miércoles, 14 de noviembre de 2012

MANUEL DE CASTRO Y PADILLA
(1573 - ?)

(De lapatrienlinea.com)

Fundador de la ciudad de Oruro.

Entre los andujareños que se fueron a “hacer las Américas” hay que mencionar de manera muy especial el nombre de este paisano, nacido en el año 1573 y que fuera bautizado en la parroquial de Santa María La Mayor un veintiocho de diciembre. Como tantas veces ocurre, es un desconocido en su patria chica, pero todos los años los habitantes de Oruro recuerdan que su creación se debió a este Manuel de Castro, cuya estatua preside una céntrica plaza de la ciudad, que además lleva su nombre. En la actualidad, Oruro es una ciudad boliviana, capital del departamento del mismo nombre y que, con sus 335.700 habitantes fue durante siglos un centro minero de especial relevancia. Además, sus 3.706 metros sobre el nivel del mar la convierten en una de las poblaciones más altas de América del Sur. Los historiadores locales recuerdan cómo el primer día del mes de noviembre de 1606 el que entonces era un joven jurisconsulto, y a la sazón oidor de la Real Audiencia de Charcas desde 1603, fundó su ciudad bajo el nombre de “Real Villa de San Felipe de Austria”, en honor del monarca Felipe III. 
 
Monumento a Manuel de Castro (www.Tiwy.com)
Es extraño, ciertamente, que no fuera un militar el encargado de ratificar la fundación de esta antigua colonia minera; pero se le dio este privilegio ya que fue Manuel de Castro quien reunió los datos que posibilitaron la creación de la nueva villa. En aquella época ya había población en la zona donde trabajaban tanto españoles como aborígenes explotando las ricas minas de plata, en un asentamiento que recibía el nombre de San Miguel de Uru-Uru; pero ciertamente la corona española deseaba una explotación a mayor escala y, para ello, había que poner las bases para diseñar una urbe de mayores dimensiones. Incluso se le facultó para que estableciera los límites de la nueva villa. Dejó escrita una Relación del nuevo descubrimiento de las minas ricas del asiento de San Miguel de Oruro de la provincia de Paria, jurisdicción de la Real Audiencia de la Plata y villa de San Felipe de Austria, que en ella fundó el licenciado don Manuel de Castro y Padilla, que fue escrita sobre 1610 ó 1630.

Panorámica de la ciudad de Oruro (www.amlatina.org)
Nuestro personaje pertenecía a una noble familia: burgalesa por parte de padre (el licenciado don Alonso de Castro del Castillo, natural de Castrojeriz, y alcalde mayor de Andújar) y jerezana por parte de madre (doña Inés de Vera y Padilla). Tuvo cuatro hermanos, de los cuales, uno de ellos, don Luis Antonio, fue inquisidor de Lima. Se licenció en leyes en el Colegio Mayor de San Bartolomé de Salamanca y, como antes se ha dicho, muy joven alcanzó puestos de gran importancia en la judicatura del Nuevo Mundo.
Se casó en dos ocasiones: primero, con una hija del santiaguista don Pedro Messía; y después, con una dama limeña, doña Ana María Isázaga y Zárate, siendo apadrinados por el marqués de Monteselaros y virrey del Perú, don Juan de Mendoza y Luna. Por tanto, su noble linaje se vio fortalecido por estos dos matrimonios y la historia nos sigue contando de qué manera su descendencia siguió ocupando puestos de relevancia en las tierras americanas. De hecho, un nieto suyo, José de Castro Isázaga fue alcalde ordinario de Lima en 1676.
Desconocemos la fecha de fallecimiento de nuestro biografiado y son, obviamente, un error tanto la del natalicio (1490) como la de su defunción (1552) que figuran en la reseña que en su momento se hiciera con motivo de la emisión de un sello con su efigie en el año 1966. No obstante, y en referencia a esto, quizás se trate del único andujareño inmortalizado por la fábrica nacional de moneda y timbre en una estampilla de correos.
Sello de 1966 (www.todocoleccion.net)

Para los orureños es motivo de orgullo esta fundación y realizan actos de recordatorio, incluso escenificaciones del día de la creación de su villa. En 2006, por ejemplo, tuvo lugar una interpretada por escolares donde se intentó reproducir al detalle lo que las crónicas de la época relatan: cómo fue pregonado el veintinueve de octubre el decreto de fundación; cómo fue oficiada una misa solemne por el el vicario Martín Abbad Usúnsulo el día de Todos los Santos; y cómo, al finalizar la celebración religiosa, se le tomó juramento a don Manuel de Castro, quien con voz recia afirmó “Sí, juro y amén”, en alusión a crear una villa que acatara en todo al rey de España.
Además, para los habitantes de Oruro, este fue el inicio de una época floreciente, tanto en los años de dominación española como, más tarde, cuando se alcanzó la independencia. Siglos dichosos que contrastan con la actual decadencia, tras haberse agotado sus minas tiempo ha. No obstante, la ciudad parece salir de su letargo todos los años cuando celebra el carnaval, declarado en 2001 por la UNESCO “obra maestra del patrimonio cultural de la Humanidad”.
Una calle que recuerde en Andújar la importancia que al otro lado del océano tuvo este destacado paisano nuestro e incluso un hermanamiento con la ciudad de Oruro podrían hacer justicia a la historia.



FUENTES:

LOHMANN VILLENA, Guillermo; Los americanos en las órdenes nobiliarias. Tomo I. Madrid, CSIC, 1993. Biblioteca de Historia de América.





2 comentarios:

  1. Es efectivamente todo un desconocido, que merece con justicia un reconocimiento en su patria chica. Además su hermano, Luis Antonio,nacido en Alcalá la Real, fue otro gran personaje en américa, entusiasta devoto de la Morenita, contribuyendo a la expansión de su culto fundando y financiando a su costa la capilla de Nuestra Señora de la Cabeza en Lima en 1639, nombrando a la Inquisición como su protectora, siendo a la sazón inquisidor y más tarde Obispo de la Paz. Su padre, el Licenciado Alonso Castro del Castillo fue antes corregidor de Alcalá la Real, donde nació Antonio Luis que fue bautizado en la Iglesia Abacial de Santa María la Mayor de la Mota en 1570.

    Antonio Aguilera, alcalaíno afincado en Málaga.

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  2. Gracias por la información acerca del otro hermano. Es sangrante, como andujareño, que en Sevilla tenga Manuel de Castro una calle y en Andújar se desconozca prácticamente todo sobre él. No digo nada nuevo si afirmo que, al desconocer el pasado, es difícil trabajar con la mirada puesta en el futuro, y poco, muy poco, se puede valorar el presente.

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