SOR LUCÍA YÁÑEZ
(1640
– 1710)
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Edición en sepia del cuadro de Luis Aldehuela
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Monja trinitaria
Al
tener a la vuelta del calendario la festividad de la Purísima, es
bueno recordar en el blog la figura de esta religiosa de la Orden de
la Santísima Trinidad, que ha pasado a la historia por una
premonición relatada ya en tantas ocasiones que forma parte de la
memoria colectiva de la ciudad: un 8 de diciembre de 1679, sor Lucía,
en compañía de sus hermanas de religión, se hallaba contemplando,
tras las celosías del convento, la procesión de la Cofradía de la
Inmaculada Concepción del extinto convento de San Francisco. En un
momento dado, nuestra monja advirtió que los integrantes del cortejo
simulaban ser esqueletos que se arrastraban pesadamente sobre el
empedrado de la calle. Sor Lucía tuvo claro que un gran mal se
cernía sobre su pueblo y rogó al Cabildo que se aprestara a
prepararse para lo peor: el azote terrible de una epidemia, como
otras que habían azotado esta tierra en tiempos pasados. Al margen
de las lógicas prevenciones que pudieran tomar los munícipes,
nuestra monja hizo resaltar la importancia de agradar a Dios para que
la enfermedad no hiciera excesiva mella en sus conciudadanos y así,
se prohibieron las representaciones teatrales mundanas. Cabe pensar
en el perjuicio que acarrearía esta decisión a la gente de la
farándula pero el hecho es que desde ese momento la antigua casa de
comedias dejaría de perder su función paulatinamente y se
transformó después en casa consistorial hasta el día de hoy.
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Antigua fotografía de la calle 22 de julio, |
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La
visión de sor Lucía tuvo su ya conocido correlato en la peste que
sufrió Andújar pocos meses después y que se saldó, según datos
de las actas capitulares, con el fallecimiento de unas seis mil
personas: el mayor impacto demográfico negativo sufrido por la
ciudad a partir de una epidemia que tuvo, lógicamente, su
repercusión en la economía andujareña, todo ello estudiado por
Enrique Gómez Martínez. La tradición oral extendió en su momento
que los apestados que se acercaban al convento de madres trinitarias
y se rozaban contra sus muros lograban curarse. En sintonía con este
hecho también conocemos que los enfermeros de esos mismos apestados
vestían túnicas de la Cofradía del Nazareno de la Trinidad para
preservarse del contagio.
A
raíz de esta peste, el Cabildo realizó un voto solemne para
dedicarle todos los años un octavario a María Inmaculada y una
solemne fiesta con asistencia de los caballeros veinticuatro. Con el
correr de los siglos, la cofradía franciscana se extinguió, al
igual que la Hermandad de la Concepción que tenía su sede canónica
en San Bartolomé. Pero el testigo fue recogido por el cenobio
trinitario y en la actualidad, la Cofradía de la Inmaculada
Concepción sigue manteniendo viva esta tradición que se remonta a
más de tres siglos de antigüedad, con renovación incluida del voto
en el siglo XVIII con motivo del terremoto de Lisboa y en época más
reciente, a raíz de la pandemia de Covid.
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Inmaculada Concepción del siglo XVIII | |
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(www.odisur.es)
No
tenemos muchos datos de la vida de sor Lucía y estos se ciñen,
sobre todo, a lo que dejó escrito su confesor y las cartas de la
priora del convento al Definidor de la Orden. Ambos coinciden en que
era “natural, cándida, sencilla y sin género de malicia, doblez o
artificio. La candidez se junta a la gran cautela en las cosas de
Dios; muy grande silencio y miedo de hablar a otros fuera del padre
espiritual, tanto que por saber que algunas veces ha dicho algunas
predicciones o secretos de los corazones que la oían: unas veces sin
saber lo que decía, otras con la vehemencia de la pasión que le da
en el corazón sin poderse reprimir, padeciendo ansias mortales,
hasta decirlas”. Queda claro, pues, que no fue esta la única
revelación que tuvo, sino que sor Lucía parecía tener cierta
predisposición a las visiones, en consonancia con el ambiente
ultrarreligioso de la época. Tuvo también un hermano trinitario de
nombre Antonio, que profesó y vivió en Andújar. Ella, por su
parte, tomó los hábitos un 8 de septiembre de 1659, siguiendo al
erudito Ruiz Juncal. Y poco más se puede decir de nuestra religiosa,
salvo que falleció en su ciudad natal el 21 de diciembre de 1710.
Ojalá aparezca algún día la biografía que, al parecer, escribió
el marqués de la Merced y que pudiera contener más datos, aunque
quizás en clave hagiográfica.
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Fachada del convento de MM. Trinitarias |
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(Wikipedia)
Tras
el siglo de las luces y el positivismo del siglo posterior, donde el
sentimiento religioso intenta afianzarse desde luego no en las
supuestas visiones de una monja del Barroco, a finales del siglo XIX
se inicia el proceso de beatificación de sor Lucía, en paralelo al
del también paisano trinitario Marcos Criado, pero se abandonó en
1905 por la falta de pruebas documentales que afianzaran la santidad
de nuestra monja.

En
1980 la comunidad trinitaria de la ciudad y el Ayuntamiento
conmemoraron los tres siglos del vaticinio con actos culturales y
religiosos que tuvieron lugar en la iglesia conventual de la Limpia y
Pura Concepción, vulgo de Trinitarias. Ello fue el germen de la
actual Cofradía de la Inmaculada y motivó que el recordado Luis
Aldehuela pintara un cuadro con la efigie de sor Lucía que se ha
utilizado para encabezar esta entrada. Sor María Inmaculada Velasco
Peña escribió el himno a la venerable madre Lucía, con música del
también añorado Pablo Alcalde. En el año 2010 se representó la
obra teatral Sor Lucía, una mujer consejera de su pueblo,
escrita por Andrés Borrego Toledano y Juan Rubio Fernández.
FUENTES
BAREA
COLLADO, Manuel A.; Pasión y Gloria en Andújar. Andújar,
Ayuntamiento, 2022.
CABEZAS
AMURGO, Ángel; “Sor Lucía Yáñez, la monja visionaria de
Andújar”, Facebook Pasión por Andújar.
CARRISCONDO
ESQUIVEL, Francisco Manuel; “Nombres para una historia. Sor Lucía
Pérez Yáñez”, El Guadalquivir, 7 (sept. 1994), p. 30.
Nótese cómo aparece el apellido Pérez, ya que también se ha
barajado esta posibilidad para nuestra biografiada.
GÓMEZ MARTÍNEZ, Enrique; "Las trinitarias en Andújar. Cuatro siglos de historia". En Las trinitarias en Andújar. IV siglos de historia 1587-1987. Andújar, Comunidad de Monjas Trinitarias, 1989; pp. 81-114.
GÓMEZ
MARTÍNEZ, Enrique; “La Cofradía de la Inmaculada” (pp. 75-98),
en “La devoción a la Inmaculada Concepción de María en Andújar.
XXV años de su Cofradía (1981-2006)”. En VARIOS, La Cofradía
de la Inmaculada. XXV aniversario (1981-2006). Andújar, Cofradía
de la Inmaculada, 2008; pp. 75-106.
RUIZ
JUNCAL, Antonio; “Convento de Trinitarias de Andújar”, Mirando
al santuario, 36 (1925), p. 178.
VARIOS,
Vaticinio sobre un pueblo, Andújar. Conferencias con motivo de la
clausura del III centenario del vaticinio del cólera de 1680.
Andújar, 1982. Córdoba, Soc. Coop. Industrial Tipografía
Católica, 1982.