MANUEL DE CASTRO Y PADILLA
(1573
- ?)
(De lapatrienlinea.com) |
Fundador de la ciudad de Oruro.
Entre los andujareños que se fueron a “hacer las
Américas” hay que mencionar de manera muy especial el nombre de
este paisano, nacido en el año 1573 y que fuera bautizado en la
parroquial de Santa María La Mayor un veintiocho de diciembre. Como
tantas veces ocurre, es un desconocido en su patria chica, pero todos
los años los habitantes de Oruro recuerdan que su creación se
debió a este Manuel de Castro, cuya estatua preside una céntrica
plaza de la ciudad, que además lleva su nombre. En la actualidad,
Oruro es una ciudad boliviana, capital del departamento del mismo
nombre y que, con sus 335.700 habitantes fue durante siglos un centro
minero de especial relevancia. Además, sus 3.706 metros sobre el
nivel del mar la convierten en una de las poblaciones más altas de
América del Sur. Los historiadores locales recuerdan cómo el primer
día del mes de noviembre de 1606 el que entonces era un joven
jurisconsulto, y a la sazón oidor de la Real Audiencia de
Charcas desde 1603, fundó su
ciudad bajo el nombre de “Real Villa de San Felipe de Austria”,
en honor del monarca Felipe III.
Monumento a Manuel de Castro (www.Tiwy.com) |
Es extraño, ciertamente, que no fuera un militar el
encargado de ratificar la fundación de esta antigua colonia minera;
pero se le dio este privilegio ya que fue Manuel de
Castro quien reunió los datos que posibilitaron la creación de la nueva villa. En aquella época ya había población en la zona donde trabajaban tanto españoles como aborígenes explotando las ricas minas de plata, en un asentamiento que recibía el nombre de San Miguel de Uru-Uru; pero ciertamente la corona española deseaba una explotación a mayor escala y, para ello, había que poner las bases para diseñar una urbe de mayores dimensiones. Incluso se le facultó para que estableciera los límites
de la nueva villa. Dejó escrita una Relación del nuevo descubrimiento
de las minas ricas del asiento de San Miguel de Oruro de la provincia
de Paria, jurisdicción de la Real Audiencia de la Plata y villa de
San Felipe de Austria, que en ella fundó el licenciado don Manuel de
Castro y Padilla, que fue escrita sobre 1610 ó 1630.
Panorámica de la ciudad de Oruro (www.amlatina.org) |
Nuestro personaje pertenecía a una noble familia:
burgalesa por parte de padre (el licenciado don Alonso de Castro del
Castillo, natural de Castrojeriz, y alcalde mayor de Andújar) y
jerezana por parte de madre (doña Inés de Vera y Padilla). Tuvo
cuatro hermanos, de los cuales, uno de ellos, don Luis Antonio, fue
inquisidor de Lima. Se licenció en leyes en el Colegio Mayor de San
Bartolomé de Salamanca y, como antes se ha dicho, muy joven alcanzó
puestos de gran importancia en la judicatura del Nuevo Mundo.
Se casó en dos ocasiones: primero, con una hija del
santiaguista don Pedro Messía; y después, con una dama limeña,
doña Ana María Isázaga y Zárate, siendo apadrinados por el
marqués de Monteselaros y virrey del Perú, don Juan de Mendoza y
Luna. Por tanto, su noble linaje se vio fortalecido por estos dos
matrimonios y la historia nos sigue contando de qué manera su
descendencia siguió ocupando puestos de relevancia en las tierras
americanas. De hecho, un nieto suyo, José de Castro Isázaga fue
alcalde ordinario de Lima en 1676.
Desconocemos la fecha de fallecimiento de nuestro
biografiado y son, obviamente, un error tanto la del natalicio (1490)
como la de su defunción (1552) que figuran en la reseña que en su
momento se hiciera con motivo de la emisión de un sello con su
efigie en el año 1966. No obstante, y en referencia a esto, quizás
se trate del único andujareño inmortalizado por la fábrica
nacional de moneda y timbre en una estampilla de correos.
Sello de 1966 (www.todocoleccion.net) |
Para los orureños es motivo de orgullo esta fundación
y realizan actos de recordatorio, incluso escenificaciones del día
de la creación de su villa. En 2006, por ejemplo, tuvo
lugar una interpretada por escolares donde se intentó reproducir
al detalle lo que las crónicas de la época relatan: cómo fue
pregonado el veintinueve de octubre el decreto de fundación; cómo fue oficiada una misa solemne
por el el vicario Martín Abbad Usúnsulo el día de Todos los Santos; y cómo, al finalizar la celebración religiosa, se le tomó juramento a don Manuel de Castro, quien con voz recia afirmó
“Sí, juro y amén”, en alusión a crear una villa que acatara en
todo al rey de España.
Además, para los habitantes de Oruro, este fue el inicio de una época
floreciente, tanto en los años de dominación española como, más
tarde, cuando se alcanzó la independencia. Siglos dichosos
que contrastan con la actual decadencia, tras haberse agotado sus
minas tiempo ha. No obstante, la ciudad parece salir de su letargo todos los años cuando celebra el carnaval, declarado en 2001 por la UNESCO
“obra maestra del patrimonio cultural de la Humanidad”.
Una calle que recuerde en Andújar la importancia que
al otro lado del océano tuvo este destacado paisano nuestro e
incluso un hermanamiento con la ciudad de Oruro podrían hacer
justicia a la historia.
FUENTES:
LOHMANN VILLENA, Guillermo; Los americanos en las
órdenes nobiliarias. Tomo I. Madrid, CSIC, 1993. Biblioteca de
Historia de América.
Es efectivamente todo un desconocido, que merece con justicia un reconocimiento en su patria chica. Además su hermano, Luis Antonio,nacido en Alcalá la Real, fue otro gran personaje en américa, entusiasta devoto de la Morenita, contribuyendo a la expansión de su culto fundando y financiando a su costa la capilla de Nuestra Señora de la Cabeza en Lima en 1639, nombrando a la Inquisición como su protectora, siendo a la sazón inquisidor y más tarde Obispo de la Paz. Su padre, el Licenciado Alonso Castro del Castillo fue antes corregidor de Alcalá la Real, donde nació Antonio Luis que fue bautizado en la Iglesia Abacial de Santa María la Mayor de la Mota en 1570.
ResponderEliminarAntonio Aguilera, alcalaíno afincado en Málaga.
Gracias por la información acerca del otro hermano. Es sangrante, como andujareño, que en Sevilla tenga Manuel de Castro una calle y en Andújar se desconozca prácticamente todo sobre él. No digo nada nuevo si afirmo que, al desconocer el pasado, es difícil trabajar con la mirada puesta en el futuro, y poco, muy poco, se puede valorar el presente.
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