén. Desde este momento, Alcalá se convirtió en personaje muy popular de la capital jienense, dentro del ambiente cultural que en la provincia propiciaba, sobre todo, el grupo formado en torno a Alfredo Cazabán y la revista Don Lope de Sosa.
(De villademarmolejo.es) |
El mismo año de su traslado a Jaén contrajo matrimonio con doña Isabel Muñoz-Cobo Muñoz-Cobo. En 1921 comenzó su docencia en el Instituto de Bachillerato como catedrático. Tras la guerra civil, detentó varios cargos políticos en el Ayuntamiento de Jaén. Llegó a ser correspondiente de la Academia de la Historia, de la Lengua; y consejero del Instituto de Estudios Giennenses.
Su obra pareció relegarse a un segundo plano tras su muerte; pero en los últimos años se ha visto revalorizada, sobre todo desde el homenaje que, con motivo del centenario de su nacimiento, le tributaron Andújar y Jaén. El amor hacia la tierra andaluza y sus gentes, su inmensa curiosidad por desentrañar las esencias de este pueblo y una personalidad campechana y expansiva son rasgos inequívocos de don Antonio. Y todo ello se puede comprobar acudiendo a su obra.
Dibujo del autor (aportado por Fran Carriscondo) |
Acercarse, por ejemplo, a De la solera fina (1925) es penetrar en el alma de un poeta joven que se siente subyugado por el polo y la caña, que ha recorrido las callejas en penumbra de Córdoba y Sevilla, que ha sentido la pujanza adolescente ante la mirada de una mujer de ojos negros.
Flores de Sierra Morena
¿no os da envidia de mirar
los ojitos de mi nena?
En Cuentos de Maricastaña (1930) nuestro paisano sabe manejar con gran sabiduría el apólogo tradicional, sazonándolo lo suficiente como para averiguar la filiación del autor.
Reimpresión de Cuentos de Maricastaña |
Algo más alejado del folclorismo del que bebió don Antonio, La flor de la canela (1946) parece deber mucho más al andalucismo de los Quintero.
Portada de La flor de la canela |
La buena simiente (1933) es un compendio de todo su saber y su arte:
Porque a la risueña Elisa
un diente se le cayó,
desde tal punto dejó
de brindarnos su sonrisa:
que a eso puede conducir
la presunción de una bella;
que por no mostrar su mella
deja hasta de sonreír.
Alcalá Venceslada dejó también su inconfundible sello personal en multitud de narraciones en prosa, como Del lobo, un pelo (1925) o Las campanas del santuario (inédita); tocó el estudio biográfico (Don Manuel Muñoz Garnica (1923)); y llenó de colaboraciones las publicaciones periódicas de su época (Blanco y Negro, El Liberal, El Guadalquivir, Vida literaria, Don Lope de Sosa, Paisaje, diario Jaén, etc.)
Fue asimismo un enamorado de la Virgen de la Cabeza. Quizás su mayor contribución a la secular devoción fue el proyecto del Rosario Monumental, en el que instó a participar a la flor y nata de la poesía andaluza del momento.
Ante el Alcalá literato está el estudioso, el erudito, siempre atento a las cosas de su tierra, recopilando pacientemente refranes y cancioncillas. Su Vocabulario andaluz es una obra que hay que valorar en su justa medida, no como trabajo científico, pero sí como contribución inapreciable al conocimiento del léxico andaluz, siendo, desde su primera edición (1934), referencia obligada de todos aquellos que se acercan a escudriñar los entresijos de las hablas andaluzas.
Edición de 1981 (www.todocoleccion.net) |
Rememorar a Alcalá Venceslada es traer al presente una Andalucía de acusados contrastes: la Andalucía del tópico y el hambre, de la beatería exacerbada y el latifundio; una Andalucía a la que Alcalá cantó, glosó y estudió desde su visión personal y, sobre todo desde un cariño inmenso por su tierra.
Por último, hay que citar la investigación llevada a cabo en los últimos años por Carriscondo Esquivel respecto de la obra de nuestro paisano, cuyo esfuerzo se plasma en varios artículos científicos y en los libros Literatura y dialectología. La obra de Antonio Alcalá Venceslada y Lingüistica, lexicografía, vocabulario dialectal. El Vocabulario andaluz de A. Alcalá Venceslada. La asociación cultural Altozano le dedicó un homenaje en 1995 y el ayuntamiento de Marmolejo publicó dos años después las conferencias pronunciadas en ese acto. En el año 2005 el ayuntamiento de Andújar le dedicó una calle e inauguró un monolito sito en la avenida de Blas Infante. Igualmente recibe su nombre el certamen internacional de poesía de la ciudad que lo vio nacer y un aula del palacio de los Niños de don Gome, que alberga distintos actos culturales.
FUENTES:
CABALLERO VENZALÁ, Manuel; Diccionario bio-bibliográfico del Santo Reino. Jaén, Diputación provincial, 1979; tomo I.
CAZABÁN, Alfredo; "Nuestros escritores: Antonio Alcalá Venceslada", Don Lope de Sosa, 1923 (pp. 99-102).
RUIZ CABRIADA, A.; Bio-bibliografía del cuerpo facultativo de archiveros, bibliotecarios y arqueólogos. Madrid, dirección general de archivos, bibliotecas y museos, 1958; pp. 17-18.
http://cuadernos.webcindario.com/menu2/carriscondo/01_carriscondo.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Alcal%C3%A1_Venceslada
FUENTES:
CABALLERO VENZALÁ, Manuel; Diccionario bio-bibliográfico del Santo Reino. Jaén, Diputación provincial, 1979; tomo I.
CAZABÁN, Alfredo; "Nuestros escritores: Antonio Alcalá Venceslada", Don Lope de Sosa, 1923 (pp. 99-102).
RUIZ CABRIADA, A.; Bio-bibliografía del cuerpo facultativo de archiveros, bibliotecarios y arqueólogos. Madrid, dirección general de archivos, bibliotecas y museos, 1958; pp. 17-18.
http://cuadernos.webcindario.com/menu2/carriscondo/01_carriscondo.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Alcal%C3%A1_Venceslada
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