FRAY
MARTÍN DE LA ASUNCIÓN
(S.
XVI - XVII)
Fraile carmelita.
Andújar tuvo su Carmen, recoleto convento enclavado en el corazón
mismo de la ciudad medieval. Cuentan las crónicas que a punto
estuvieron de acompañar a la Morenita en su aislamiento serrano,
pero quiso el destino que al final terminaran tras la casa del
Concejo, en un espacio bastante reducido para lo que eran las
fundaciones conventuales de antaño. Y allí permanecieron hasta los
aciagos tiempos de la desamortización. De aquello nos ha quedado un
topónimo en nuestro callejero, los restos de la iglesia enmascarados
en lo que fue hasta hace unos años célebre salón de bodas, y
varias advocaciones de Pasión, amén del culto a la Virgen del
Carmen capitalizado hoy por el grupo parroquial que le sigue
rindiendo pleitesía en la parroquia de la Lagunilla.
Lugar donde estuvo enclavado el convento del Carmen |
Pero además, merced a una de las esposas del conde de La Quintería
(me refiero a don Rafael), personaje del que habrá que hablar por
extenso en otra entrada, tenemos en Andújar esa joyita de valor
incalculable, cual es la colección de aforismos de San Juan de la
Cruz, Dichos de luz y amor. Esta obra se mantuvo durante
algunas décadas en el retablo del Cristo de la Paciencia (otra
advocación que nos ha legado el Carmen andujareño) y ahora se
custodia con las debidas medidas de seguridad en la propia iglesia de
Santa María. No en vano es, según los expertos, el único
manuscrito de San Juan del que puede asegurarse estar escrito de su
puño y letra.
Pues bien, todos estos prolegómenos nos llevan a presentar hoy a un
fraile carmelita, compañero de fatigas del santo que, al parecer era
de Andújar. Así, por lo menos, se asevera en el estudio que
acompaña a la edición facsímil de los Dichos de 1979. De él
se dice que fue novicio del propio Juan de Yepes, amigo suyo y
compañero de viaje en su deambular por Andalucía. En la Historia
del venerable padre Fray Juan de la Cruz, primer descalzo carmelita
(Madrid, 1641) el autor, fray Jerónimo de San José, lo cita en
varias pasajes de la obra y siempre destacando cierta complicidad
entre los dos, como en aquella ocasión en que lo mandó de Córdoba
a Sevilla con un grupo de novicios y fray Martín le pidió algo de
dinero para el camino. San Juan le dijo que no era necesario, pues la
Providencia de Dios proveería. Y así fue que realizaron el viaje
sin ningún inconveniente y recibiendo limosnas por donde pasaban, de
tal manera que cuando volvió fray Martín a Córdoba aún le
sobraron trescientos reales que entregó al padre procurador,
respondiéndole San Juan: “Más quisiera que volviera muy santo,
con haber padecido menguas y trabajos, que tan proveído y sobrado
sin merecerlo”.
Relicario que guardó durante siglos el manuscrito de San Juan |
Está junto a nuestro excelso místico en Guadalcázar (cerca de
Córdoba) cuando enfermó gravemente, pero tranquiliza a fray Martín
con estas palabras: “no es llegada la hora de mi muerte, aunque más
digan los médicos; sí padeceré mucho en esta enfermedad, pero no
moriré de ella, que no está bien labrada la piedra para edificio
tan santo”. Se dice que allí, en Guadalcázar, fray Martín se
quedó con la cadena-cilicio de San Juan y que la guardó como
reliquia, atribuyéndose a ella la curación de un enfermo que,
agradecido, se hizo carmelita.
S. Juan de la Cruz |
Son varios los testimonios de fray Martín en el proceso de
beatificación que se inicia en 1627. Amén del milagro del cilicio,
fray Martín aseguraba que el santo se le había aparecido en varias
ocasiones cuando ya estaba en el convento de Andújar, favoreciéndolo
con muchas mercedes. Hay una referencia muy clara respecto de la obra
cumbre del místico, el Cántico espiritual: en los textos que
sirven para otorgarle la categoría de beato se refiere lo siguiente:
“por los caminos, cuando caminaba, le vido este testigo [en
referencia a fray Martín] que iba cantando muchos himnos de Nuestra
Señora y Salmos de David y versos de los Cantares”.
Queda, pues, en la nebulosa del pasado la vida de este humilde
fraile cuya vinculación con una de las grandes personalidades de
nuestra literatura y de la propia iglesia católica, parece que fue
ciertamente relevante. Otro dato más para engrandecer el pasado
carmelitano de Andujar.
FUENTES:
CRUZ, San Juan de la; Dichos de luz y amor. Códice de Andújar.
Madrid, Editorial de Espiritualidad, 1979.
GONZÁLEZ SÁNCHEZ, Carlos Alberto, Grafías del imaginario:
representaciones culturales en España y América. Madrid, FCE,
2003.
RAMOS ESPEJO, Antonio; Andaluzas, protagonistas a su pesar.
Sevilla, Centro de estudios andaluces, 2010.
SAN JOSÉ, Fray Jerónimo de; Historia del venerable padre Fray
Juan de la Cruz, primer descalzo carmelita. Madrid, 1641.
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