sábado, 21 de julio de 2012


JUAN DEL CAÑO
(1520 ó 1521 – 1583)



Polígrafo

En el pasado de nuestra ciudad destaca este personaje, infatigable estudioso, intérprete de las Sagradas Escrituras, que mereció en su época elogios diversos, destacando los de Arias Montano, al que le unió tanto la amistad como la curiosidad por el mundo que les rodeaba. En su monumental obra, Rhetoricorum, le dedica encendidos elogios, poniendo a su amigo Juan ("Cannum, dulce mihi nomen") como ejemplo de hombre versado en lenguas. De don Juan se cuentan portentosas hazañas intelectuales, como que a los dieciséis años ya estaba estudiando en Salamanca y que, con gran rapidez, aprendió latín y griego. En poco tiempo, y debido a su facilidad de estudio, sustituyó a su maestro León de Castro en la cátedra de griego. A las lenguas latinas y griegas unió enseguida el conocimiento del hebreo. Y no solo usó estos idiomas como herramientas filológicas, sino que experimentó con ellos, llegando a ser un consumado poeta en las tres lenguas. Hay quien dice, incluso, que murió recitando versos compuestos en estos idiomas.

Benito Arias Montano (es.wikipedia.org)

Todo el mundo del saber le interesaba: fue músico, matemático, astrólogo, especialista en aritmética y geometría... Durante treinta años ocupó la cátedra de Escritura, siendo el primer catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela, prosiguiéndola en León y acabando en Salamanca. 

No obstante, para Andújar, su ciudad, el legado de don Juan es otro: fruto de sus sesudas investigaciones fue el determinar que la antigua Iliturgi se correspondía con su patria chica, y que la labor evangélica de San Eufrasio lo ligaba, pues, con su pueblo. En 1561, desde León, envió dos cartas (a los cabildos eclesiástico y seglar de Andújar) donde defendía esta relación entre el varón apostólico y su ciudad natal. Al parecer, nunca llegaron a publicarse, pero fueron determinantes para que se iniciara el proceso que culminó con la traída de las reliquias de San Eufrasio a Andújar, labor en la que se afanó su sobrino, Francisco Terrones del Caño (a quien protegió de forma especial y a quien enseñó la lengua hebrea). Hoy sabemos cuán equivocado andaba nuestro sabio andujareño, ya que las excavaciones han dejado muy claro que es Isturgi lo que se encontraba en el cercano lugar de Los Villares, siendo la actual Mengíbar la heredera de aquella mítica ciudad de Iliturgi. Pero la historia es la que es, y desde ese momento, Andújar rinde culto a su santo patrón, y los andujareños somos también iliturgitanos, y ahí andan tanto lingüistas como historiadores lidiando acerca de la corrección o no en cuanto al uso de este gentilicio de raíces latinas. Sea como fuere, el caso es que se puede considerar a don Juan como el iniciador de la investigación histórica en Andújar, labor que continuaría años después un descendiente suyo: el historiador local Terrones Robles.

Monedas de Iliturgi (www.moneda-hispanica.com)

Su contribución a la religiosidad local fue recogida en las famosas rimas que Lupercio Leonardo de Argensola dedicó al traslado de las reliquias de San Eufrasio a Andújar:

[…] Hasta que un hijo tuyo agradecido,
Insigne por virtudes y por ciencia,
Descubrió lo que el tiempo había escondido.
Restituyote al fin sin competencia,
Con el antiguo nombre la memoria,
Tu derecho, legítima y herencia:
Caño, Doctor de la Sagrada historia
En la ciudad que, como un tiempo Atenas,
A Grecia daba da a su España gloria.
¡Oh Caño! Si de flores dexas llenas
Las orillas del Tormes, no podías
Dexar las de tu Betis como agenas.
Las antiguas historias revolvías:
Líneas también echabas por el cielo
Con devota oración noches y días:
Hasta que hallando de tu patria suelo
El antiguo blasón, se comunica
A tu noble ciudad tu santo zelo.
Luego un famoso templo le dedica,
Y en la sagrada fuente a los Infantes
Tu nombre, Eufrasio, el sacerdote aplica:
Y Andújar viere tus reliquias antes,
Si Dios no le llevara a ser vecino
De los muros eternos y triunfantes.

San Eufrasio  (elblogdecassia.blogspot.com)


 Pues sí, don Juan del Caño no pudo presenciar el traslado de las reliquias, labor en la que invirtieron tanto esfuerzo tanto Francisco Terrones como su hermano Mauro, ya que falleció en Salamanca un siete de noviembre de 1583, catorce años antes de que se produjeran los hechos que glosaba el poeta zaragozano. Sí que fue testigo, sin embargo, de la dedicación de la iglesia mayor del convento de frailes trinitarios a San Eufrasio, acontecimiento que tuvo lugar un dieciocho de octubre de 1576, y en cuyo acto predicó nuestro sabio.


FUENTES:

ARIAS MONTANO, Benito; Rhetoricorum, lib. IV.
CABALLERO VENZALÁ, Manuel; Diccionario biobibliográfico del Santo Reino. Jaén, Diputación, 1986. Tomo II.
LEONARDO DE ARGENSOLA, Lupercio, Rimas. Madrid, Imprenta Real, 1804. Tomo I.

TERRONES DEL CAÑO, Francisco; Obras completas. León, Junta de Castilla-León - Universidad, 2001. Estudio y edición de Francisco J. Fuente Fernández.
TORRES LAGUNA, Carlos de; Andújar cristiana. Andújar, La Puritana, 1956.

No hay comentarios:

Publicar un comentario